TESTIGO MUDO. EL RELOJ. JUAN MANUEL
FERNÁNDEZ DEL TORCO ALONSO.
JUAN FRANCISCO SANTANA
Nuestra profesión y nuestras aficiones nos llevan, en multitud de ocasiones, y esta novela que hoy presentamos es un claro ejemplo de ello, a hacer que en nuestras creaciones se vean reflejadas y el que se dirige a ustedes tampoco, en esta ocasión, se ha olvidado de lo que es una de sus grandes pasiones, como es la poesía, y es por ello que deseo abrir la presentación con una frase muy poética del escritor francés Stendhal que dice: “Una novela es un espejo paseándose a lo largo de un camino.”
El doctor Juan Manuel Fernández
del Torco Alonso, autor de “Testigo mudo. El reloj.”, novela que presentamos
esta noche, nacido en la isla de Tenerife,
después de escribir sus libros ‘Palabra de Ley’ en la ciudad que le vio
nacer, y su primera novela, “La mueca de la sonrisa” que tuve la oportunidad de
presentar en Gran Canaria, en esta emblemática Casa del Hierro, hace unos años,
nos trae hoy a este mismo espacio su más reciente novela. Toda una vida
dedicada a la actividad del derecho, actividad que también marca su creación
literaria.
Karl Paul Reinhold Niebuhr,
teólogo, filósofo y politólogo, considerado uno de los principales
representantes teóricos del llamado realismo político estadounidense dijo: “La
capacidad del hombre para la justicia hace la democracia posible, pero su
inclinación hacia la injusticia la hace necesaria.” Juan Manuel Fernández del
Torco, con su trabajo y también con su obra narrativa nos hace ver que esa
justicia es imprescindible para movernos en una sociedad en la que la
conflictividad es sinónimo de sacar pecho y solo hay que echar una mirada al
patio político para ver que eso es algo habitual. Por tanto, el autor de
“Testigo mudo. El reloj.” ha jugado, en el ámbito en el que se ha movido, un
papel muy destacado, tanto a nivel docente como a nivel judicial. Por todo ello
estamos ante un ser humano ligado al mundo de las leyes y a la esfera de lo
político, además de tertuliano habitual y articulista en diferentes medios de
comunicación. En Palabra de Ley, su primer libro, se recogía una selección de
sus mejores artículos.
En cuanto a la nueva obra decir
que a lo largo de veintinueve pequeños capítulos y un epílogo por los que está
compuesto “Testigo mudo. El reloj.” nos adentraremos en la trama de una novela
basada en la desaparición de Cande, una joven de veinte años, en su búsqueda y
posterior encuentro de su cuerpo, hallado en la orilla de la playa.
El marco geográfico en el que se
desarrolla la novela es la isla de Tenerife, en el barrio alto de San Juan,
siendo el marco temporal el momento en que sucedieron los hechos y también
pasados muchísimos años, en los que va a tener lugar el desenlace. Todo va a
girar en torno a la figura de D. Ángel, el abogado de la familia, personaje que
va a jugar un papel fundamental; Macade, la chica asesinada; Antonia, su
preocupada tía; Manuel, el Pelao, el sospechoso y su declaración ante la jueza
y que Juan Manuel Fernández del Torco describe con una clara intención
didáctica, sin que falten las intervenciones de los abogados y la del fiscal en
esas vistillas, que así se denominan esos interrogatorios o sesiones
brevísimas. Todo aderezado con los personajes del pueblo, sus ceremonias
religiosas y el apoyo popular a la familia de la víctima, con nuevas
sospechosas que son el centro de atención, del rechazo popular y de señalar,
con saña, a inocentes. El tema del olvido, descrito con las palabras del autor
de la novela, “pues la gente solo quiere recordar lo que es rentable, y si no
hay beneficios mandan los hechos al baúl de los recuerdos.” siendo en enlace entre
el momento en que Macade aparece muerta en la playa y el desenlace, muchísimos
años después, cuando nadie recordaba lo sucedido otrora.
Nos vamos a encontrar
manifestaciones, en boca de sus personajes, que sorprenden, haciendo que el
autor se convierta en crítico de la propia justicia, a los diferentes cuerpos a
los que ha pertenecido a lo largo de treinta y seis años: “En la justicia
española nunca se busca la verdad real, solo lo meramente formal, incluso en
ocasiones como esta. Motivada por la técnica interpretativa que impera en ella,
siempre conduce a un desenlace aleatorio”. Siempre vencía la mentira que más
convencía. No solo queda ahí esa crítica sino que el abogado de la familia de
Macade, D. Ángel, “creía en la justicia en abstracto, pero no en los hombres y
mujeres que la impartían. La mayoría de ellos no tenían vocación, solo veían en
el ejercicio de la función jurisdiccional una oportunidad de empleo estable,
bien retribuido y con cierta consideración social.”
Temas como la hipocresía, la
doble vida o el engaño nos conducen a un final vertiginoso e inesperado, además
de intenso, haciendo que su lectura se convierta en obsesión por llegar al
final y saber lo que el autor nos tiene preparado. Una obra que se puede leer
de una sentada como aperitivo a cualquier actividad. En cuanto a su análisis estilístico he de
decir que es de lectura y vocabulario sencillos, pero con una narración que
engancha al lector, impidiéndole abandonarla hasta que llega el epílogo con el
reloj testigo mudo de los hechos y es que Pier Paolo Pasolini en su obra
“Teorema” decía que. “Las cosas que parecen más justas y simples son, en
definitiva, las que se revelan más oscuras y difíciles.”
Para concluir decir que ese final
vertiginoso e inesperado, al que ya hemos aludido, me ha hecho recordar algo
que leí hace años, unas palabras del periodista neoyorquino Herbert Agar: “La
verdad que hace a los hombres libres es para la mayoría la que prefieren no
oír.” Muchísimas felicidades a Juan Manuel Fernández del Torco Alonso y muy buenas
noches a todas y todos.
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