EL PP ANTES DE SER VIRGEN
DAVID TORRES
Cada día que pasa,
el PP tiene menos que ver consigo mismo. Los últimos escándalos relacionados
con el omnipresente comisario Villarejo han colocado al partido en la misma
situación de aquel señor al que acusaban de haber robado un cerdo vivo, y
cuando lo registraban y le encontraban el cerdo gruñendo metido en una mochila
a sus espaldas, decía que qué culpa tenía él de que al cerdo ése le gustara
viajar en mochila. Es más, el PP ni siquiera sabe que arrastra una mochila
llena de mierda desde su fundación, o incluso desde cinco siglos atrás, según
Pablo Casado. No sería de extrañar que, tal y como funcionan las cloacas de
Interior y los planes del ministerio del Tiempo, empiecen a aparecer
grabaciones de Villarejo cenando con el general Mola, con la reina Isabel II,
con el Conde-Duque de Olivares y con Carlos III. Llega a conocer David Simon a
Villarejo y las cinco temporadas de The Wire no pasan del trailer.
De momento la
dirección actual, experta en escupir bien lejos los huesos de aceituna, ha
asegurado que no les preocupan los más mínimo estas grabaciones entre Villarejo
y el marido de Cospedal informando de las redadas de la Gürtel porque son
“cuestiones que tienen bastante años”. Lo menos dos o tres. Sin embargo, hablar
de bastantes años en relación con el reinado de Doña Finiquito suena muy
extraño, además de grosero, igual que cuando Groucho Marx aseguraba que era tan
viejo que recordaba a Doris Day antes de que fuese virgen. Ahora son vírgenes
todos ellos (Pablo Casado, García Egea, Marta González), completamente
inocentes y felizmente ignorantes de lo que sucedía en este país hasta hace
diez minutos. Creen que la Gürtel es una marca de yogur y que la Armada
Invencible la alquiló Morenés a cien rupias el navío.
Villarejo espiando
a los concejales que denunciaron la trama Gürtel. Villarejo preparando informes
falsos contra Podemos. Villarejo dando chivatazos sobre las investigaciones
judiciales contra la corrupción del PP. Villarejo espiando a los empresarios en
una cena con Mariano. Poco a poco, zurullo a zurullo, va surgiendo la sospecha
de si, más que un instrumento al servicio del PP, Villarejo no será la cúspide
de esa banda criminal organizada a la que hacía referencia una reciente
sentencia judicial y cuyas siglas coinciden, por pura casualidad, con el PP,
del mismo modo que aquel misterioso “M. Rajoy” en los cuadernos de Bárcenas. A
cada nueva grabación, a cada nueva befa captada por el micrófono, esperamos ya
el ronroneo familiar del gato de Blofeld dirigiendo el cotarro de Spectra desde
su silla.
Qué sorpresa
enterarnos a estas alturas de que Aguirre y Cospedal también están pringadas de
Villarejo hasta las orejas. Según Doña Finiquito, la filtración ha salido
ahora, en diferido, para desviar la atención sobre la ministra Delgado y echar
de paso una cortina de humo al vistoso naufragio de Lopetegui. La nave del PP,
con su flamante Capitán Cuñado al frente, se encuentra una vez más ante la
espectacular maniobra de hacer creer a su electorado que ellos ni eran
corruptos ni lo van a volver a ser: sólo eran sordos, ciegos y tontos de la
baba. Ya han arrojado varios ex ministros, todos los tesoreros, un montón de
oficiales y varios centenares de casos aislados a los tiburones, pero el pasado
es pertinaz y se empeña en salir a flote.
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