UN DESFILE MILITAR CONMEMORARÁ EL INICIO DE LA OCUPACIÓN, SAQUEO Y
EXTERMINIO EN AMÉRICA LATINA
Por
Kaos. América latina
El
12 de octubre de 1492 se inició el camino de la invasión, saqueo y exterminio
de América Latina. Se cometieron crímenes atroces en nombre de la religión y la
civilización. El genocidio que acabó con 21 millones de indígenas.
En 1492, los nativos descubrieron
que eran indios,
descubrieron
que vivían en América,
descubrieron que estaban
desnudos,
descubrieron que existía
el pecado,
descubrieron que debían
obediencia a un rey y a una reina de otro mundo y a un dios de otro cielo,
y que ese dios había
inventado la culpa y el vestido
y había mandado que fuera
quemado vivo quien adorara al sol y a la luna y a la tierra y a la lluvia que
la moja.
Eduardo Galeano. Los hijos
de los días.
Edit. S.XXI
En
el estado español se celebra la ocupación de América y se exalta el
nacionalismo demostrado en desfiles militares que llenan las calles de banderas
rojigualdas. Con total desparpajo
algunas agencias internacionales, indican que “se celebra el Día de la
Hispanidad porque el 12 de octubre de 1492 Cristobal Colón desembarcó junto con
sus hombres a la isla Guananí, en el archipiélago de las Bahamas, dando
comienzo a un puente cultural entre los pueblos de Ámerica y España que se
mantiene hasta hoy”.
Pues
ese puente cultural acabó con la vida de 21 millones de indígenas, implantó la
destrucción, el saqueo y el exterminio. Y perpetuó el colonialismo que al día
de hoy existe por el expolio de las grandes transnacionales españolas.
Las
Fuerzas Armadas desfilan este lunes para “realzar en lo posible” la
conmemoración de la Fiesta Nacional de España y “buscar en la misma la plena
integración de todos los elementos históricos y culturales que conforman la
nación española”, según se explica en un Real Decreto.
Manifiesto
de Plaza de los Pueblos
Las asambleas, colectivos, asociaciones y
personas que nos adherimos a esta
Declaración, queremos expresar nuestro profundo rechazo a la celebración del día 12 de Octubre y
proponemos iniciar un proceso de
diálogo amplio que permita resignificar esta fecha, a través del reconocimiento del dramático impacto de la
colonización histórica y de las nuevas
colonizaciones en la sobrevivencia, dignidad y soberanía de los pueblos del territorio hoy conocido como
Latinoamérica/Abya Yala y muchos otros
pueblos alrededor del mundo.
El 12 de octubre constituye simbólicamente el
inicio de una ocupación político militar que tuvo como resultado el
exterminio de más de 80 millones de personas y la esclavitud y
desplazamiento forzado de otras cientos de miles, pertenecientes a pueblos
originarios de América y África
La colonización supuso para los pueblos ocupados
la destrucción de su sistema político, la represión de su
espiritualidad y sus sistemas
culturales, que devino en pérdida de diversidad no sólo para estos pueblos sino para el conjunto de la
humanidad.
La colonización supuso la apropiación de los
territorios y su instrumentalización
como meros recursos naturales que fueron expoliados de manera indiscriminada, sin que los
pueblos originarios obtuvieran
beneficios ni pudieran disponer de mecanismos para alcanzar y
mantener su bienestar.
La colonización, sumada a los sistemas
patriarcales ya instalados
ancestralmente, significó un sometimiento aún mayor de las mujeres indígenas, que sufrieron violaciones
sexuales masivas como parte de la
estrategia de dominación y fueron obligadas a cumplir tareas
necesarias para el mantenimiento del
sistema patriarcal colonial, limitando su
desarrollo pleno como personas.
La colonización es una de las causas históricas
más importantes del desconocimiento
actual de los saberes de los pueblos originarios, del menosprecio de sus lenguas y de sus sistemas
de salud y de organización social y en
definitiva, de las restricciones a su autonomía y soberanía.
