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viernes, 8 de marzo de 2019

8 DE MARZO Y LA ROSA ROJA LEONESA EN LLAMAS


8 DE MARZO Y LA ROSA ROJA 
LEONESA EN LLAMAS
POR MAITÉ CAMPILLO
El asesinato de la Rosa roja leonesa encaja en la primera tanda de crímenes por doquier, poco después de la conspiración internacional que desencadenó bajo las órdenes del “General”, el sangriento 18 de julio, como presagio de holocausto. Frío helador desgarrando carne en vida, detenida esperanza y apego cercando el tiempo de muerte. La denigran públicamente. Torturan su cuerpo un pelotón de depravados y violan, rocían con gasolina, queman y descargan metralla contra su cuerpo; contra todos sus sentidos su avance humano de la vida y concepción intelectual de superior inteligencia. Lunas negras en noches largas de tristeza y ansiedad, lucha y resistencia frente a la espeluznante figura en capa a caballo y tricornio; yugos, flechas, cruz pesada el sable del español en imperio de guerra. El franquismo existe nada sustancial a cambiado. Me uno a los que se preguntan y denuncian levantando antorchas contra el oscurantismo, que engendra la ignorancia a favor del golpe de Estado y holocausto contra la República, su población indefensa y sus líderes políticos; a favor de un falso 8 de marzo, alejado de la mano que meció su logro contra la tiranía y, me preguntó como mujer que tanta sangre costó ¿con qué derecho, en nombre de qué, de quién, cambian y tergiversan su naturaleza?

Ni la lluvia ni el sol son únicamente fenómenos naturales, hace tiempo que no llueve sobre cosechas de futuro, que no aletea la lluvia en cordón umbilical luminoso. Tiene que llover gente, a cantaros y pedradas, e imponer del sol la luminaria de avance a los ojos del mundo. Sueños de ayer y hoy artífices de luz contra la soledad en los campos de lucha, no hay quijotes a la vista, se amplia el campo de Cervantes en olvido. Náufrag@s en resistencia lo aclaman. Sudor y vidas han sido mutiladas, no hagas un baile de su recuerdo, no permitas que todo te resbale que nada se detenga, ocho de marzo, roce de dos mundos antagónicos. Día Internacional de la Mujer Trabajadora, que no de la mujer en abstracto, ni día de fiesta (venga la orden de la liga española pro derechos humanos y federación internacional pro-derechos-humanos-españa, del ministerio del Interior, Cultura o Deporte, de la Casa Blanca, CIA o Pentágono me da igual), sino reivindicativo, de reflexión e historia sin deslavar enturbiando el contenido que sostuvo motines y refriegas, lucha de clases, legado histórico que apuntala el triunfo internacional logrado en potencia humana, mujer en marcha contra la explotación y marginación clasista. La mayoría de desahucios son mujeres las víctimas, los asesinatos entre parejas mayoritariamente son mujeres las víctimas, las violaciones casi todas por no decir todas es víctima la mujer, diezmada por la iglesia, Estado, leyes, educación reglada desde niñas, marido, hermanos y hasta padres en muchos de los casos, desde la adolescencia sufre la precariedad laboral de forma arbitraria y marginal víctima del capitalismo esclavista a escala internacional.

La historia nos debe ayudar a ver quienes somos, quienes fuimos, y a donde queremos llegar. A situarnos sin ambages en el camino de la lucha unid@s para derrocar un sistema que oprime, que nos hace retroceder a los años medievales donde la mujer era no más que un simple objeto para ser utilizado por depredadores, iglesia y caballeros de la santa inquisición. Hoy andan muchos de estos que quieren encerrarnos en una fábrica, o en una casa para prendernos fuego si no aceptamos ser esclavas, sus esclavas. Solo la lucha diaria nos hará fuertes, solo la lucha organizada nos hará libres; ni títeres ni pantomimas ni bufones de su carnaval (Recuerda) El 8 de marzo no es un día de fiesta como no lo debe ser el 1º de mayo. Días de lucha y revolución contra el sistema opresor capitalista y sus lacayos nos esperan, no mires hacia otro lado. No teledirijas los sueños por muy alegre que pongan la banda sonora. Hablamos del ocho de marzo no de cine y teatro. La resistencia se hizo historia (No lo olvides) Mujeres y hombres han dejado su huella en páginas de ella, símbolo de fuerza en duro entrechoque de estrépito y de furia contra los bandidos de las grandes finanzas.

