EL MANDA'O DE VILLAR DE CAÑAS
ANA PARDO DE VERA
Cuando escuchas las declaraciones sobre Irene Montero del alcalde de Villar de Cañas (Cuenca), tienes dos opciones: creer que el sujeto, José María Saiz, ha ingerido algo más que agua (¿En su mundo sería un atenuante para agresión sexual o la injuria, ya que estamos?) o aceptar que hay determinados entornos en donde hacer ese tipo de comentarios es normal, sobre todo, cuando el que te pregunta es un buceador en pocilgas, buscando la mierda en lo más profundo de ellas. Y encuentra, vaya si encuentra; desgraciadamente, el excremento machista nos llega aún hasta el cuello gracias a quienes lo expulsan de continuo.
Mientras escribo,
hago un ejercicio de abstracción que me lleva a lugares conocidos y no lejanos:
hombres -alguna mujer, tal vez- reunidos en torno a una mesa (bar, restaurante,
casa particular...) comentan el chiste de Saiz: "Razón tiene, pero un
alcalde no puede decir eso en televisión", como si la pocilga del que
pregunta pudiera llamarse televisión. Esto lo dice Don Sensato. El resto se
carcajean del comentario del alcalde y acaban yéndose por derroteros
pseudopolíticos de comunismos y dictaduras rojas y satánicas con mujeres
jóvenes que no llegan a sus ídolos (Abascal o Feijóo) ni a la suela de los
zapatos y cuyo único mérito es haberse acostado con algún poderoso. El clásico
entre los clásicos.
Lo que ilustro no
es una caricatura, sino la realidad, y tiene mucho que ver con el discurso
degradante de la aspirante a ser clase política cuando en lo que se queda es en
cuadrilla populista, misógina, racista y homófoba. Les recuerdo, para refrescar
memoria: junio de 2017, Rafael Hernando, entonces portavoz del PP, en la
tribuna del Congreso: "Hay quien dice que estuvo mejor la señora Montero
que usted, pero no diré yo esto, porque si no, no sé qué voy a provocar en esa
relación". Hernando hace referencia a la pareja de la ministra de
Igualdad, Pablo Iglesias, tras una intervención de Montero. El comentario es
tan repugnante como el del alcalde de Villar de Cañas, pero en fino, pues no
hace referencia a prácticas sexuales explícitas. Con esto de Hernando, la
semilla está puesta, aprovechando el símil ya que hablamos de sexo y católicos
furibundos (y fariseos).
Hay más, aunque me
revuelva el estómago recordarlo: la diputada de Vox, Carla Toscano, aludiendo a
Montero de haber "estudiado en profundidad" a Iglesias como
"único mérito", hace un par de meses en el Congreso; o una concejala
de Ciudadanos en Zaragoza, Carmen Herrarte, asegurando en la misma época que la
de ultraderecha que la ministra de Igualdad está donde está porque la "ha
fecundado un macho alfa".
Así que, fíjense,
ya tenemos al trío de la derecha (PP, Vox y lo que queda de Ciudadans) soltando
la misma jaculatoria -y hay muchas más en idéntica línea- que luego ha de ser
repetida en cascada por los cargos y militancia de sus respectivos partidos
-modificada, adaptada al nivel de cada uno/a, enmierdada, etc.- para
deshumanizar a la persona señalada, en este caso, mujer, joven, de Podemos ...
¡y ministra de Igualdad! Por cierto, un departamento absolutamente inútil para
el trío. Que Feijóo y el PP se rasguen (o hacen que se rasgan) las vestiduras
por la grosería machista del alcalde Saiz es para echarse a reír si las mujeres
no tuviéramos ya la rabia en carne viva con tanta mala bestia de manual
machirulo. Sangramos, oigan; sangramos por los oídos de escucharles.
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