NOS MANIPULAN MÁS POR PEREZA
QUE POR OTRA COSA
ILKA
OLIVA CORADO
Lo queremos todo
servido y si es posible que nos den
la comida con sonda para no vernos
en el trabajo de tener que masticarla.
Nos manipulan más
por pereza que por otra cosa
Lo queremos todo
servido y si es posible que nos den
la comida con sonda para no vernos
en el trabajo de tener que masticarla. Cada día la dejadez hace mella en
nosotros y con esto también la insensibilidad y
la irresponsabilidad que tenemos conformando una sociedad profundamente
excluyente. La raíz de los males de la sociedad somos nosotros mismos: entes
pasivos.
En nuestra burbuja
de comodidad, creamos un mundo irreal en
el que creemos que somos islas y que océanos giran alrededor nuestro, pero por
el contrario somos parte de un todo y así como exigimos derechos tenemos la
obligación de las responsabilidades.
Y la lista de
nuestros compromisos es infinita empezando con
hacer valer el privilegio de haber aprendido a leer y a escribir; con
esto atreviéndonos a dudar, preguntar,
investigar, a formular un análisis
propio, a exponer nuestro criterio, a no quedarnos con la pasividad del conocimiento y por el
contrario compartirlo.
A pasar del
pensamiento a la acción: porque de nada
sirve un pensamiento neutral ante la injusticia, encerrado o tapizado en redes
sociales: este tiene que convertirse en
osadía, en mar despierto, en una hondonada de flores de campana, en sangre
hirviente que despierte multitudes; en corriente, en llamarada que encienda
miles de candiles que alumbren en las oscuranas de la confusión y la
ignorancia. Ese arco reflejo que significa el criterio propio y el raciocinio,
debe utilizarse para el bien común.
Pero para que eso
suceda debemos sacudirnos la pereza y el egocentrismo. Sintiéndonos islas,
viviendo dentro en nuestras burbujas cómodas seguiremos siendo masa amorfa y
cerebros y voluntades manipulados por
quienes sí se atreven en nombre de la impunidad
y el asalto a continuar con el sistema que explota en nombre del capital
y el patriarcado.
La pereza nos
convierte en objetos maniobrables que repiten lo que otros quieren que
memoricen sin atreverse siquiera a dudar y a cuestionarse, nos convierte en esa
sociedad de parásitos que mantiene fecundo el sistema y sus políticas
misóginas, racistas, clasistas, homofóbicas y estereotipadas.
Siendo apáticos
permitimos que nos manejen como
marionetas y que se roben hasta nuestra voluntad. Mucho haríamos si por lo
menos nos atreviéramos a pensar por nosotros mismos y a preguntarnos si este
sistema establecido por las grandes mafias del capital y del patriarcado, puede
ser derrumbado con la fuerza de la
unidad de seres que se atrevieron a dejar desidia y la pasividad por la
sensibilidad y la acción que buscan un
mundo distinto: igualitario, equitativo y que haga de la diversidad y la
justicia su raíz más profunda.
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