Como dijera en uno de los encuentros de teatro que mantuve con el portugués Helder Costa: “La vida es el mejor teatro. Pero hemos de ver si somos figurantes o queremos ser actores, saber pensar y tener coraje: saber actuar / saber luchar. Es la necesidad la que mueve el mundo. No conviertas su historia (nuestra historia) cultura y lucha en un estandarte del poder. La libertad no es un engaño, su energía es liberadora, los mundos futuros surgen de ella. Haz camino al andar, avanza entre el viento y la danza en aroma de las flores de nuestra historia. Me uno a ellas por ese mundo posible que ensalzaron desde lo más profundo, no es una batalla perdida, ¿acaso dudas quién saldrá ganando? A la Rosa roja leonesa Teresa Monge Melcón (a todas ellas), germen de vida sudorosa, amor febril luchando contra las llamas.

(II)

Teresa Monge Melcón conocida como la ‘Rosa roja leonesa’, fue víctima de uno de los “paseos”, crímenes, más terroríficos y espeluznantes del siniestro golpe de Estado contra la República. Nace en Monforte de Lemos -Lugo- en 1914. Discípula destacada de la séptima promoción en una de las escuelas para niñas de la Fundación Sierra Pambley en León, entre 1924 y 1927, cuya ampliación de la enseñanza primaria contempla la preparación para seguir estudios superiores .

Se cree por la fecha que fue discípula de la reconocida pedagoga María Pedrosa, una de las docentes represaliadas de dicha provincia, las preparaba para su ingreso en el instituto en la “Escuela Normal o en la de Comercio”. Su impulso consolidó el que hubiera varias generaciones de mujeres con éxito en el acceso a estos niveles de estudio; era a su vez directora interina de la Fundación, y desde este puesto, puso en marcha la concesión de becas para niñas.

La ‘Rosa roja leonesa’ florece en adolescencia y compromiso de muy hondo, acaricia el nuevo espacio entre puños militantes afiliada a las Juventudes Socialistas, liberándose como cumbre sin dueño y sin nubes. Se crean las Juventudes Unificadas y pasa a formar parte de ellas. Altiva mirada y pensamiento, formada en la enseñanza libre, anhela, exige, participa, en los años 30, en numerosos movimientos políticos-sociales portadores de entusiasmo, refuerzo de vanguardia y compromiso en alianza obrero-campesina que motiva a los pueblos a la proclamación de la II República.

Teresa es asesinada entre atroces abusos y torturas imborrables en la historia, tiene 22 años; nos encontramos a principios del golpe de Estado. La primera noticia que se tiene sobre el impactante caso fue publicada en un sencillo “librito”, dos años más tarde / 1938 en Barcelona. No tuvo que ser fácil para el autor superar la visión vivida, escribirla y lograr publicarla; se deduce que a través de los enlaces de militancia, entre desplazamientos obligatorios, dada la represión desencadenada y movimientos de resistencia que se iban generando. Testimonio que publica como ‘Prometeo’ (nombre de guerra clandestino), cuyo lugar de nacimiento no debió ser muy lejano al de Teresa. Esta vivencia sufrida que transmite el autor de los hechos, narra una parte estremecedora y clarificante, del carácter nazi del crimen golpista` El fascismo en la provincia de León:

«Teresa Monge fue ultrajada y asesinada el 4 de septiembre, después de horribles sufrimientos. Luego que abusaron de ella cuantos criminales iban en el grupo, clavaron cuñitas de madera entre las uñas de pies y manos, y la pincharon con los machetes, cortándole un pecho en vida y rociándola con gasolina las partes genitales a las que prendieron fuego, retorciéndose la infeliz en una terrible agonía entre el doble sufrimiento físico y moral. La remataron después en las inmediaciones de La Virgen del Camino, arrojándola a la hoguera en unión de cuarenta y cuatro más, entre ellos su hermano».

