STALIN, LAS HAMBURGUESAS
Y EL MUNDIAL
MONTERO GLEZ
Los logros de la
revolución rusa se vinieron a complicar cuando Stalin puso en marcha sus planes
quinquenales. Fue entonces cuando el cáncer del capitalismo penetró en el
Estado. Bien podría decirse que la mutación estalinista fue al comunismo lo que
el fascismo es al capitalismo.
Dicha relación se
ha hecho evidente en estos días, durante el Mundial de Rusia; las imágenes que
hemos podido ver, cien años después de la revolución, hablan por sí mismas. Sin
ir más lejos, de espaldas al estadio Luzhniki hay una estatua de Lenin,
levantada en
bronce. En el mismo sitio donde se desarrolló el partido inaugural y donde
tendrá lugar el partido final, coincide la estatua de Lenin con la propaganda
capitalista de los patrocinadores del Mundial; Visa, Coca-Cola , McDonalds y
qué sé yo
yo.
Tras la muerte de
Lenin, el dictador Stalin planificó una política económica que asentaría las
bases de un sistema que bien puede denominarse como capitalismo de Estado y
que, en el futuro, daría paso a las privatizaciones en beneficio de una
soberanía del lucro. Esa es la evidencia de que el mundo es global y plano,
como
el billete del
dolar y que un carnicero como Stalin proyectaría la alimentación de la
hamburguesa americana para las mujeres que se dejasen comprar por culpa del
hambre. Cien años después de la revolución, el Burger King de Rusia anuncia una
promoción de no sé cuántos millones de rublos y hamburguesas de por vida a
todas aquellas rusas que se queden preñadas de futbolistas que jueguen el
Mundial.
Decía Theodore
Adorno que los pensadores pesimistas hacen más por la emancipación humana que
los optimistas ya que denuncian una injusticia que pide ser contemplada. Uno de
aquellos pensadores pesimistas fue Albert Camus que no entraría en el juego de
venerar a Stalin. Su pesimismo ante la barbarie le salió caro
pues cada vez que
la derecha busca señalar los males de la izquierda, en vista de que en sus
filas no abundan los pensadores, los de la derecha ponen a Camus como ejemplo,
instrumentalizando su pensamiento al servicio de las políticas liberales. Aquí
en España hacen lo mismo con Chaves Nogales.
Con todo, como
señaló el otro día el escritor David Torres, el comunismo no es la solución;
pero eso no quiere decir que el capitalismo no siga siendo el problema.
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