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jueves, 18 de mayo de 2017

SUSANA DÍAZ NO SE INDIGNÓ: ELLA SÍ TIENE DOS CASITAS

SUSANA DÍAZ NO SE INDIGNÓ: ELLA 
SÍ TIENE DOS CASITAS
DAVID BOLLERO
El fenómeno del 15-M, del que hace unos días hemos celebrado su sexto aniversario, ha generado multitud de debates sociológicos y políticos. Uno de los más recientes es el que expuso Susana Díaz y que, en resumidas cuentas, concluía que en 2011 se desarrolló un movimiento de una envergadura tal que inspiró a otros a nivel internacional como Occupy London, únicamente porque no tenían su casita en la playa. Imaginen, millones de manifestantes en todo el mundo, echándose a la calle porque creían que tendrían su vivienda en la playa y de pronto se toparon con la cruda realidad de que no.

Admitamos que es original el planteamiento y que, si lo aceptáramos, entenderíamos por qué Susana Díaz no salió a la calle y no se indignó: En una de sus declaraciones de bienes, la presidenta andaluza declaraba sus dos casitas de Sevilla y sus dos coches (Toyota Land Cruiser y Volkswagen Polo). Así se las gasta la hija del fontanero, casada con “el tieso”, como lo llama ella, el mismo que participó en nada menos que 102 de los cursos de formación investigados por la Justicia.

Pero, ¿qué decían en 2011 sus idolatrados José Antonio Griñán (el que la puso a dedo al frente de la Junta) y su mismísmo dios todopoderoso Felipe González? El primero, antes de las elecciones municipales que en Andalucía supondrían la primera vez que el PP gobernaba en todas las capitales de provincia, pedía que por favor siguieran siendo críticos, pero que fueran a votar.

Felipe González, por su parte, calificó a estos millones de enfadad@s por no tener casita en la playa como “un fenómeno interesantísimo”. Decía González que “es más un problema de oportunidades que de nivel de vida, de la generación mejor preparada que se siente, y tiene razón, con menos oportunidades y expectativas que la anterior”. No dijo nada de la casita, se le debió olvidar… lo que no se le olvidó fue lanzar una recomendación: que encontraran “respuestas para canalizar la protesta y la participación”.

El 15-M encontró las mareas, de todos los colores, que tanto han dañado, entre otros, a Susana Díaz, porque tanto la verde (Educación) como la blanca (Sanidad) le han plantado cara a la hija del fontanero y éste las ha ninguneado. El 15-M encontró también, posteriormente, a Podemos, que tantos dolores de cabeza y tanta bilis generan en la lideresa andaluza.

Susana Díaz milita en el PSOE desde los 17 años y, salvo unas pocas clases particulares y unas ventas de cosméticos a domicilio mientras se sacaba Derecho, no conoce en carnes propias lo que es luchar a pie de calle, en el mercado laboral, no ya por esa casita en la playa, sino por un mendrugo de pan que llevarse a la boca. Toda la vida en el PSOE. TODA.

Quizás por eso, cuando el otro día hacía ese análisis del 15-M, ni siquiera se daba cuenta de que, lo que en realidad estaba haciendo, era un análisis del inicio de la debacle del PSOE a manos de su ahora valedor José Luis Rodríguez Zapatero. Es tan equivocado, tan erróneo y alejado su análisis de lo que supuso y alumbró el 15-M que ahora muchos militantes, de es@s que tienen que votar en Primarias, entenderán por qué el PSOE está hecho unos zorros desde entonces.

Claro, que Susana Díaz como analista nunca ha estado muy ducha: ya en día previos a las municipales de 2011, cuando le dieron para el pelo a los socialistas, aseguraba en una entrevista que “los resultados en algunas ciudades andaluzas pueden ser mejores incluso que en 2007”, destacando Huelva, Málaga, Granada y Almería. Perdieron absolutamente todas las capitales andaluzas y, con ello, Díaz, entonces secretaria de Organización del PSOE andaluz, fracasó en su reto personal de mantener la hegemonía socialista.

Veremos si también fracasará o no su actual reto, para el que configuró una gestora a su medida que lo único que ha hecho es fracturar aún más a un partido que, hoy por hoy, ni socialista, ni obrero.

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