‘El inmenso placer de matar a un gendarme’ (memorias de guerra y exilio). Se hace referencia al compromiso político y solidario de la joven. Su autor, Santiago Blanco, publica en 1977 el testimonio en Cuadernos para el Diálogo. En el narra el tiempo en que estuvo haciendo la ‘mili’ obligatoria en el cuartel de Santocildes de Astorga y el Cid de León: «de León venían a verme compañeros y compañeras, Teresa Monge Melcón, era visita segura» «¡Bella y dulce Teresa Monge! (¡Mujer, mujer!, ¿cómo es posible que te hayan asesinado? Un día en la guerra me contaron que sobre ella habían caído la hidra y la hiena de las torturas inconcebibles)».

Victoriano Crémer en ‘El libro de San Marcos’ «La condujeron en uno de aquellos fatídicos camiones, especialmente destinados para cargamentos humanos, agarrotados por el cuello con otros compañeros y hasta con los pechos segados, y, que una vez llegado al lugar del sacrificio, el Gólgota que se diría, les prendieron fuego a todos, disparando sobre aquellas antorchas humanas despavoridas, aullantes, como los moros de conquista y de nueva reconquista cuando corren la pólvora».

Cuentan los que vivieron el holocausto contra el hito histórico republicano, que ni los registros civiles descansaban ante el riego del crimen sembrado por los caminos, lo prueba el hecho de que el parte oficial de defunción fuera emitido por el Ayuntamiento de Valverde de la Virgen a las 22 horas del 12 de octubre (?) En aquellos años del golpe, tres de ellos les costó lograrlo, y todos los que le siguieron en vida a la dictadura llevándose por delante varios consejos de guerra y cinco penas de muerte un 27 de septiembre de 1975, días antes de la desaparición física del dictador. Carreteras y cunetas de la provincia leonesa fueron testigo, desencadenan las mayores atrocidades contra pueblos y culturas indefensas; atrocidades sin luz propia, dormidas en lo oscuro, sin antorcha, silenciadas.

NOTA

Elena Aguado, profesora de Historia Contemporánea de la Universidad de León: «Una de las cosas que debe subrayarse es que la República fue precedida de un cambio cultural que hizo posible el desembarco de todas estas maestras en las escuelas». En León, este dinamismo se logró gracias a la Fundación Sierra Pambley, en el caso de las maestras, hay que referirse a dos etapas. La primera de ellas es la que llega hasta 1918. Se trata de una generación nueva que fue aportada por José Bartolomé Cossío y entre las que cabe destacar a María Pedrosa, Luisa de la Vega, Esther Uceda… esta última crea en Hospital de Órbigo una biblioteca que se convirtió en punto de referencia cultural de los alumnos y sus familias, implicando así a toda la población en el desarrollo cultural. León, con más de 150 bibliotecas creadas, sería una de las provincias más beneficiadas, con las de Oviedo, Pontevedra, Huesca y Guadalajara. Uceda y Pedrosa entran en sana competencia para conseguir el mayor número de pensiones para sus alumnas. Durante la guerra, María Pedrosa se ve obligada a entregar a la Guardia Civil toda la documentación de la Fundación. Fue encarcelada y posteriormente depurada por Franco, pero nunca abandonó su vocación, se fue a Granada y continuó impartiendo su magisterio, logrando el ingreso a la universidad de un gran número de mujeres. Finalmente destaca en su declaración la profesora Elena Aguado «Realizaba tras sus clases filandones de arte, cine, teatro, literatura… sabía que el sueño de la igualdad pasa por la educación y nunca dejó de trabajar por este sueño».

