POR: EDUARDO SANGUINETTI,
FILÓSOFO
La
ideología simulada, travestida en dogma de ninguna creencia, solo niega y
denigra a los que afirmamos nuestra “pasión de vivir” en este mundo en
conocimiento y renuncia a tendencias degradantes de consumo de basura. Resistiendo
siempre al poder de las bestias, a la justicia criminal, a la mentira
oficializada por corporaciones económico mediáticas mercenarias, a la cobardía
de los pueblos, a la humillación de presidente empresario arrodillado ante rey
ridículo, a la patología de sujetos consumiendo “producto aspiracional” como el
iPod Apple, al que les asignan el milagro de pertenecer al círculo social de
cultura chatarra, a la inflexión de los intelectuales… Restos humanos
respirando la atmósfera podrida de este tiempo.
Bastan
unos minutos para individualizar las características del nuevo “sistema” que se
ha venido soldando, esto es, demarcar la negligente autocomplacencia de los
recién llegados de Paraísos Fiscales, financistas de activos incorpóreos
offshore, faranduleros ignorantes, haciendo uso de un calculado provecho
comercial y mercantil de “maneras” y “manías” que resultan “simpáticas”, de una
desmesurada avidez y de alabanzas sistemáticas de los que conforman el
espectáculo insano y mediocre de la degradada cultura y educación, hoy
exiliadas de la República Argentina.
El
ejemplo concreto lo tenemos en impresos panfletos laminados y cuanto medio de
comunicar el espectáculo existe, donde se instala el paraíso prostibulario de
gobernantes incapaces e ignorantes que habilitan a la fauna de la cultura por
contacto, habilitando a personajes sin trayectoria ni aportes concretos a la
creación y la investigación, pero con ansias de ofrecerlo todo en pos de un
futuro inexistente… artistas de la nada, locutores devenidos en escritores de
marquesinas de cadena de librerías “patisserie”, asesor marketinero
presidencial entusiasmado, modelos de pasarela y habitación 5 estrellas,
actores y actrices back-stage, políticos oficialistas y de los otros,
prostitutas por tendencia mostrando sus crías, jugadores del deporte de los
pueblos lobotomizados: “el fútbol”, posando con la “chica” recién sacada del
horno, portada de magazine amarillo cadmio, calentita para el juego del sexo
con banderita, chupándole entre otras cosas el salario y el sudor, modelos
veteranas devenidas en ¿periodistas new age?, luciendo su nueva cara, esculpida
por cirujano de matadero, cocineros a fuego lento, pontificando sobre de como
el lobo se comió a la oveja y, de ese modo se acomoda el ajedrez, ya sin piezas,
contrarreloj que marca el tiempo por venir.
Una
irritada malevolencia de los mercaderes de la cultura, ajenos a todo lo que
desde el origen ha construido la historia de la cultura y el riesgo que implica
hacerlo. Mercaderes que bajo la máscara de fundaciones, ONG y demás artilugios,
saben hacer buenos dividendos en el degradado mundo de la cultura y educación
de nuestros días, con la enorme hueste de mediocres operadores a sueldo,
siempre al servicio de la causa del lavado y de arrodillarse ante el altar del
“papel moneda”.
Ante
el estado de la educación, como está planteada desde hace décadas por los
burócratas del pensamiento y los delincuentes referentes del sistema
neoliberal, que decidieron crear un sistema “anti-educativo-anestésico”,
accionemos ya, nosotros los ciudadanos disidentes, pues deviene en la urgente
necesidad hoy, de formar a los educandos, capacitándolos para la incertidumbre
que plantea este milenio y no deja de ser una simulación de una historia, de la
que somos espectadores sumisos ante la degradación y caída de la educación, en
términos de relación y conocimiento.
Se
eleva a categoría de deidad y ni siquiera se discute lo vano y fútil, lo
degradante y engañoso, lo perverso y pervertido, en fin, los excrementos de lo
que se pensaba superado. Un orden monótono y totalizante, instaurado por una
lógica indigente a la mirada de la cual todo se iguala.
Podemos
contraponernos a todo eso con la educación. Esa es la razón que me ha guiado al
desarrollar mis últimos textos y escritos a pesar de la sistemática censura
para ser distribuidos e incluso la orden de no ser editados, pues propongo un
giro de 180º grados donde manifiesto entre otras cosas: “que lo esencial no ha
sido hecho, lo esencial no ha sido dicho…”. En la trilogía de mi libro “Pedagogía
de Unidad en Síntesis”, el segundo ensayo está dedicado a la educación, y en el
tercero desarrollo mi propuesta ética de resistencia a la crueldad del mundo
bestial por el que transitan nuestras existencias.
Se
trata de preparar nuestras mentes para el combate vital por la lucidez, y eso
significa que hay que estar siempre buscando cómo conocer el propio acto de
conocer. Hacer de lado privilegios para quienes somos herederos legítimos de
una tradición en la que el conocimiento implicaba responsabilidad y el
pensamiento tenía un sitio de honor en la vida de nuestra comunidad.
Hoy
estamos capacitados para asumir esa responsabilidad, enfrentando al sistema
imperante, dotando a nuestros maestros y profesores con vocación y en servicio,
de un sueldo acorde a la magnitud de su entrega, es decir asimilando el sueldo
de un docente al del legislador, pues simplemente es ético y se impone; creo
que la mayoría de la comunidad estará de acuerdo con esta propuesta que desea
una formación de excelencia para nuestros hijos, que no son un trámite, son la
vida misma… la proyección al futuro de nuestra especie, que debe ser superada.
El
núcleo sustancial y esencial de este “drama” es construir desde la educación
una cultura de excelencia, desde la universidad, los colegios públicos y
centros culturales, reflejados en un profesorado que garantice idoneidad,
capacidad y rigurosidad, ante la emergencia del instante, a un estudiantado
dinámico y con ánimos de sentar las bases de una política de autodeterminación
y emancipación cultural.
Enseñar
la condición humana debería ser el objeto esencial de cualquier sistema de
enseñanza, y eso pasa por tomar en consideración conocimientos que se
encuentran dispersos entre varias disciplinas, como las ciencias naturales, las
ciencias humanas, la literatura y la filosofía.
Hay
que aprender a navegar en el océano de las incertidumbres a través de los
archipiélagos de las certezas.
Debemos
salvaguardar a profesores y maestros para que puedan instruir a nuestros hijos,
anteponiendo la grandeza, que creo, aún tenemos. Con la educación de nuestros
niños no se juega ni especula, pareciera ser la norma, puesta en acto del
espectáculo que gobiernos de todos los colores, año tras año, que, con excusas
y justificaciones cobardes y oportunistas hicieron colapsar el sistema
educativo.
El
pensamiento complejo es una unión entre simplicidad y complejidad, lo que
implica procesos como seleccionar, jerarquizar, separar, reducir y globalizar.
Se trata de articular lo que está disociado.
Espero
que esta columna inspire al lector a seguir viviendo, educando, transmitiendo
desde el sitio que ocupa hoy en esta pobre sociedad: “poéticamente y con
sabiduría”.
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