miércoles, 11 de julio de 2018

SUCEDIDOS


SUCEDIDOS

JM AIZPURUA
En mi tierra natal, a las historias les llaman “susedidos”. Una acumulación de “susedidos”, diametralmente opuesta a la “Historia” que desde las aulas docentes y las cátedras indecentes desde siempre nos impusieron, recorre como historia oral transmisible por el eje de la familia vasca tradicional, la que hunde sus raíces en esa tierra por la que habita una etnia reconocible en la Historia desde tiempo aún no datado, pero en ello andan con gran éxito los genetistas.
Nunca podrá haber una Historia, pues variadas son las ópticas personales, e inciertos los acontecimientos al ser transmitidos por vencedores y vencidos que nunca coincidirán en sus versiones. Hay que aceptarlo.
Ante esta verdad cósmica, una rémora de la Historia, una excrecencia del pasado se resiste a morir y se camufla de semánticas novedosas para adherir incautos e ignorantes. Es el fascismo.
El enemigo natural del fascismo no es el comunismo, como ellos siempre pretendieron, lo es la democracia como sistema político que permite la libertad de expresión, la libertad de culto, la libertad de pensamiento, y la libertad de opciones sin mas límite que los Derechos Humanos. Sencillo pero inasumible para los fascistas de pensamiento Único, de religión integrista católica apostólica y española, buscadores del enemigo en vecinos de los que no les gusta su modo de vida o pensamiento. Son los fascistas de siempre, franquistas antaño, y neofranquistas peperos hogaño, cuya visión impide el avance social y la existencia de una Nación-Estado, pues sus criterios chocan desde el Imperio con la esencia real de una península plurinacional y sus colonias de ultramar, entre las que se encuentran dos de mis mas queridas residencias, Canarias y la Isla Hispaniola, donde he vivido mis mejores experiencias vitales.

Para situar en la realidad a estos neofranquistas, debemos indicarles que su raíz política les viene de una interpretación herrada de la Historia. Nacen de una idea imperial desde la que un rey se apropia de todos los territorios propiedad de otros reyes, y en ellos impone su Ley, que en el caso español fue una ley esclavista, integrista, machista patriarcal, y clasista basada en pureza de sangre blanca y la cantidad de bienes. Este Imperio es derribado por los nacientes EEUU y en el siglo XIX otros principios, nuevo paradigma “democracia”, se imponen por el mundo, pero en el antiguo y demolido Imperio español sus castas poderosas, monarca, financieros, ejercito  y clero, se agarran a su poder represivo y tratan de crear un nuevo ente para su dominación y abandonando su concepción de “las Españas” y “Ultramar colonial” pretenden una supuesta “Nación” para crear un Estado-Nación, negando por comodidad e incapacidad la esencia territorial de los restos del desastre imperial que habían cosechado. Inglaterra con su concepto Británico, es un ejemplo de lo que se debió hacer para reconocer la esencia territorial de las naciones peninsulares y las colonias.
De bandazo en bandazo sin conseguir cohesión ni liderazgo europeo, pasaron 200 años de corrupción, represión, atraso cultural y miseria popular, hasta que la abdicación del monarca Alfonso XIII dio inicio a la república que se enfrentó a la tarea de colocar el Estado en la corriente europea que se debatía entre los sistemas soviéticos, fascistas y democracia.
Franco, el franquismo, fue la opción nacional e internacional que se inclinó por el fascismo, que combatió intelectualmente durante 40 años de dictadura contra las “decadentes democracias europeas”, autoconstituyéndose en la “reserva espiritual de Occidente”. España fue el país ridículo de Europa.
Pero en 1978, el franquismo, fue definitivamente derrotado por sus mismos miembros dirigentes que abjuraron de sus principios (JC Borbón) y se lanzaron a la democracia que tanto habían combatido. Esta es la Historia, hermanos.
En el siglo XXI, democrático, tratar de mantener los rescoldos del fascismo franquista, es anacronismo intolerable, y ruptura de los principios sociales para la convivencia armónica. El franquismo no es “historia”: es infra-historia, es lo mismo que la esclavitud, el derecho de pernada, la pureza de sangre, errores garrafales de humanismo a olvidar y superar para entrar en la nueva era democrática sin deudas ni ataduras.
No dejemos que los abuelos fascistas contaminen a sus nietos con relatos absurdos. Fueron lo que fueron y quiten ya el pajarraco de las Ramblas.


 

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