SUSANA DÍAZ NO SE INDIGNÓ: ELLA
SÍ TIENE DOS CASITAS
DAVID BOLLERO
El
fenómeno del 15-M, del que hace unos días hemos celebrado su sexto aniversario,
ha generado multitud de debates sociológicos y políticos. Uno de los más
recientes es el que expuso Susana Díaz y que, en resumidas cuentas, concluía
que en 2011 se desarrolló un movimiento de una envergadura tal que inspiró a
otros a nivel internacional como Occupy London, únicamente porque no tenían su
casita en la playa. Imaginen, millones de manifestantes en todo el mundo,
echándose a la calle porque creían que tendrían su vivienda en la playa y de
pronto se toparon con la cruda realidad de que no.
Admitamos
que es original el planteamiento y que, si lo aceptáramos, entenderíamos por
qué Susana Díaz no salió a la calle y no se indignó: En una de sus
declaraciones de bienes, la presidenta andaluza declaraba sus dos casitas de
Sevilla y sus dos coches (Toyota Land Cruiser y Volkswagen Polo). Así se las
gasta la hija del fontanero, casada con “el tieso”, como lo llama ella, el
mismo que participó en nada menos que 102 de los cursos de formación
investigados por la Justicia.
Pero,
¿qué decían en 2011 sus idolatrados José Antonio Griñán (el que la puso a dedo
al frente de la Junta) y su mismísmo dios todopoderoso Felipe González? El
primero, antes de las elecciones municipales que en Andalucía supondrían la
primera vez que el PP gobernaba en todas las capitales de provincia, pedía que
por favor siguieran siendo críticos, pero que fueran a votar.
Felipe
González, por su parte, calificó a estos millones de enfadad@s por no tener casita
en la playa como “un fenómeno interesantísimo”. Decía González que “es más un
problema de oportunidades que de nivel de vida, de la generación mejor
preparada que se siente, y tiene razón, con menos oportunidades y expectativas
que la anterior”. No dijo nada de la casita, se le debió olvidar… lo que no se
le olvidó fue lanzar una recomendación: que encontraran “respuestas para
canalizar la protesta y la participación”.
El
15-M encontró las mareas, de todos los colores, que tanto han dañado, entre otros,
a Susana Díaz, porque tanto la verde (Educación) como la blanca (Sanidad) le
han plantado cara a la hija del fontanero y éste las ha ninguneado. El 15-M
encontró también, posteriormente, a Podemos, que tantos dolores de cabeza y
tanta bilis generan en la lideresa andaluza.
Susana
Díaz milita en el PSOE desde los 17 años y, salvo unas pocas clases
particulares y unas ventas de cosméticos a domicilio mientras se sacaba
Derecho, no conoce en carnes propias lo que es luchar a pie de calle, en el
mercado laboral, no ya por esa casita en la playa, sino por un mendrugo de pan
que llevarse a la boca. Toda la vida en el PSOE. TODA.
Quizás
por eso, cuando el otro día hacía ese análisis del 15-M, ni siquiera se daba
cuenta de que, lo que en realidad estaba haciendo, era un análisis del inicio
de la debacle del PSOE a manos de su ahora valedor José Luis Rodríguez
Zapatero. Es tan equivocado, tan erróneo y alejado su análisis de lo que supuso
y alumbró el 15-M que ahora muchos militantes, de es@s que tienen que votar en
Primarias, entenderán por qué el PSOE está hecho unos zorros desde entonces.
Claro,
que Susana Díaz como analista nunca ha estado muy ducha: ya en día previos a
las municipales de 2011, cuando le dieron para el pelo a los socialistas,
aseguraba en una entrevista que “los resultados en algunas ciudades andaluzas
pueden ser mejores incluso que en 2007”, destacando Huelva, Málaga, Granada y
Almería. Perdieron absolutamente todas las capitales andaluzas y, con ello,
Díaz, entonces secretaria de Organización del PSOE andaluz, fracasó en su reto
personal de mantener la hegemonía socialista.
Veremos
si también fracasará o no su actual reto, para el que configuró una gestora a
su medida que lo único que ha hecho es fracturar aún más a un partido que, hoy
por hoy, ni socialista, ni obrero.
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