A contracorriente
LA CONFEDERACIÓN HISPÁNICA
Enrique
Arias Vega
Sé que muchos de ustedes no se lo
creerán, a pesar de los muchos indicios que apuntan en ese sentido, pero quizá
dentro de tres años no les quedará otro remedio que rendirse a la evidencia.
El primero, el pitorreo que se traen
con nuestra Constitución, al menos la tercera parte de nuestros políticos. No
es sólo su sistemático incumplimiento nada menos que por toda la Generalitat de
Cataluña, sino por la chacota con la que promete acatarla una tercera parte de
los diputados, a quienes sólo les falta en su fórmula de acatamiento, mandarla a tomar por el c…
La persona que encarna nuestro
ordenamiento jurídico, el Rey, está siendo ninguneado por un Pedro Sánchez que ya está nombrando
Gobierno antes de ser encargado de hacerlo por el Monarca y con la posterior aceptación
de Las Cortes, y que envía en momentos internos clave a Felipe VI a Cuba e intenta hacerlo a Argentina, para así quitárselo
de en medio, y que también lo suplanta en la Cumbre del Clima, logrando
acaparar toda la atención mundial sobre su persona.
Pero es más. El invento sin
fundamento histórico de la “España plurinacional” comienza ya a formularse en
la izquierda por unos y por otros, nacionalistas, socialistas, comunistas y
medio pensionistas, pujando incluso por el número de naciones, desde las cuatro
que preconizaba Andoni Ortúzar hace bien
poco hasta las ocho que acaba de aceptar Ximo
Puig.
O sea, que la invención de Rodríguez Zapatero toma cuerpo y vamos
a convertirnos en la Suiza del sur, con una confederación de cantones en la que
cada uno de ellos es un Estado propio y sólo permanecen unidos en la
representación internacional y en la defensa nacional.
A nuestros confederados, no les
importa que Suiza surgiese de una unión y La Confederación Hispánica, al
contrario, de una desunión, con tal de tener una República Confederal, de imponerse
sobre Estados desiguales y prácticamente independientes, pues mossos d´esquadra y Ertzaintza serían unas fuerzas militares, mientras Cataluña
conservaría también, y ampliaría, sus actuales embajadas con el catalán como
único idioma oficial.
¿Qué esto es una utopía? ¿Una
ensoñación? Pues lo siento, porque todos los síntomas van más bien en este
sentido y no en el contrario.
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