jueves, 15 de junio de 2023

MOVIMIENTO TXAPOTISTA DE LIBERACIÓN

 

MOVIMIENTO TXAPOTISTA DE LIBERACIÓN

En un país controlado culturalmente por una derecha hipócrita en lo político y en lo mediático, los anunciantes no se espantan ante el uso del dolor, pero sí ante el uso del humor

GERARDO TECÉ

El presentador Héctor de Miguel durante una emisión reciente del programa satírico Hora Veintipico.

Que la derecha use a las víctimas de ETA para hacer campaña electoral jugando con su dolor es lo esperable. Que inventen lemas como Que Te Vote Txapote, popularizado, recordemos, por un ultraderechista que culpaba a Pedro Sánchez ante las cámaras de TVE por haber recibido una multa de tráfico en un pueblo gobernado por el PP, es lo que se puede esperar de una derecha española maestra en movilizar al más tonto del pueblo que hoy corea el último lema y ayer votaba a quienes definían a ETA como Movimiento de Liberación Vasco. Que esa derecha se parta la camisa y llore en nombre de las víctimas –cuyo dolor no les importaba un cuarto de hora antes– si alguien externo a la fiestuki ultra ridiculiza lo de Txapote es lo que cabe esperar. Lo que no deja de sorprender –y mira que deberíamos estar curados de espanto– es ver a personas decentes pedir perdón si han podido molestar a alguien burlándose de lo que es dignísimo de ser burlado.

 

Esta semana cae un chaparrón sobre la redacción de la Cadena Ser. Los amigos de Hora Veintipico, el espacio de información satírica dirigido por Héctor de Miguel, bromeaban sobre la incorporación del cantante Pitingo a la corriente intelectual del Que Te Vote Txapote. Nada sorprendente. Pitingo se apunta a las tesis de la ultraderecha con la misma facilidad con la que se apunta a un disco de versiones. El presentador del espacio comentaba la jugada: “Txapote por lo menos era rápido y ha pagado su deuda con la sociedad, pero Pitingo is killing me softly”. Roturas de camisa, lágrimas desconsoladas, el niño Jesús llora porque las víctimas de ETA han sido ofendidas. Quienes usaban la violencia de ETA para protestar por una multa de tráfico, quienes aseguran que ETA sigue viva a pesar de que las asociaciones han pedido que dejen de manosear el dolor con fines partidistas, piden la inmediata retirada del programa de la parrilla de la SER. Horas después, la dirección del programa de humor emite un comunicado disculpándose por hacer su trabajo: humor. Concretamente con quienes llevan manoseando a las víctimas del terrorismo desde que el mundo es mundo.

 

Se llama ceder ante el teatrillo ultra. Quizá por presiones internas de la Cadena que sabe que los próximos presupuestos generales del Estado podrían caer en manos del Movimiento Txapotista de Liberación, quizá porque, en un país controlado culturalmente por una derecha hipócrita en lo político y en lo mediático, los anunciantes no se espantan ante el uso del dolor, pero sí ante el uso del humor. No será el último capítulo que veamos. Hace unos días la derecha bramaba por unas declaraciones del expresidente Zapatero en la que constataba un hecho: ETA abandonó la violencia bajo su mandato. Hoy el escándalo recae sobre el delegado del Gobierno en Madrid tras declarar que, en esta legislatura, con su apoyo a leyes que han mejorado la vida de la gente, Bildu ya ha hecho más por España que los patriotas de cartón piedra. Lo que este hombre vivirá en las próximas fechas será un infierno. El mismo que vivió Irene Montero y la ha condenado al abandono de los suyos. Se llama tener miedo. Y es lo peor que se puede tener cuando en el horizonte asoman las sombras de la estupidez.

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