UNA FIESTA FALSIFICADA
EN
TORNO A LA NAVIDAD
POR PATROCINIO NAVARRO VALERO
(La navidad de los
invisibles)
Si existe una
fiesta capaz de poner a flor de piel sentimentalismos, esta es la Navidad. Si
existe una fiesta capaz de poner en marcha innumerables industrias coordinadas
para colaborar en el mismo evento conjuntamente esta es la Navidad.
Carniceros,
jugueteros, joyeros, turroneros,
iluminadores, vendedores de plantas, creadores de modas, editores,
productores de cine, prestamistas, y muchos más, curas incluidos, lanzan al
mercado productos, belenes y sermones, según el caso, con “niñosjesús”,
envuelto todo con un halo al que llaman
“el espíritu de la Navidad”, que será
iluminado con millones de bombillas como frutos eléctricos en árboles de
todos los tamaños.
Pues no se trata
solo de una fiesta, sino de la fiesta de
todas las fiestas; La Fiesta con mayúsculas. Las familias se reúnen, se come y
se bebe hasta la hartura, se sacan a relucir las viejas rencillas en torno a la
rebosante mesa con cadáveres terrestres y marinos muy bien aderezados, se intercambian regalos; se
viaja aquí y allá: la enorme colmena humana, a pleno rendimiento; unos para
producir, otros para seducir, y otros para consumir sin otro límite que la
capacidad de sus bolsillos, de su deseo de hipnotismo ambiental o la insaciable capacidad de sus estómagos.
Es el espíritu de la navidad en acción.
¿Quién será
consciente en estos días del acontecimiento cósmico de la encarnación del
Cristo de Dios en algún momento, hace dos mil y pico de años? ¿Cuántos de los
que festejan el culto a la buena vida y
al derroche recordarán que aquel Ser extraordinario vino para indicarnos con el
Sermón de la Montaña el camino de regreso al mundo que dejamos tras la Caída?
¿Quiénes de nosotros tendrá en cuenta que tras la Resurrección de Jesús, una
parte de su propia energía espiritual se dirigió al alma de cada uno para
impulsarnos a hacer ese camino? Celebrar
agradecidos este magno acontecimiento es
el verdadero espíritu de la Navidad, que el mundo falsamente cristiano ha
convertido en fiesta pagana.
Entre tanto, bajo
las luces menos brillantes de los establos y granjas, terneritos, conejos,
pollos, pavos, esperan su turno en el corredor de la muerte que lleva a la
afilada cuchilla y llenará de exquisitos cadáveres las mesas de los supuestos cristianos
mientras suenan villancicos. Como siempre, los inocentes acaban pagando la
estupidez de los demás.
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