LAS SEIS LOSAS DE FRANCO
FERNANDO LÓPEZ AGUDÍN
Tras la retirada de
los restos de Franco, el Valle de los Caídos dejará de ser el símbolo de una
larga dictadura sobre la amplia mayoría de españoles, que la padecieron durante
las cuatro décadas que vivió el dictador, más otras cuatro en las que nos vimos
obligados a soportar ese insulto petrificado a la democracia española. Ahora,
cuando el gobierno de Pedro Sánchez se
dispone a reconvertirlo en un espacio democrático, previa retirada de los
restos de Franco, llama la atención que algunos viejos socialistas critiquen un
supuesto antifranquismo retroactivo del PSOE, como si la cuestión del
franquismo fuese un anacronismo en esta España actual donde los españoles
todavía vivimos bajo la muy pesada losa de las seis herencias de Franco.
Primera Losa: Desde
1941, en que todos los principales tenientes generales de Franco contaban con
suculentas cuentas corrientes en Suiza, según fuentes estadounidenses, hasta
otoño de 1975, en que desaparece Franco,
la dictadura fue la corrupción institucionalizada. El dictador la fomentó,
socializándola entre los clanes de la derecha que le llevaron hasta El Pardo.
Es evidente que Aznar y Rajoy, desde la Moncloa, han actuado como lo hizo
Franco desde el Pardo. Hasta tal punto, que el PP ha dejado de ser gobierno por
el hartazgo moral de la sociedad española. La institucionalización de la
corrupción es ahora, bajo el actual Jefe del Estado, tan escandalosa como lo
fuera bajo el anterior Jefe de Estado.
Segunda Losa: La
visión cerrada y centralista de España es la misma de Franco y José Antonio
Primo de Rivera. Cataluña, Euskadi, Navarra y Galicia viven hoy como ayer bajo
la sospecha de encarnar la AntiEspaña. Ya no son calificadas oficialmente como
unas provincias traidoras, como lo fueron dos provincias vascas y todas las
catalanas hasta 1959, pero, reiteradamente, son vistas como ajenas a esa España
oficial cada vez que plantean sus propias reivindicaciones. Son todas estas
mismas políticas separadoras las que hoy, precisamente, generan respuestas
separatistas. Pedro Sánchez sufre ahora el acoso que padeció en su día Adolfo
Suárez por también intentar hacer oficial la España plural.
Tercera Losa: El
espantoso ridículo del magistrado Pablo Llarena, que ayer retiró la petición de extradición de Puigdemont, es
casi análogo al de los magistrados del Tribunal de Orden Público que procesaban
a los líderes demócratas enfrentados a la dictadura. Que ni siquiera se haya
atrevido hoy a presentar un recurso contra la sentencia del tribunal alemán,
que descalificaba el delito de rebelión, ante el Tribunal de Justicia de la
Unión Europea de Luxemburgo, ahorra la necesidad de cualquier tipo de
comentario sobre la peculiar concepción
de la independencia de la Justicia heredada del amoral sistema judicial de la
dictadura. Como bajo Franco, los españoles somos europeos de segunda clase. Lo
que en España es delito, en Europa no lo es.
Cuarta Losa: La
lista de los 29.000 españoles que se acogieron a la amnistía fiscal del ministro Montoro, que continúa sin
publicarse, es el suma y sigue del sistemático fraude fiscal que fuera la
dictadura. Nada más iniciarse la transición, el ministro Fernández Ordóñez se
vio obligado a no publicar más las declaraciones fiscales que habían comenzado
a ser públicas, con el argumento del riesgo de extorsión por ETA. Más que
argumento, pretexto, porque la violencia etarra ha pasado a la historia hace
ochos años sin que podamos conocer la identidad de quienes defraudan. Hacienda,
como lo fuera durante el franquismo, no somos todos, por mucho que un eslogan
se atreva a manifestar lo contrario.
Quinta Losa: El
nacionalcatolicismo que llevaba a Franco bajo palio sigue siendo una realidad
en la España democrática. Lo es en la fiscalidad, donde sus privilegios
permanecen casi intactos, lo es jurídicamente, con un Concordato de 1953
actualizado, lo es también en la enseñanza, con la educación concertada, lo es
en la Constitución, que define a España como estado aconfesional ajeno a la
laicidad que, por ejemplo, existe en Francia desde 1905. Que el Estado español
tenga que negociar con la Iglesia Católica la retirada del cadáver de Franco
del Valle de los Caídos refleja que la separación de Estado e Iglesia deja
mucho que desear. Un asunto de Estado, como son los restos del dictador, no
necesita ningún nihil obstat.
Y sexta Losa: RTVE,
nacida bajo Franco, es todavía el instrumento político del Gobierno de turno.
Salvo dos únicos breves períodos, el de Fernando Castedo y el de Luis
Fernández, todos los cuarenta años transcurridos desde la transición lo han
sido bajo la privatización política de un servicio público. Con dinero de los
contribuyentes, todos los partidos que han pasado por la Moncloa han financiado
su propia propaganda política presentada como información propia de RTVE, a
la vez que la han descapitalizado al
regalar la publicidad a las cadenas privadas bajo Zapatero. Tanto que toda la
derecha ha tenido que esperar hasta hoy mismo, cuando ha perdido el control del
consejo de administración del Ente, para apoyar finalmente un concurso público.
O Sánchez logra
levantar estas seis losas o la democracia española será aplastada por ellas. El
actual presidente del Gobierno tiene hoy el mismo papel que tuvo Adolfo Suárez
en la transición, terminar con el franquismo. UCD no pudo y murió en el
intento; unos cuarenta años después, el PSOE, apoyado en una amplia mayoría
progresista, vuelve a intentarlo hoy en
condiciones tan complicadas como aquellas de entonces. Demolerlas es condición sine
qua non para poder superar los riesgos de involución democrática. Los últimos
nueve meses, que han precedido la llegada de Sánchez a la Moncloa, han sido
toda una lección política sobre la muy
urgente necesidad de terminar con Franco en el Valle de los Caidos y con el
franquismo en el valle de los vivos.
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