MUCHO
SACRIFICIO, PERO
POCO EMPLEO
Vicente
Clavero
Después
de haber hecho todo tipo de perrerías a los trabajadores, Mariano Rajoy cierra
esta interminable legislatura sin crear un solo empleo neto. De poco han
servido sus despiadados hachazos al Estado del bienestar ni los recortes de los
derechos laborales que había costado décadas conquistar. A 30 de septiembre,
seguía habiendo en España menos ocupados que cuando el PP llegó al poder,
pronto hará cuatro años.
Los
datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA), correspondientes al
tercer trimestre de 2015, son concluyentes. En diciembre de 2011, al llegar
Rajoy a la Moncloa, el número de personas que disfrutaban de un puesto de
trabajo era de 18.153.000. Pues bien, ahora hay cien mil menos, siempre según
esa estadística, sin duda la más fiable para conocer la verdadera situación del
mercado laboral.
Que
la última EPA del año, cuya publicación suele producirse en enero, sea más
favorable es una posibilidad. Pero eso ocurrirá, en todo caso, más allá de las
elecciones generales del 20 de diciembre, por lo que sus efectos políticos
tendrán ya poca trascendencia, aunque hasta entonces el Gobierno nos va a
bombardear con previsiones muy halagüeñas, como ha empezado a hacer esta semana
el Ministerio de Economía.
Es
verdad que el paro sí ha descendido durante el mandato de Rajoy, concretamente
en 435.500 personas. Sin embargo, esa cifra resulta engañosa, porque no
responde a un aumento del empleo, que como hemos visto no se ha producido. Lo
que pasa es que la población activa ha caído, gracias a los españoles
desanimados que se han ido al extranjero en busca de trabajo y a los
inmigrantes que se han visto obligados a regresar a sus países por razones
económicas.
Sin
esa circunstancia, el volumen de parados sería ahora mayor que al principio de
la legislatura. De donde se deduce que el gran éxito de Rajoy ha sido convertir
España en un país exportador de trabajadores. Es decir, en un país que pierde a
chorros mano de obra y talento porque no es capaz de ofrecer suficientes
oportunidades, sobre todo a los jóvenes, que tienen derecho a un empleo acorde
con su formación.
Esos
jóvenes a lo que pueden aspirar aquí, en el mejor de los casos, es a un trabajo
inestable y mal pagado; a encadenar contratos abusivos por cuatro duros, sin la
menor posibilidad de acometer un proyecto de vida razonable. O a continuar
forzosamente bajo el amparo económico de sus padres, cuando no de sus abuelos,
que no me negarán que es una situación de lo más frustrante.
Porque
con Rajoy no sólo no se ha creado empleo neto, sino que además han empeorado
las condiciones del que ya existía. Ahí van un par de datos: en estos casi
cuatro años, el número de ocupados con contrato indefinido ha bajado en
350.000, mientras que el de temporales ha subido en 150.000. De modo que, a día
de hoy, un 26,6% de los trabajadores viven en las más absoluta inseguridad, el
peor dato en siete años.
Todo
un motivo de satisfacción para alguien que, como Rajoy, se había jugado su
capital político a la carta de una recuperación de la que se felicitan quienes
en realidad nunca ha sufrido los rigores de la crisis, pero que no acaba de
notarse a pie de calle.
.
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seguirme en Twitter: @vicente_clavero
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