lunes, 22 de mayo de 2017

ESTIGMA, SATANIZACIÓN, PERSECUCIÓN Y ASESINATO DE CHAVISTAS LUIS PINO

ESTIGMA, SATANIZACIÓN, PERSECUCIÓN Y ASESINATO DE CHAVISTAS
LUIS PINO

Las pruebas fehacientes de las acciones fascistas de orden estrictamente hitlerianas, aplicadas contra todos los chavistas, dirigentes, actores políticos y, sobre todo, contra las ciudadanas y los ciudadanos comunes afectos al socialismo bolivariano y chavista, saltan a la vista en toda una campaña de estima, satanización, persecución y asesinato de chavistas, que vienen aplicando como una sincronizada política o miserable razzia, tanto a nivel internacional, como en suelo venezolano, para liquidar de la faz de la tierra a esa entidad hecha mujeres y hombres, quienes como cultura y forma de vida, hemos decidido asumir el chavismo, que es bolivariano y socialista, lo que implica, necesariamente, un  proceso gradual de cambios, de las relaciones sociales de producción, lo que, en efecto, ha llevado a la derecha internacional y criolla a tomar la decisión de hacer con los chavistas, lo que experimentaron una vez contra los judíos y hoy están haciendo, con muchos éxitos y con sus propias ratas de laboratorio del pasado, ahora convertidas en verdugos, contra los palestinos, los africanos, y varias tribus y grupos culturales de la nación árabe y del África, al igual que lo han hecho en Grenada, El Salvador, Colombia y otros países de nuestra América caribeña y latina, en donde, con cuidado quirúrgico, han extirpado toda posibilidad incipiente del nuevo mundo multicéntrico y pluripolar, que a fin de cuentas, sigue naciendo y retoñando como la flor en el fango.

Desgraciadamente, como buenos hijos dela ignorancia aprendida, con los antivalores del capitalismo, como el mundo más posible en el que hemos crecido y seguimos estando bombardeados en la cultura estandarizada de los mass media, incurrimos, incluso, los que nos llamamos socialistas, bolivarianos y chavistas, en la asunción de una fraseología y/o neologismos ramplones, pero muy dañinos, para explicar con las categorías y conceptos bufos capitalistas, el fenómeno de la razzia antichavista y defendernos, como estúpida paradoja, con las propias armas del capitalismo, que se rehace y saca de la manga el concepto de “posverdad”, como una impostura intelectual que es, disfrazada de profundo estudio erudito, con falsos sofismas, o, para ser más exactos, con sofismas (porque de hecho, son presunciones falsas), y así, presentarse como algo que explica y resuelve las patologías mentales colectivas, propias del capitalismo, pero disfrazadas con enunciados postmodernos (como posturas pseudofilosóficas y comprensivas), en las que conceptos sacados a la fuerza de la jerga propia de la tecnociencia y de la cyberlinguia, como en el presente caso de la sema “posverdad”, la que al sertomada como palabra snob y reacuñada de la noción de falsedad que les dieron en 1992, Steve Tesich y el bloguero David Roberts en el año 2010, ahora pretende mostrarse, en este caso de la llamada posverdad, como aquello que se revela en una especie de velo de algo que no existe, de una especie de hipermundo, bastante emparentado con la película Matrix,  pero que, en el fondo, no es más que una farsa explicativa, es decir, una gran mentira en sí misma, disfrazada de verdad con apoyo del juego de palabras que la recrean, para seguir reacomodando las lacras del capitalismo, entre ellas, las mentiras aprendidas como verdades de fe y, peor aún, conduciendo,  al calco de la noción servil y burguesa de Sigmund Freud, el que pretendía que la conducta social, en cada uno delos pacientes, desde el diván, se adapte o adecúe a esa “realidad virtualizada mediáticamente”, lo que, definitívamente, en el diagnóstico errado, con nociones estúpidas y pervertidas como la de “posverdad”, nos pudiera llevar, tanto a dirigentes, como a nosotros, los dirigidos, a buscar enfrentar el estigma, la satanización, la persecución y la muerte de chavistas, con las armas del capitalismo, para terminar aceptando como algo normal, lo que está aconteciendo hasta llevarnos a la muerte, así como los cristianos pablistas terminaron aceptando la crucifixión y muerte de Jesús, el de Nazaret, con la burda esperanza en la resurrección, como verdad de fe, que  no es tal verdad y por la que han asesinado a tantas mujeres y hombres, desde el nacimiento mismo de la era romana, hasta nuestros días.

Contrario a estamentira revelada como verdad de fe y  estafa pseudointelectual, Wilhelm Reich, un austríaco judío, psicoanalista, explicó en la síntesis entre el materialismo dialéctico y el psicoanálisis, que no tenemos que adaptarnos a esa realidad del estigma, la satanización, la persecución y asesinatos de chavistas, sino que –como lo explica la Tesis XI en La tesis sobre Feuerbach, de Karl Marx, tenemos que cambiar esa realidad, de lo contrario, seguiremos, esperando a que los terroristas en rebelión nos sigan asesinando y seguiremos contando y enterrando a nuestros muertos, hasta que el imperio estadounidense logre su cometido y ponga a sus hienas fascistas criollas, como sus títeres en un gobierno de fascistas en la República Bolivariana de Venezuela, en nombre de dios.

