POR: EDUARDO SANGUINETTI,
FILÓSOFO
Intento
en mi obra acercarme al ideal de vida que creo merece una humanidad, que se
arrastra tras el lucro, la mendacidad y el asesinato… una obra que aporte lo
suficiente, para lograr llegar a ser lo que verdaderamente se es, que sería
posible de asimilarse a dar espacio a la infinidad de ideas e ideales que son
ignorados y censurados. A la vez, jamás negarle la importancia de asimilar la
vida de uno a la obra que se construye, ser capaces de ir dejando de lado los
propios temores y atreverse a manifestarse, comenzar a importarle no sólo quién
habla, sino cómo se vive una experiencia, en libertad de serlo y saberlo.
“Ojalá
podamos ser desobedientes, cada vez que recibamos órdenes que humillan nuestra
conciencia o violan nuestro sentido común”, estas palabras de Eduardo Galeano,
las hice mías el sábado 19 de octubre de 2013, en mañana de sábado y con
espontaneidad y naturalidad suma ante las urgencias que este tema impone y
tantos otros que presionan y oprimen en nuestras existencias, tuve la
iniciativa de declararlo el “Día de la Desobediencia”.
Desobedecer
al poder de los irreprochablemente ignorantes que gobiernan, que dictan y rigen
en el planeta, a sus cómplices, a la justicia criminal, al poder de las
corporaciones económico mediáticas que conforman la realidad de hoy, a la
genuflexión de los intelectuales, tan cobardes y limitados en sus miradas,
estrechas y condicionadas por sus ánimos de trascender, operando en consonancia
con actitudes “socialmente correctas” de burguesías infectas y pudibundas…
pero, que no se ha dicho ya de esta clase anti-natura, que han malogrado la
experiencia de que cada ser conforme en su ser un estilo irrepetible.
En
fin, una actitud “demasiado humana”, nutrida del estremecimiento, que ofrece un
estado de resistencia cultural y social ética en sus principios y fines y que
nos remite a los “dorados años de la infancia” donde el desobedecer era una
actitud natural ante el atropello y la torpeza de nuestros mayores, imponiendo
criterios y haciendo valer sus arbitrarias decisiones.
Es
preciso desobedecer dentro del marco que nos ofrece el ritmo del cosmos
integral, ante el “estado de cosas” por el que intentamos transitar nuestra
existencia, tan al margen de un sistema necrótico y disfuncional solo para
negociadores, comisionistas y mercachifles.
Desobedecer
hacia todo lo que atenta contra el “buen vivir”, en un mundo donde quepamos
todos, erradicando la injusticia instalada por los poderes del neoliberalismo,
hoy en su cenit y a los mandatarios, soberbios, cobardes y serviles que
perpetúan la farsa de hacernos creer que vivimos en democracias plenas de
sentido: una desmesura… y la libertad de expresión ausente para quienes pueden
aportar “algo”, los que eliminarán la mentira oficial y la retórica desgastada
de candidatos de terror, infiltrados de la vida en armonía y deber ser…
candidatos traidores y cobardes, sin nada que aportar, sólo desazón y
estupidez… todo apuntalado por el canto de sirena de una farándula siempre
dispuesta al desentonado canto de bestias fluyentes, los jefes invisibles, que
todo lo manipulan… ¿o creen que los partidos o movimientos políticos de toda
extracción, tan grandilocuentes en sus decires no son obedientes a un poder
imperial?… la candidez en ciertas cuestiones se pagan muy caras.
Desobedecer,
expulsando de nuestras vidas la soberbia, la prepotencia, el orgullo, la
cobardía, la avidez, la frivolidad, la mezquindad, la avaricia, la adustez, la
pacatería, la grosería, la desigualdad, el odio, el resentimiento, la envidia,
pues no ignoran que este sistema infecto y criminal de explotados y
explotadores nos lleva a enfrentamientos y competencias fuera de tiempo y
espacio, para caminar hacia un horizonte de armonía y de fraternidad, al margen
de tendencias estúpidas, impuestas y consumidas por un pueblo anestesiado y avaro
de sus placeres.
La
naturaleza no piensa el mundo, lo conoce desde siempre y no lo representa, se
acopla a sí misma y eso le basta. El mundo puede permanecer dentro de su
función de hacer de nosotros sus habitantes para que todos/as existamos y terminemos
nuestras vidas en él.
