martes, 10 de marzo de 2015

LAS PARADOJAS DE LA RELIGIÓN EN LA ESCUELA

LAS PARADOJAS DE LA RELIGIÓN 
EN LA ESCUELA

Muy bienvenida sea la contestación política, mediática y social que se ha organizado con la publicación en el BOE del nuevo currículo de religión en la escuela.
Algunos sectores venimos denunciando este hecho desde hace mucho tiempo e, incluso, desde los años noventa, existe una Campaña unitaria denominada: “Por una escuela Pública y Laica: Religión fuera de la Escuela”. Sin embargo algunos de los que (ahora) se “rasgan las vestiduras” nunca han querido participar de ella, quizá porque en los contenidos de la Campaña también se promueve la no financiación por parte del Estado de los centros dogmáticos católicos. Y/o -también- porque “defienden” los puestos de trabajo de las personas que imparten religión y que han sido designados por los obispados: Primera paradoja.
Segunda paradoja: Hay que recordar que en 2007, con otro gobierno y otra mayoría parlamentaria, también se publicó en el BOE, el currículo de Religión, que -en el fondo- era de similares características, aunque entonces se hablaba del hecho religiosos global, por ejemplo. Pero sin embargo, una de las novedades de entonces fue que se incorporaban contenidos para el “segundo ciclo de educación infantil”, hecho –lamentable- que iba mucho más allá de lo que estipulan los “Acuerdos con la Santa Sede de 1979”, ya que estos se refieren solo a la Preescolar de 4 y 5 años y con la Educación e Infantil (LOGSE-LOE) se ampliaba a los tres años.
Ya, este hecho, se catalogó -por nuestra parte- de vergonzante e ilegítimo. Pero, sin embargo, no se produjo tanto revuelo, desde ciertos sectores que hoy “montan en cólera”.
Es cierto que entonces gobernada la Conferencia Episcopal el integrista Rouco (y estaba en el guión) y,tercera paradoja, ahora es Blázquez, el Delegado del Papa populista y aperturista: Francisco. Quizá por ello a algunos les sorprende aun más. Como si la institución papal históricamente no fuera la misma y con los mismo intereses de todo tipo. Para que “algunos” aprendan.
Diversos colectivos cristianos de base se están quejando de este currículo (con razón), pues dicen que puede tener un efecto “bumerán” contra la propia Iglesia y que “atenta contra la libertad de conciencia” del alumnado. ¿Y lo que había hasta ahora, no atentaba a la libertad de conciencia?: Curioso. Cuarta Paradoja.
Aunque asistir a religión es una opción voluntaria. ¿Es que segregar al alumnado, independientemente del currículo -sobre todo en edades tempranas- en función de las convicciones de sus padres/madres no es una afrenta a la libertad de conciencia de todos y todas y una grave vulneración de los Derechos de la Infancia?
Hay quienes desde esa parte del ámbito cristiano, con buena voluntad, más que con pragmatismo, expresan: “…no está mal que se hagan algunas explicaciones teológicas, pero no hay que imponer prácticas religiosas. Es un cambio brutal, retrógrado, porque desde hace muchos años ya estaba asumido que la asignatura de Religión es el estudio del fenómeno religioso”. Aunque -nos consta- que -acertadamente- otros colectivos cristianos de base abogan, con claridad, para que le religión salga de la escuela. Esa es la cuestión.
Esta situación y estas paradojas nos lleva a la siguiente conclusión: En el fondo, el problema no radica en el currículo que se acaba de publicar.
Lo trascendente e importante es qué la Religión confesional sigue presente en la Escuela, por decisión política, de unos y otros, con ciertas complicidades sociales y sindicales. Y que el Estado financie Centros privados dogmaticos católicos, que -además- con la LOE/LOMCE se les considera, nada más y nada menos, que como Servicio Público.
Que más de quince mil “verdaderos delegados diocesanos” designados por los Obispos, figuran como personal laboral (gracias a la LOE) en los centros escolares de titularidad pública y que no sólo se limitan a impartir catecismo a los escolares que asisten a religión sino que hacen proselitismo católico (en ocasiones muy integrista y en contra de leyes civiles), que participan de los debates en los claustros y en el Consejo Escolar, que imparten otras asignaturas (con la complicidades políticas y sindicales) y que gracias, en esta ocasión a la LOMCE, podrían ser designados como miembros de los equipos directivos en la Escuela de titularidad Pública.
Que en una inmensa mayoría de las aulas que se imparte “catequesis”, antes y después del BOE: Se reza, se promueve la diferenciación sexual y de roles (niño-niña) como don recibido de Dios, se habla de creacionismo, se difunden ideas en contra de leyes civiles, como la interrupción del embarazo, la sexualidad, los modelos de familia, la orientación sexual, etc. etc. etc. Se transmiten ideas mágicas que van en contra de razonamientos filosóficos y científicos probados. Y luego están los libros de texto de religión que se viene utilizando desde hace tiempo, verdaderos catecismos, que rezuman patriarcado.
En todo esto radica el verdadero problema. Pero ésto a algunos, de los que ahora “ponen el grito en el cielo” (nunca mejor expresado), no lo van a reconocer. Como se niegan a utilizar el eslogan: “Por una escuela Pública y Laica: Religión fuera de la Escuela”: eso es demasiado: Quinta paradoja.
Como antes comentábamos: Mientras tanto -afortunadamente- año tras año, cada vez menos escolares asisten a religión. Por ello las personas que imparten religión (que cada vez tienen menos alumnado que atender) se dedican a realizar otras tareas organizativas y académicas… Por supuesto, quitando puestos de trabajo a miles de profesores interinos que han aprobado una oposición por mérito y capacidad: Sexta paradoja.
Pero –sobre todo y como antes indicábamos- una gran mayoría de estas personas se dedican a hacer proselitismo religioso católico en los centros. En suma: A evangelizar, que para eso están. Para velar porque se mantenga la simbología católica, poner belenes, hacer actos procesionales, poner carteles católicos en los centros y a promocionar la caridad cristiana. También a invitar al Obispo de turno (al fin y al cabo es su jefe) a que saluden a todos los escolares de un centros con un evangélico “besamanos”. En ocasiones, a llevarlos a que se le imponga la ceniza a oír misa o cualquier acto religioso en horario lectivo A promocionar los sacramentos. A organizar “apetitosos” viajes para sus alumnos. Y ello nos cuesta a todas y a todos, llevemos a nuestros hijos a religión o no, unos setecientos mil millones de euros cada año. Séptima paradoja.
Eso parece no molestar tanto. Como tampoco que se financien -por parte del Estado- es decir por parte de todos y todas, católicos o no, centros dogmáticos católicos, mientras se eliminan aulas, profesorado y medios de todo tipo en la escuela de titularidad pública. Octava paradoja.
Amigos y amigas: Todo va en el mismo “paquete”, por mucho que “algunos” miren hacia otro lado. Y ahora se quejen de un boletín que huele a incienso. Pero, por supuesto, ¡bienvenido sea este debate! Y más, en pleno año electoral.
*Francisco Delgado es presidente de Europa Laica

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