AYUSO FINANCIA CON MÁS DE 43 MILLONES COLEGIOS DEL
OPUS DEI QUE SEGREGAN POR
SEXO
AGUSTÍN MORENO
Diputado de Unidas Podemos en
la Asamblea de Madrid
Imagen de archivo.
Interior de un colegio privado.- Jesús Hellín
Hace 60 años, en un barrio al sur de Madrid (Comillas), había una piscina que separaba a los hombres de las mujeres, a las chicas de los chicos. Yo la conocí y doy fe de ello. Hoy parecería absurdo, y entonces también lo era. Algo así sucede con la educación en determinados centros educativos que separan a los niños de las niñas. Hoy resulta un anacronismo sin sentido que contradice nuestra Constitución y me recuerda a aquella piscina y a los colegios en el franquismo que también separaban por sexo.
Los datos de la
cuestión son los siguientes: 87 colegios segregan por sexo en toda España, a la
cabeza está Madrid con 18 centros. La gran mayoría pertenecen al Opus Dei y
reciben cientos de millones de euros de conciertos. Hablamos de colegios con
idearios machistas y segregadores apoyados por la ultraderecha, que rechazan
abiertamente el principio de coeducación sin ningún argumento consistente.
¿Hay alguna razón
social o pedagógica para rechazar la coeducación? Evidentemente, no. Hay que
recordar que la coeducación consiste en desarrollar todas las capacidades de
niños y niñas a través de una educación mixta. Significa que todas las personas
sean educadas con los mismos valores y metodología educativa. Su objetivo es
fomentar relaciones igualitarias y más justas al evitar el predominio o jerarquización
de un género sobre otro.
Los argumentos de
los defensores de lo que llaman para disimular "educación
diferenciada" es la supuesta mejora de los resultados académicos y la
libertad de elección de los padres. En relación con lo primero, no hay ningún
estudio que lo confirme, sino más bien lo contrario. Por ejemplo, como se puede
ver en el ranking de colegios de la Comunidad de Madrid, los dos primeros
colegios segregadores aparecen en los puestos setenta y la mayoría por encima
de los trecientos, sobre 650 colegios. Es decir, están en la mitad de la tabla,
son centros mediocres a pesar de ser centros de élite con un alumnado
seleccionado.
Sin olvidar, que en
los colegios no solo se enseña, sino que se educa y se socializa. Desde el
punto de vista del desarrollo moral del alumnado, los beneficios de la
coeducación son los valores de tolerancia, igualdad y superación del sexismo.
La revista Science ya desmontó este argumento con un estudio (La pseudociencia
de la escolarización por sexos) diciendo que los resultados académicos no son
sólidos y que lo único que consigue la educación separada es aumentar el
sexismo y solidificar los estereotipos. Afirmaba también que segregar por sexo
equivalía a segregar por raza o procedencia y aumentaba los prejuicios y la
inequidad.
El argumento de la
libertad de elección no puede ser algo absoluto y tiene el límite del interés
superior del menor: su educación no puede perjudicar los valores éticos y
humanos del niño o niña. Por ejemplo, ¿acaso la libertad de elección ampara la
decisión paterna de adoctrinamiento, educación patriarcal, racista, sexista, o
en valores contrarios a los derechos humanos? Algunos defensores de esta
libertad sin límite pondrían el grito en el cielo con las escuelas en
Afganistán, que utilizan parecidos argumentos aliñados con ideas religiosas
fundamentalistas y patriarcales. Por cierto, cuando se ponen ejemplos de
educación segregada en países desarrollados, hay que decir que son muy pocos
centros, mayoritariamente privados, todos religiosos, no reciben fondos
públicos y no son precisamente países modélicos en materia de igualdad.
Una de las
defensoras de la educación segregada argumentaba que "muchos problemas
sexuales se generan en los colegios mixtos porque los alumnos inician
relaciones sexuales muy pronto. El número de embarazos en la escuela mixta es
escalofriante, el número de acosos sexuales también". Algo que
evidentemente no es cierto y que indica una obsesión por el sexo de mentes tan
perjudicadas que también se oponen a la educación afectivo-sexual. Estos
prejuicios conectan con un catolicismo arcaico que nos remite a lo que decía el
Papa Pio XI hace casi un siglo (1930) en una encíclica: "la escuela mixta
promueve la promiscuidad y la igualdad".
Todo ello nos lleva
a una segunda reflexión ¿por qué tenemos que pagar con recursos públicos el
disparate pedagógico que supone la segregación? Lo grave es que esos centros
los financiamos entre todos, incluidos aquellos a los que nos parece una
aberración. Como son dineros públicos, lo primero es saber cuánto nos gastamos.
Hay un principio de trasparencia que obliga a informar y a no ocultar este
gasto. Por ejemplo: Cataluña ha reconocido que se gasta 43 millones de euros en
conciertos a 16 colegios que segregan por sexo. En Madrid, donde hay 18 de
estos centros, en 2019 se pagaban 43 millones de euros. El Gobierno de Ayuso
tiene la obligación de decir cuántos colegios son y cuántos millones de euros
de dinero público suponen en estos momentos. Para ello, Unidas Podemos hemos
presentado una propuesta en la Asamblea de Madrid. El Gobierno no ha
contestado, porque es seguro que han aumentado respecto al último dato
conocido, y se ha limitado a repetir rancias cantinelas sobre las diferencias
entre las niñas y los niños. No informar contraviene la ley y es una
desvergüenza política: estos conciertos suponen pagar lujos religiosos a gente
con recursos y robar inversión a la educación pública.
Por último, hay que
poner en cuestión estos conciertos por razones legales. La LOMLOE, ley orgánica
estatal 3/2020 de Educación, lo impide expresamente en su Disposición Adicional
25 del artículo 83. En Madrid, Isabel Díaz Ayuso ha intentado blindar estos
conciertos para centros segregadores con la mal llamada ley maestra de libertad
educativa. Estos conciertos no son legales, no producen ningún beneficio
pedagógico y obedecen a una concepción sectario-religiosa. El tipo de educación
que financian parte de una concepción patriarcal y machista de la sociedad y es
discriminatoria para la mujer. Algo que, si es un escándalo siempre, lo es más
aún cuando decenas de miles de personas han salido a las calles en España este
8 de marzo para reivindicar la igualdad como un derecho incuestionable.
La LOMLOE es una
norma legal de rango superior y el Gobierno central debería recurrir esta ley
al Tribunal Constitucional para defender las competencias del Estado y la
jerarquía normativa, la coeducación y la educación pública. Y como es ilegal,
en Cataluña han anunciado que el curso próximo retirarán los conciertos a los
centros que segreguen y no coeduquen. Ese es el camino porque no hay marcha
atrás en el camino hacia la igualdad real. Las clases deben de ser mixtas, como
lo es cualquier grupo social en su diversidad y el mundo en el que vivimos.
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