viernes, 1 de mayo de 2015

ME DESORINO

ME DESORINO

Había hace un tiempo en Twitter una cuenta genial que parodiaba a Esperanza Aguirre. El gran mérito era que no se separaba demasiado de la realidad frívola que la condesa de Bornos desprende y dibujaba a una lideresa muy parecida a como la podemos llegar a imaginar en la intimidad. En uno de sus tuits, el personaje hablaba de la pobreza: “No vale acordarse de los pobres solo en Navidad. El resto del año también hay que reír JAJAJA. Los pobres más graciosos son los de solemnidad”. En otro, un mendigo le pedía algo y Espeonza (así se llamaba la parodia) lo que le daba al mendigo era una hostia.
Uno de los principios básicos de la política es el de saber señalar adversarios de cara a los votantes para que sepan donde situarte. Esperanza Aguirre, sospechosa de hacerse la tonta pero nunca de esconderse, ha decidido explicar sin rubor que uno de sus adversarios en esta campaña electoral de la era de la pobreza y el desahucio son las personas a las que la vida las ha colocado entre cartones en la acera. Fuerte con los débiles y débil con los fuertes, podría ser el lema de la campaña. Desde el palacete del barrio de Malasaña ya se imprimen los carteles.
“Una gran ciudad como Madrid, poblada de personas solidarias y compasivas, no puede ver con tranquilidad a gente que no tiene donde dormir”. En este tuit, que no es de la parodia, sino de la Esperanza real, destacan tres palabras: “ver con tranquilidad”. Ese ver con tranquilidad en realidad significa “soportar”: “no podemos soportar ver a gente por ahí tirada en la calle, porque molestan a la vista”, lo traduciría la cuenta que imitaba a Aguirre acercándonos mucho más a la realidad que el edulcorado tuit de la lideresa real.
De los derrapes de la política, como del cerdo, se aprovecha todo. Si la condesa lideresa se pasa los derechos y la dignidad de las personas sin hogar por el arco de la Puerta de Alcalá, reduciéndolas a un problema visual para los japoneses que vienen a fotografiar terrenos recalificables , ¿por qué no darle un giro a eso? ¿Por qué no aprovechar el derrape para presentarse ante los votantes como una especie de Madre Teresa de hierro de esos jodidos andrajosos que por no tener ni siquiera tienen nada que privatizarles?
Se ponía serio conmigo un periodista que conocía de cerca a Aguirre una vez que yo bromeaba sobre sus salidas de tono y su karma de estrella del Rock&Roll: “Es una mala persona”, me decía. Si hay una forma humana de medir en esta vida el valor que tiene una persona es el valor que les da a las demás personas, que con sus circunstancias y dificultades la rodean. Y Esperanza Aguirre acaba de darles estatus de mobiliario urbano desagradable a la vista a quienes peor lo están pasando por esta crisis y a quienes viven en una crisis eterna.
Siguiendo la misma corriente filosófica que llevó a George Bush a proponer acabar con los incendios talando los árboles, Esperanza ya tiene un plan para acabar con la pobreza en Madrid: ir contra los pobres. Me desorino.

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