Por lo antes expuesto, hemos de declarar, convencidos como revolucionarios, que más allá de esa macabra política y estrategia que vienen adelantando contra todo lo que se parezca al legado del Comandante Hugo Chávez,  sus autores intelectuales han recurrido a las pulsiones instintivas e irracionales de la  sociedad, que son el producto verbal, social y arquetípico, inoculado en la inconciencia popular o social, por lo que debemos atacar la estigmatización, la satanización, persecución y el asesinato de chavista, a partir de la verdad,  ya no del diagnóstico de este fenómeno solamente, sino, tratando de manera colectiva e individual, incluso, desde la represión de las normas y leyes de la República, la patología social que en el individuo se expresa como la “disociación psicótica” en la que el opositor a la revolución ha dejado de ser tal, para convertirse en un irracional oposicionista, cuya frustración ante el mundo real, lo llevaa no reconocer esa realidad, es decir, que los chavistas somos y existimos y que Venezuela cambió para siempre, les guste o no, además de que, por capricho, porque los embarga “la arrechera”, el Presidente Nicolás Maduro no va a renunciar a la presidencia dela República, ni el resto de los chavista vamos a dejar de existir, como tampoco vamos a caer en la “pena étnica”, a cuenta de que, mediáticamente, por más de dieciocho años, ellos se han encargado de estigmatizar a los chavistas, mostrándonos como un estereotipo de sujeto mal hablado, sucio, feo, hediondo, inculto y corrupto, manifestado además, en la mitagogia como el relato de mentiras con carácter alienante, que desde las universidades y los medios de comunicación privados han difundido, incluso, con videos, películas, chistes y ridiculizaciones del sujeto chavista, lo que ha generado el odio contra los chavistas, en una buena parte de esa población boba y estupidizada mediáticamente, en la que los adolescentes y los jóvenes son los más susceptibles y vulnerables, además de los adultos contemporáneos que añoran lo que nunca han sido, ni serán, es decir, ser burgueses o al menos, un buen remedo de ellos.

Tenemos además, que en esa siembra del odio para una razzia de chavistas, desde los laboratorios de guerra sucia, sus artífices goebbelsianos, se han dedicado a satanizar a los gobernantes, dirigentes y chavistas de a pie, mostrándonos como violentos, criminales y atribuyéndonos como una característica fundamental, el ser una amenaza para la existencia de cualquiera de esos disociados psicóticos y seres autómatas, que mientras rezan, van a misa y reparten limosnas, albergan en sus sentimientos, el deseo irrefrenable de “matar chavistas”, porque según ellos y como aprendieron del endorracista genocida Nobel de la paz, “somos una amenaza inusual” para su seguridad individual y familiar, hecho que se expresa, por ejemplo, en la satanización de los colectivos que se dedican a sembrar patria y paz, la satanización de los tupamaros y pesuvistas, en fin, la satanización de los chavistas en general, a los que buscan mostrarnos tan feos y malos, como lo han hecho en el cine hollywoodense contra los mexicanos, los chinos, los rusos y los árabes, en las mitagógicas películas que narran historias en las que el Súperhombre es el gringo.

Reflejo y consecuencia del estigma y la satanización, ha llevado a los disociados psicóticos a perseguir chavistas, peor que en la novela La letra escarlata, para insultarnos, agredirnos, no solo verbalmente, sino también físicamente, tanto en las barriadas, caseríos y pueblos, como en las grandes ciudades de la República bolivariana de Venezuela y en los países que están complotados para derrocar al gobierno que preside Nicolás Maduro, a tal punto, que ya no guardan ninguna forma diplomática en dichos países, mientras que a lo interno de la República, los vecinos, el lumpen de la población, el sifrinaje de drogradictos y los activistas de los partidos políticos de la derecha venezolana, amparados en la impunidad que ha institucionalizado la Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, persiguen a los chavistas, queman nuestras casas, rompen nuestras propiedades y han asesinado sin remordimiento alguno, a muchos de nuestros ciudadanos, incluso, en esas barricadas de rebelión armada en más de cuarenta y cinco días, no sólo se han conformado con asesinar chavistas, sino que, habiendo contratado los servicios de asesinos a sueldo, francotiradores, entre otros, también han asesinado a jóvenes incautos de sus filas opositoras, para justificar una incursión armada de mayor tenor,en la que en cualquier momentos, participarán tropas estadounidenses, peruanas y colombianas.

A esta locura golpista, no solo hay que verla como un camino para el derrocamiento del Presidente Nicolás Maduro, sino, como una razzia en la que pretenden erradicar al chavismo como forma de vida y expresión político social, lo que les permitiría instaurar el viejo Estado burgués cuartorrepublicano, de explotación capitalista, al más rancio estilo neoliberal.

Es evidente que el chavismo no ha sucumbido a la violencia y muerte con la que nos han atacado en todos los frentes posibles, además del asedio. También es evidente, que el chavismo aún no ha salido a la calle a pelear, porque sabemos cuál es el verdadero enemigo a vencer, que no es ese pueblo en cuyo seno hay una masa de disociados psicóticos, a los que la dirigencia de la derecha usará y desechará como a un condón, luego de que los utilice para sus fines.
 


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