La colonización instauro estructuras político
sociales profundamente racistas y
discriminadoras que establecen una supuesta superioridad de los pueblos ocupantes sobre los ocupados,
que se mantienen hasta hoy en la
mayoría de los países resultantes del proceso de colonización y que son la base de las principales
desigualdades, conflictos armados,
violaciones de derechos humanos y de la situación de vulnerabilidad
de las poblaciones indígenas.
La falta de una mirada crítica de la
colonización ha minimizado el impacto
de los procesos descritos anteriormente, haciendo posible que se
instalen discursos que la justifican como mecanismo “civilizatorio” que ha
hecho posible el “desarrollo” de los territorios ocupados. Este discurso sigue legitimando hasta el día de
hoy la sistemática exclusión política, cultural y social de los pueblos
indígenas por los estados en los que nacieron, así como la expropiación de
los territorios habitados por los pueblos originarios sobrevivientes
como estrategia de apropiación de los recursos naturales de los
mismos, llegando inclusive a considerarlos terroristas cuando
muestran resistencia a abandonar dichos territorios.
Actualmente, somos testigos de nuevas formas de
colonización tanto en los territorios históricamente ocupados como en
otros, a través de la explotación de
recursos naturales y humanos, la esclavización mediante deudas ilegítimas, el acaparamiento de
tierras, las intervenciones y
ocupaciones militares, los regímenes de apartheid, los tratados de libre
comercio… La cooptación por parte de capitales y empresas multinacionales de los organismos y espacios
institucionales que deberían estar al
servicio de las poblaciones y de la democracia, derivan también en el acaparamiento o
destrucción de los territorios y la
esclavización y desplazamientos forzados de poblaciones, obligadas a dejar su país de origen para escapar de
guerras y violencia económica sin que
sea garantizado el derecho a moverse libremente en este planeta,
encontrando muerte y discriminación en su camino. Nuestros derechos
fundamentales y la misma supervivencia de la tierra se encuentran cada vez más amenazados por la acción del
mercantilismo sin escrúpulos de las multinacionales y corporaciones transformando
en títeres a los gobiernos.
Los pueblos originarios continúan desde el inicio
de la colonización histórica un proceso
de resistencia para la defensa y preservación de sus sistemas ecológicos y culturales, en una
situación de desigualdad ante los
intereses privados y la limitada voluntad o capacidad de los Estados para respetar y proteger su
soberanía, sus derechos y su existencia
misma.
Nuestro
objetivo
Nuestro objetivo es fortalecer la soberanía de los
pueblos, que se respeten las semillas ancestrales y se proteja su
diversidad, considerando los modelos tradicionales de agricultura,
prohibiendo la utilización de químicos que dañen la globalidad del
planeta, favoreciendo aquellos modelos de vida, de producción y de cultivo
que sean respetuosos, que promuevan el consumo responsable, y cuyo
impacto en los ecosistemas sea mínimo, favoreciendo la utilización de
energías alternativas. Que los pueblos originarios, verdaderos guardianes de
la naturaleza, tengan el derecho a recuperar sus territorios
ancestrales y a vivir de acuerdo con su cultura.
Resistimos
construyendo alternativas a pesar de la criminalización y de la represión a los
movimientos sociales.
No es posible dar vuelta a la historia y
eliminar los estragos causados por la colonización. Sin embargo, sí que es
posible accionar para visibilizar las diferentes visiones y
vivencias sobre esta parte de la historia, apoyar la acción de la justicia y
la reparación de los daños causados y, especialmente, la no repetición
del daño ya sea de manera simbólica o material y trabajar para la
superación del sistema económico
político global que funda sus raíces en todo tipo de colonización.
Por todas estas razones, consideramos que
mantener cualquier acto de celebración
del 12 de Octubre resulta inaceptable, más aún cuando estas son realizadas por Estados que se consideran
democráticos.
El principal acto de celebración institucional
español es un gran desfile militar. Los ejércitos cuidan los
intereses económico-energéticos de las grandes corporaciones. Queremos que
el presupuesto que se dedica a los gastos militares se invierta en necesidades sociales.
En este sentido hacemos un llamamiento a todas
las personas, colectivos, asociaciones e instituciones a iniciar
procesos de reflexión y acciones que favorezcan una resignificación del 12 de
Octubre, que permitan una relación más digna e igualitaria entre los
pueblos.
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