DESCENDIENDO SOBRE
NACIÓN CANARIA
Rafael
ZAMORA MÉNDEZ
Diga Diego,
cotorreen lo que parloteen, sacra
ceremonia o encarecido apaño en el altar
de las mejores pretensiones, pomposo desposorio o remojada ablución...¡como las utilizadas comodidades
que en la propia casa de uno suelen hallarse y hemos acomodado, no hay nada, ni
existe algo semejante que remotamente se le pueda meramente aproximar!
Sobradas veces, con
toda firmeza y proporcionado conocimiento, lo hemos dicho y afirmado que
siempre es bastante bueno el desplazarse, el arrancar de vez en cuando del
acostumbrado hogar, pero… una vez que al mismo se retorna, es como abrir de nuevo de par en par, los dorados umbrales del del ya conocido y
tratado cariñoso mundo de la
afectiva intimidad.
Unas pocas semanas
incomunicados de ustedes, me han parecido
unos extensos y soporíferos años.
Todo ello, a pesar
de haber vuelto a pisar el El Hierro, las apañadas calles que de niño, tantas y tantas veces deambularas; el haber
podido apretujar a los ya pocos cercanos familiares y buenos amigos que, a la
vista, todavía perduran… echando de menos a los abundantes que para siempre se
han ido, te deja señalada una impresionante nostalgia de moral tristeza que, sin pretenderlo, por completo te abruma
y aniquila.
La Isla, se
sobrepone y destaca sobre otras muchas cosas por una inmensa diversidad de dispares y peculiares detalles que, a
simple observación de cualquier astuto buen viajero, totalmente anonadado, con
influyente asombro, no se cansa de encomiar y de aplaudir.
Hasta el más obtuso
olfato, advierte, se da perfecta cuenta, de unos antagónicos aromas,
percatándose de una desmesurada
diferencia abismal, como flotando en el aire, libremente rotando entre unos
vericuetos y otros, invadiendo pueblos, rincones y lugares, no conocidos
incluso, en variados canarios parajes.
La reconocida
espontaneidad y benévola acogida conque sus amigables escasos habitantes,
dispensan a cuantos tienen la gentileza de visitarla, a su favor, se anotan el
más valorado factor de la plena cordialidad y
benemérito agrado.
Saludando y
hablando con el “internacional” amigo, NICANOR QUINTERO PÉREZ, que ha viajado
más que el propio Marco Polo, me apostillaba no estar completamente de acuerdo
con algunos de mis argumentos, respecto al actual modo de vida en la isla y en
buena cuota del electrónico planeta entero.
-.- ¡”QUÉ VA,
HOMBRE! Cada día me convenzo más y más de la familiar vida diferente que, con
mis cansados ojos, por cualquier parte, de continuo, a diario, investigo y
contemplo!
Antes, todos,
pegaditos alrededor de la mesa, cenábamos juntos a la misma hora y… a la misma
vez, nos íbamos a la cama porque...¡EL
QUINQUÉ, SE APAGABA!
¡Ahora, cada cual
enciende su existencia si señalado horario fijo, apartados por completo del
hogareño calor y retornando al mismo con los fríos resplandores del despierto
amanecer!
¡Después, se
extrañan de secuestros, violaciones y desmadres”!
OTRO, ya bastante
anciano, me dijo: “Tengo un hijo que trabaja en un barco”
.-. ¡NO, ÉL, SE
ENCARGA DE DARLE POR CAJA DINERO A LA GENTE!
.-. ¡Ah, que
trabaja en un “banco”!
.-. ¡ESO, HOMBRE,
ESO!-.
.-. ¡Pues, yo tengo
otro que trabaja con loros!
.-. ¡PARA QUE
QUIERE MÁS LORO, TENIÉNDOTE A TI EN LA
CASA!
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Y, tan habitual
parlachín a pluma abierta, vuelve de nuevo a este propagado DIGITAL, para
seguir raspeando en la literaria fantasía de sus más caras vivencias,
compartiéndolas con ustedes, atentos y comprensibles LECTORES, a quienes, con
el mayor afecto y reconocimiento, me permito saludar, hasta una nueva y
analógica conexión.
POR FIN A TIERRA
ARRIBAMOS,
DESPUÉS DE VARIAS
SEMANAS.
¡A TODOS LES
SALUDAMOS,
EN ESTE BLOG QUE
LLEVAMOS,
ENCAJADO EN LAS
ENTRAÑAS!
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