DONDE
JM AIZPURUA
El catedrático A.
Tejera nos explicará en septiembre que los canarios tienen su origen en los
bereberes norteafricanos rebeldes al Emperador romano que los desterró a las
Islas Canarias y otros lugares de destierro, allá por el siglo I. Interesante
hipótesis, que lo mismo que con mis ancestros vascos, nos entretiene pensando
de donde venimos y no nos deja reparar en adónde vamos.
Porque pasado
propio, prehispánico, lo tenemos con certeza, y ambos por ser pueblos pequeños
hemos sido sojuzgados por monarquías genocidas que solo pensaban en nosotros
como esclavos, siervos o servidores. Pero eso es pasado y ya no mueve molino.
Pero tampoco mueve
el molino la actual situación popular vasca o canaria, la que el señorito
pretende haber superado y la metió en una jaula “democrático-constitucional”
donde tiene un 155 para atizar sagradas leyes incomprensibles, torticeras y
antidemocráticas por mucho que la dicten sus funcionarios.
La democracia hace
las leyes y no las leyes la democracia.
Los funcionarios
del bipartidismo 78 tienen el pecado original de sus nombramientos
bipartidistas consensuados, y su falta de depuración fascista. El método del
Sistema78 lo sería válido para una democracia consolidada y no para la pirueta
fascio-demócrata que hubo que hacer.
Y los pueblos, las
naciones, la colonia, metidos de urgencia con ruido de sables en un Régimen 78,
no han dicho su última palabra; mas bien ninguna.
Canarias está en el
Tercer Milenio; ya no es aquella de bereberes anti romanos, ni de genocidios de
monarcas castellanos. Hoy es una potencial nación africana pero que la
colonización la transformó en una sociedad europeizada, españolizada, y extraña
a sus esencias y necesidades. Su carácter de Comunidad Autónoma es una
improvisación por las urgencias del 78, impropia de sus características, su
historia, su estructura social y su geolocalización. Sus necesidades de ser
Europa no pueden limitarse por esa tendencia goda a considerarla el vagón de
cola. Ese tren no existe.
Canarias no es
parte de ningún tren hispano, es una colonia como Sahara, restos del poder
imperial borbónico a los que debieron darles una digna salida histórica, que
aún hoy se muestra necesaria. Somos conscientes al ver morir a los niños
africanos en las costas europeas, de la incapacidad e insensibilidad de las
clases dirigentes en enfocar la sociedad con criterios éticos: no nos
engañamos. Pero seguimos en la utopía liberadora, pidiendo que los que sufren
en el mundo tengan una oportunidad de vida digna y salgan del valle de lágrimas
en el que los metieron.
Un nuevo horizonte
canario, nacional, diferenciado, solidario, euroafricano, y socialmente digno y
sostenible para sus nuevas generaciones, es preciso, urgente, catártico. El
Emperador romano, el Rey castellano, consideraron Canarias como zona de
destierro, y al parecer los “setentayochistas” se conforman con el designio
godo. Yo, puro “sesentayochista”, me niego radicalmente a ello.
La equiparación a los niveles de vida
europeos, que hoy no tiene Canarias, es una deuda histórica que debe saldarse,
ya mismo, para no quedar otro milenio ajena al desarrollo que en estos momentos
se ventila en las cancillerías del poder mundial.
La humilde Canarias
no necesita los monumentos que les sobran a los alemanes; tiene sus gentes
capaces de crearlos a su estilo y en su hábitat. Sólo necesita que la pongan en
la línea de salida sin caciques, sin hipotecas, sin autonosuyas, y con eso;
ella sola marcará su camino. Si la dejan.
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