ESTADOS UNIDOS: LA NATURALEZA DE LA BESTIA
RICARDO ARTURO SALGADO BONILLA
La escalada de
acciones contra la revolución bolivariana emanadas del propio gobierno de los
Estados Unidos, ponen al descubierto la enorme fragilidad de la paz en el
mundo, toda vez que esta potencia imperial se auto otorga la potestad de
destruir países enteros y arrasar con sus pueblos en nombre de su seguridad
nacional. La actitud belicista, además de cínica pone de manifiesto el
desprecio profundo que guardan las clases dominantes de las potencias
capitalistas contra el resto de pueblos en el planeta incluyendo los propios.
Obama nombra a
Joseph Clancy como el director del Servicio Secreto de EE.UU.
La desfachatez
con asumen un pragmatismo que los pone en el plano de la barbarie, solo revela
la naturaleza misma del sistema que utiliza su monopolio sobre el uso de la
violencia, para cometer los crímenes más atroces contra la humanidad, en un
escenario donde no existe el bien o el mal, solamente la preminencia de los
intereses imperiales o la supervivencia de los pueblos.
Lo que para
muchos analistas pudiera aparecer como un error político de Obama, pasan por
alto que ese gobierno no comete errores, simplemente se ajusta a patrones
determinados por los centros de poder hegemónico, que dictan sus acciones; el
presidente del gobierno gringo no es más que un operador asalariado al servicio
de los planes neocoloniales del señor “mercado” que siendo”libre” adquiere
condición de sujeto, y es dominado por los conglomerados del Capital.
Que Venezuela
sea una amenaza a la seguridad nacional de los Estados Unidos es absolutamente
ridículo, pero a los diseñadores de la politica exterior de Washington eso no
les importa. Para eso tienen sus medios de comunicación, que de la noche a la
mañana, construyen las imágenes más tenebrosas para auditorios acostumbrados a
la “verdad” unidireccional que sale de las pantallas de televisión en sus
casas.
Siguen
resistiéndose a entender la naturaleza de los pueblos
Otra cosa muy
importante es que los “think tanks” solo aprenden parcialmente de sus
experiencias pasadas, que son numerosas y que costaron millones de vidas en los
últimos dos siglos. Desde el planteamiento del destino manifiesto, el imperio
ha emprendido muchas aventuras militares, y, además, provocaron las condiciones
para que se dieran conflictos en zonas donde no existían previamente. Pero
también sufrieron reveses, muy duros, y en general dejaron secuelas perennes de
destrucción, miseria y conflictos en todas partes. Aunque en todo este lapso
cometieron errores, siguen resistiéndose a entender la naturaleza de los pueblos,
y prefieren seguir creyendo en sus prácticas, aun cuando la historia les dice
todos los días que no sigan.
La amenaza
contra Venezuela, luce como una actitud descabellada, pero esto es verdad solo
a nuestra óptica; desde su perspectiva la acción es totalmente natural. No solo
eso, preparan a sus militares haciéndoles creer que cada invasión que emprenden
está relacionada con su patria, y que son defensores de la democracia. No les
basto inventar su guerra permanente contra el terrorismo (del que son padres en
muchos sentidos). La derecha venezolana, evidentemente analfabeta politica, no
entiende que ellos son útiles o no, pero nunca serán “amigos” de los gringos, y
cada día que pasa son más “desechables” por su manifiesta ineptitud.
A esta altura,
cuando ya el pueblo de Bolívar se prepara intensivamente para la defensa de la
paz que se merece, y cuando el continente comienza a dar muestras de decisión y
firmeza frente a la descarada agresión imperial, los guerreristas ya han
planificado varios escenarios posibles, incluida la intervención militar
directa; estos han planteado ya a sus jefes el elevado costo en vidas, como
quien habla de canicas, y han medido también el impacto que tendrían las
imágenes de sus bajas ante la manipulada opinión publica doméstica.
Algo claro es
que estos señores calculan la capacidad de reacción del resto del continente,
pero también de otras potencias, como Rusia o China; lo que implica
necesariamente que sus estimaciones prevén un conflicto de carácter global,
como un escenario probable. Aquí, la doctrina militar prevaleciente, es que “la
guerra es la continuación de la politica por otros medios”, frase muy repetida
por los oficiales de alto rango de las fuerzas armadas de muchos países
nuestros.
Ahora bien,
sabemos que las condiciones en América Latina no le son favorables al imperio,
ni siquiera para garantizar el éxito de su campaña preliminar (sin haber
llegado a lo militar); por otro lado, los frentes bélicos abiertos por la
administración demócrata son muchos y carentes de los éxitos apetecidos por los
halcones. Esto implicaría la revaloración objetiva, por parte de sus estrategas
del costo que tendría incendiar América Latina.
Es previsible
que lleguen a la conclusión de que es mejor “apretar” el acelerador en la guerra
económica (la que siempre será una antesala al asalto armado), congelando
bienes, y apropiándose ilegalmente de activos del pueblo venezolano en suelo
gringo, e incluso llegar a medidas draconianas como las adoptadas en el bloqueo contra Cuba por
muchos años.
Cercanos a la
Cumbre de Panamá, queda claro para los presidentes de nuestros países
progresistas, que es imposible contar con la sinceridad de este pérfido
adversario, farsante, y cuyos valores son ajenos absolutamente a la vida, a la
convivencia de las sociedades, y por lo tanto que habrá que seguir con el
empeño de abrir tanta oportunidades como sea posible a la paz, y a la
negociación, pero no debe descansarse ni un solo instante en la construccion de
la defensa de la revolución bolivariana, y de todos los procesos emancipadores
en nuestro continente.
La movilización
de todo el pueblo es una medida acertadísima del Presidente Maduro, aquí se
juega el destino de América Latina, el
enemigo es vil al extremo. No se pueden predecir fechas ni horas, pero es una
responsabilidad de todos defender lo que tanto ha costado.
Sería oportuno
comenzar con la tarea de pensar, de plantear escenarios posibles, teniendo en
cuenta la naturaleza de la bestia.
No debemos
olvidar, que para la defensa de la revolución no estaremos nunca
suficientemente preparados, pero podemos ser muy fuertes en la medida que
trabajemos juntos.
Nunca antes el
imperio se vio más amenazante, será quizá porque sus propias crisis lo han
debilitado tanto que ahora lanza sus garras al aire en búsqueda de una nueva
mutación; no importa la razón, nuestra única misión es estar listos todos los
días que nos restan de vida para defender con los medios que sea necesario el
legado de aquellos que se nos adelantaron, y nos legaron este hermoso proyecto
de Patria Grande.
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