EDUCADORAS Y EDUCADORES EN LEÓN AL FILO DE LA GUERRA CIVIL Raquel Poy Castro de la Universidad de León: Decía Luis Bello en 1926, tras su recorrido por las Escuelas del Estado, León podía ser considerada la «provincia modelo» en educación «no sólo el valle de Laciana, sino toda la provincia de León, tiene primacía sobre el resto (…). León y su provincia cuentan con mil cuatrocientas treinta y nueve escuelas, la primera en asistencia escolar» La tasa de analfabetismo en el Estado español comprendía el 30% de sus casi 24 millones de habitantes y el 50% de los niños no estaban escolarizados. En el caso de León, el porcentaje de varones analfabetos se reducía en 1930 a un 9% y un 28% de las mujeres mayores de diez años. Cinco años después de la publicación de la obra de Bello, se proclamaba la Segunda República en 1931. Uno de los principales grupos será el de los seguidores de la Institución Libre de Enseñanza, conocidos como institucionistas, asentados décadas atrás en la provincia leonesa, junto a algunos partidarios de la Escuela Nueva y defensores de la nueva pedagogía renovadora, bajo el ideario modernizador de una sociedad que pretendía dejar atrás un turbulento siglo XIX lleno de enfrentamientos civiles y crisis económicas que habían frustrado una y otra vez los reiterados intentos liberales de modernización. Esta conjunción leonesa de diversas iniciativas y proyectos educativos tanto progresistas como conservadores genera una espiral frenética de actividad pública cuando no de abierta confrontación, la cual culminará en el dramático conflicto de 1936-1939, convirtiendo el laboratorio de ideas educativas leonés de 1930 en un espacio de investigación difícilmente equiparable en el panorama español de la época.

En los años 30 del pasado siglo. Así, con el estallido de la rebelión y conflicto bélico subsiguiente, los grupos sublevados contra el Gobierno de la República cargarán inmediatamente contra aquellos educadores acusados de agitar la conciencia revolucionaria en la población. A los educadores les inculparían desde el nuevo régimen dictatorial de haber generado graves amenazas contra un statu quo que se había mantenido durante décadas en precario equilibrio. Por otro lado, las facciones que respaldaban la legitimidad republicana cometerían igualmente acciones de represión contra aquellos sospechosos de alentar la rebelión. El drama de la represión no tendría precedentes pues, como señala el profesor Olegario Negrín, aunque durante el Gobierno de Primo de Rivera y los gobiernos republicanos hubo depuraciones del profesorado por motivos políticos e ideológicos, los gobiernos de la dictadura franquista la adoptarían como una política de exterminación total, declarada y pública. Pero fue la proclamación de la Segunda República en 1931 y la victoria de los partidos de izquierda, encabezados por los socialistas, la que daría a la política educativa de comienzos de la década un impulso sin precedentes. El nuevo Gobierno abordaba así el reto integral de la instrucción pública en un país con veintitrés millones y medio de habitantes y una tasa de analfabetismo del 30%, con un total de un millón de niños sin escolarizar.

Hasta diciembre de 1931, bajo el mandato del ministro Marcelino Domingo se abordaron las primeras medidas urgentes y de mayor espectro reformista. En primer lugar, se procuró la mejora de las condiciones laborales de los docentes. De los 36.680 maestros que existían en 1931, el primer Gobierno republicano impulsó una mejora salarial que los equiparase con otras categorías de funcionarios, lo que supuso en la práctica el ascenso de 14.000 maestros, dando prioridad a los que padecían una situación más precaria. El nuevo régimen republicano impulsaba el Decreto de 24 de junio creando de una sola vez 7.000 plazas de nuevos maestros y maestras. Hasta el final de la Segunda República, se habían creado un promedio de 3. 200 plazas anuales, frente a un promedio de 962 anuales de la década de 1920. En 1935 ya se habían superado los 43.000 maestros, junto a 2.051 profesores de instituto, 1.357 profesores de escuelas especiales y 1.233 profesores universitarios.

