CUATRO BODAS Y
UN FISCAL
DAVID TORRES
Una
de las grandes ventajas de contar con una organización criminal desorganizada
al frente del país es que te ríes mucho. Mucho. Es verdad que luego casi todo
lo demás son desventajas y que da bastante pena, más miedo y no digamos asco,
pero por lo menos unas risas no te las quita nadie. Por ejemplo, Francisco
Granados ha pedido que lo excarcelen para poder ayudar a sus dos hijas
adolescentes, que viven, según él, de alquiler en una modesta casa hipotecada.
Se queja de que su mujer apenas consigue lo suficiente para vivir y que, en
comparación con otros insignes casos aislados del PP, se encuentra en una
situación de injusticia absoluta, como si hubiera sido el único que hubiese
metido mano. Es triste de pedir, más triste es de robar.
Como
criminal, vale, lo que quieran, pero como organización, el PP deja bastante que
desear. Granados -un tipo que en las tertulias de extremo centro iba
dictando lecciones de honradez y clamando que había que expulsar del país a los
sinvergüenzas- recibía novecientos mil euros de comisión por cada colegio
concertado adjudicado y ahora se encuentra sin un céntimo en el bolsillo y a
punto de montar una colecta. Unos constructores le regalaron en Ávila una finca
de casi un millón de metros cuadrados en la que Granados, su familia y varios
amiguetes acudieron regularmente durante una década a darse la vida padre. En
el registro de la propiedad que llevaron a cabo efectivos de la Guardia Civil
encontraron seis vehículos “quads“, un Ford Ranger, una excavadora, una
furgoneta y 24 caballos españoles de pura raza. Lo más probable es que los
caballos y los coches los olvidaran allí unos fontaneros, igual que el maletín
con un millón de euros escondido en un armario de la casa de sus suegros.
Para
parecerse todavía más a El Padrino, los grandes putrefactos del PP
siempre incluyen una ceremonia nupcial en mitad de la película. Matas consiguió
un permiso para asistir a la boda de su hija en Mallorca sin el traje a rayas:
unos esponsales pantagruélicos como no se veían en España desde los tiempos en
que Jose Mari casó a la suya en El Escorial con un montón de testigos de la
trama Gürtel. Se ignora también de dónde sacó Matas el dineral para pagar
semejante dispendio, sobre todo teniendo en cuenta que se había declarado
insolvente a la hora de sufragar los gastos judiciales. Probablemente fueron
los mismos fontaneros de antes.
La
hija de Ignacio González, el hombre que susurraba a los fiscales, también se
casa en septiembre por todo lo bajo pero su padre ya ha anunciado que
probablemente no hará acto de presencia para no quitarle protagonismo. González
tiene tantos contactos en la Policía Nacional, la judicatura y las altas
esferas del poder que el fiscal Carlos Yáñez ha desestimado su puesta en
libertad con un escrito que menos mal que lleva sellos oficiales porque si no
parecería un avance del próximo tomo de Mortadelo. Allí queda probado que el ex
presidente de la Comunidad de Madrid recibió un chivatazo del secretario de
Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, a través de su hermano Pablo González,
para que todo quedara en casa. Cuanto más se conocen los entresijos de esta
investigación secreta -que la conocía hasta el bedel-más recuerda un caso del
inspector Closeau. En cuanto a González, da la impresión de que tiene los
mismos conocimientos legales que aquel guardabosques que interpretó una vez
Manolo Gómez Bur, quien ante la acusación de asesinato creía que le iban a
aplicar un código penal del siglo XVI y le dijo al juez antes de que dictara
sentencia: “El destierro, si pudiera ser a Zamora: es que tengo familia”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario