sábado, 31 de marzo de 2018

LA IMAGEN QUE EL GOBIERNO NOS BRINDA


LA IMAGEN QUE EL GOBIERNO
 NOS BRINDA
CRISTINA FALLARÁS
Efectivamente, la imagen resulta estremecedora. Un pelotón de hombres uniformados que se confiesan amantes de la muerte paseando la imagen de un cristo crucificado ante la devoción fervorosa de una ministra y tres ministros, además de otros representantes de lo que en los tiempos sin eufemismos se llamaban “fuerzas vivas”. Estremecedora porque queda claro que la devoción es por la muerte y no por el madero. Estremecedora porque ahí está cantándole fervor a la muerte el ministro de Educación y Cultura. Estremecedora porque ahí está cantándole fervor a la muerte el ministro de Justicia.


Estremecedora, sin necesidad de explicaciones. Dicho está. ¿Y? ¿Y qué pasa? Pues qué va a pasar: Nada, como siempre. Solo el escandalito y el aspaviento de quienes se dan su paseíto por la actualidad. Una “actualidad”, dicho sea de paso, que por algo se hace pública. Una “actualidad” orquestada para que suceda y usted lo vea. Una forma ni siquiera sofisticada de propaganda y humillación.

El aspaviento ante la iniquidad es justo lo contrario de la lucha contra la iniquidad. Además participa del escándalo, y el escándalo es una cursilada. En cuanto a la lucha contra la iniquidad, la vileza y la tiranía, es labor minuciosa y constante o no es. El aspaviento es lo contrario a una labor minuciosa y constante. De eso se trata. Difundir la imagen de cuatro ministros de una democracia “aconfesional” cuadrándose ante la canción de la muerte en una procesión católica, entonando, representando(nos), reverenciando, ufanándose, dando ese paso, no es inocente. Es exactamente eso: un paso. Nuestro problema, y no es un problema menor, es que el aspaviento pasa pero el paso queda.

Nuestro Gobierno ha tenido a bien brindarnos esa imagen estremecedora. Contra lo que esa imagen representa no se lucha con el aspaviento sino con una labor minuciosa y constante: rechazando la presencia de la Iglesia en la Educación, utilizando y promoviendo la educación pública, participando en frentes comunes contra la violencia, contra la superstición y contra la penetración de la Iglesia en los ámbitos públicos, apoyando a las asociaciones por la Memoria y aquellas que hacen público el pensamiento crítico.

Etcétera.

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