Al proclamarse la República existían 35.716 escuelas en el Estado, siendo el promedio de creación de los anteriores 25 años de unos 500 nuevos centros al año. La Dirección General de Instrucción, liderada por el socialista e institucionista Rodolfo Llopis, profesor de la Escuela Normal de Cuenca y presidente de la Asociación General de Maestros, marcó como objetivo la creación de 27.000 nuevas, y en el primer año se habían conseguido crear 7.000 pese a las limitaciones presupuestarias del nuevo Gobierno. En tercer lugar, se intentó elevar la cualificación del profesorado. El Ministerio de Instrucción Pública señalaba que en 1926 existían 10.501 maestros ejerciendo la enseñanza privada, incluyendo educadores religiosos y seglares, de los cuales el 57, 9% carecía de titulación que los habilitase para la docencia, siendo un objetivo central acabar con dicho intrusismo. Esta actitud gubernamental redoblaría la oposición de buena parte de la élite y clases medias que sostenían el sistema de enseñanza privada tradicional ya que el Gobierno prohibió la apertura de nuevas escuelas si no se acreditaba la disponibilidad de maestros titulados.

Una de las medidas más polémicas, y que provocó una fractura mayor entre partidarios de la nueva escuela laica y los defensores de la escuela cristiana, fue la que emanó del Decreto de 1931 que suprimía la obligatoriedad de la instrucción religiosa en las escuelas. Las reacciones de importantes colectivos sociales fueron virulentas y se llegó a convertir en una cuestión de Estado de suma importancia en la época. Además, el segundo ministro de Educación republicano, Fernando de los Ríos –sobrino de Francisco Giner de los Ríos–, acometió como primera actuación la expulsión de la Orden de los Jesuitas en enero de 1932, lo que ahondaría el problema relativo a la Cuestión Religiosa. Bajo su mandato se impulsó la financiación de nuevas escuelas y se abordaron profundas reformas legislativas de la estructura educativa. Y, aunque el Gobierno conservador que gobernó entre 1933 y 1935 ralentizó algunas de estas reformas, como las relativas a la implantación de la coeducación de género o el ritmo de creación de centros, no obstante la reforma continuó avanzando hasta que se produjo la victoria de las izquierdas coaligadas en el Frente Popular y pocos meses después el estallido de la sublevación de julio de 1936. Unos y otros serian arrollados por la guerra y su irracionalidad aunque, al termino de la misma, la represión del régimen se prolongase durante décadas al adoptar la dictadura un carácter estrictamente policial.

PD.

HOY PARA MI NO ES UN DÍA CUALQUIERA.

Motiva su historia real en lucha y solidaridad de clase víctimas del desprecio más cruel. Mujeres humilladas por su condición de mujer, represaliadas, asesinadas, hijos e hijas secuestrados, desaparecidos, deportados a los campos de exterminio, encarcelados durante años interminables en mazmorras franquistas. A todas. A todos. A los que no lograron resistir su feroz represión y condiciones de vida, enfermando, muriendo de miseria en las garras de la celda, y exilio, de pena y repudio a esa unión patética del nazi-fascismo. A cientos de Rosas rojas entre sacas en su último ‘paseo’ a la muerte (Nada sustancial ha cambiado). Perpetua “la transición” el crimen y la violación, leyes degradantes en humillación, marginación económica y sexual del “hombre” sobre la mujer. La bestia represiva siguió vertiendo su odio inflamable, son las mismas llamas, que quemaron a 129 obreras y 23 obreros en una fábrica de EEUU.

Maité Campillo (actriz y directora d` Teatro Indoamericano Hatuey)
 


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