Me
pregunto desde niño, por qué la violencia ejercida sobre los más débiles,
ejerce fascinación social. Quizás, porque los pueblos proyectan sus
inconscientes reprimidos, sin poder extirpar el rinencéfalo que pide su parte
de barro y sangre. Creo que la violencia, en todos sus estadios, fascina a
gobernantes y pueblos, porque permite dar espacio a la impotencia de no aceptar
la diferencia, en sexo, sangre y soplo, cifras de un sentido, en la ausencia
del sentido.
En
mi Manifiesto contra el Neoliberalismo, escrito en 2009, entre otros conceptos,
en tiempo de poesía esencialista he expresado: “Estamos aquí, todos nosotros,
con un pasado que nunca cesa, un futuro que nunca empieza, un presente que
nunca acaba…pareciera que no terminan nunca de cavar, de explotar, mentir,
expoliar, difamar, esclavizar, anestesiar, asustar, asesinar y robar a los
pueblos, gobernantes, medios corporativos de manipulación de masas,
multinacionales miserables… los habitantes de este mundo, temerosos, ensalzan
muchas veces a su verdugo, representado en estos ignorantes y bestiales
asesinos seriales de la vida.
En
respuesta, a las calumnias perpetradas a los puros, a un sistema donde la ética
no encontró su espacio y la nobleza ha sido aniquilada, donde la miseria se
instaló como forma de vida, nos unimos Indignados, para buscar paz, equidad y
libertad en verdad, y para ver si encontramos alivio para nuestro dolor, de
haber soportado ser archivos de piedras y plantas olvidadas.
Nuestros
sueños que hablan, nos cuentan hoy otra historia que viene de ayer y apunta
hacia el mañana.
Nos
habla la libertad y la verdad a nosotros, los Indignados, los que somos gente
simple y sencilla, los que somos gente común, como nos nombran los poderosos.
Todos
los días y sus noches que arrastran, quiere el poderoso bailemos su música sin
melodía y repetir su brutal sometimiento.
El
hombre falso, gobierna sus tierras y tiene grandes máquinas de guerra que
reparten el dolor y la muerte en la Tierra. El falso que es gobierno nos manda
la basura, los mentirosos que engañan y regalan olvido a su gente.
Hoy,
miles de seres humanos de los cinco continentes gritan su “¡ya basta!” aquí y
en todas partes… gritan ¡ya basta! al conformismo, al nada hacer, al cinismo,
al egoísmo hecho Deidad del Sistema asesino.
Hoy,
miles de pequeños mundos de los cinco continentes ensayan un principio aquí y
en todas partes, cual principio de la construcción de un mundo nuevo y para
todos, es decir, un mundo donde quepan todos los mundos.
Indignados
de todo el mundo bienvenidos a la rebelión, a este y cualquier rincón del mundo
donde todos somos iguales porque somos diferentes.
Bienvenidos
a la búsqueda de la vida y la lucha contra la muerte y la destrucción,
bienvenidos a este primer gran encuentro de todos los seres libres, por la
Humanidad y contra el Neoliberalismo. Libertad, amor, armonía y belleza”.
No
nos convirtamos en víctimas, fracasados, cobardes, en la economía de nuestros
propios recursos en acción y discursos, marcando el trayecto de una historia,
la de nuestro tiempo, que se debate entre utopías y derrotas, entre voces,
silencio y “miedo”.
Unamos
voluntades, los libres y autodeterminantes, persistiendo en la resistencia a
los ismos que nos llevan a ser esclavizados. Cuidemos de nosotros mismos, en
libertad y verdad… tenemos una vida por vivir, ¡honrémosla!… demos espacio a
nuestro deseo iconoclasta de que la “posibilidad desmesurada” sea un digno
horizonte a alcanzar.
Desde
mi lugar de hombre que vive, goza y sufre, les comento que sobrevivido en una
Argentina manipulada por ignorantes mentirosos, bestias oportunistas,
excluyentes, resentidos sin pertenencia y cobardes genocidas, el haber sido
capaz de superar semejante condena me acostumbró al riesgo, me ha fortalecido y
me he capacitado para intervenir en los combates intelectuales que me
aguardaban, no menos feroces que los crueles atentados a los que me he visto
expuesto por los denominados “políticamente correctos” y las brutales
exclusiones de una familia plutocrática, cruel, degradante, snob y burguesa,
traidora con el legado recibido por mis ancestros… y la vida va!.
He
aprendido desde muy joven a enfrentar las cuestiones desde un lugar
absolutamente original, desde la libertad en amor, de ser simplemente yo, y dar
la espalda a los alcahuetes de cualquier ideología. El amor no es para todos… y
¡la vida va!
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