RAJOY SE DESPIDE
ANTONIO MAESTRE
Toda la
bancada popular, en pie, aplaude la última intervención del presidente del
Gobierno. Mariano Rajoy se sienta. Sus diputados y diputadas siguen aplaudiendo
en pie. Coge la cartera bordada con su cargo y su nombre. La bancada sigue
aplaudiendo en pie. Cierra la cartera y se levanta. Se da la vuelta para
saludar a los representantes de su partido. La ovación se cierra. Mariano Rajoy
coge la cartera y sale del hemiciclo con paso de marcha matutino mientras sigue
despidiéndose. La ovación continúa y se apaga con la salida del presidente del
Gobierno del hemiciclo.
El final
no se corresponde con la lucha parlamentaria que Rajoy ha dado durante su
discurso. No piensa dimitir, tendrán que derribarlo. Una actitud que hace honor
a su mítica trayectoria de resistencia, que pretende dejar a los demás la
iniciativa para buscar el error. “En democracia, un presidente se va cuando lo
dicen los electores o la Cámara. Y por eso estoy yo aquí”, sentenció un Mariano
Rajoy desafiante ante la petición de dimisión del secretario general del PSOE,
Pedro Sánchez.
El
discurso del dirigente socialista ha sido correcto. Sin buscar molestar
demasiado a todos aquellos grupos que pueden prestarle su apoyo. Una
intervención que en su primera parte pareciera la exposición de motivos de un
decreto o una propuesta no legislativa, una retahíla de menciones al valor
constitucional de la moción de censura como legítima herramienta para
descabalgar al presidente del Gobierno. Una invocación constante al espíritu de
la Constitución y a la necesidad de recuperar el descrédito político e
institucional que el Ejecutivo provoca con su incapacidad para asumir
responsabilidades políticas tras la sentencia de la Gürtel: “Dimita señor,
Rajoy. Y todo acabará”. Una petición sorprendente en plena moción que evitaría
la llegada al poder de Pedro Sánchez. Movimiento de defensa que pretendía
adelantarse a una posible salida por peteneras del presidente y, además,
presentarse como hombre de Estado que no quiere el poder sobre cualquier cosa.
Sánchez
apeló al patriotismo civil para justificar la moción de censura y estableció
una posición dilemática para el resto de formaciones: “Rajoy sí, o Rajoy no. No
hay terceras vías”, dijo. Una declamación extraña viniendo de un socioliberal.
En diversas ocasiones prometió diálogo con el Govern catalán y con el Gobierno
de Euskadi apelando al reconocimiento de la diversidad de nuestro país. La
iniciativa fue muy bien recibida en la bancada del PdCAT, que no se molestó en
ocultar.
El PNV se
mantuvo silente, impasible, hasta cuando Pedro Sánchez afirmó que mantendría
los presupuestos generales aprobados esta semana por el PP y que rechazó con su
voto. Aitor Esteban acabará con la incertidumbre en su intervención en el
Congreso a partir de las 15.00 horas de esta tarde. Será entonces cuando
sabremos si la despedida de Rajoy fue sincera o solo una apreciación de este
periodista buscando confirmar su propio sesgo. Esperemos.
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