LA HORA DE LOS AULLIDOS
¿Te acuerdas de "American Graffiti"? Es una de las películas que más me han gustado (aunque también es cierto que me gustan muchas). Quizá a ti, no, y te parezca muy yankee o algo por el estilo. Vale. Pero ¿no me negarás que aquella emisora de El Hombre Lobo era una pasada? Así que te quede bien claro, elemento barriada: a partir de las 3.00 a.m, comienza la hora de los aullidos.
Aquí van dos. Son breves, pero con algo de historia.
Uno. Muy lejos de aquí, la novia de un amigo leía "Los lunares del césped", de Roberto Cabrera. Una tarde comentó: "No entiendo muy bien lo que dice este tío, pero me engancha la forma en que lo dice".
¿Te enteras? Tenlo en cuenta cuando te acerques a "Pie de Rumbas", sí, del mismo Roberto Cabrera. Sólo tienes que dejarte llevar para saber de "El hombre que estaba solo / Y siempre nos decía adiós", para ver cómo "Se desprenden las notas / Las flores del almendro / En la memoria de Chet Baker" o cómo son "Las ciudades nocturnas / en el pellejo de los perros" ¿Quieres más? Pues, lo hay. Pero serás tú quien tenga que descubrir (si quieres) el misterio de Aïsatta o el rap rap rap que está cantando todo el mundo en Senegal... Y, por si te interesa, la portada es muy guapa, de Grecy Pérez Amores, una artista.
2. Desde muy lejos también, Airán Ródenas, ex-batería de "Niño Malalengua", batería de "Supertrópica" y sobre todo batería-batería (contundente, intuitivo, ajeno a sinfónicas florituras), envía un aullido músico-visual que es una maravilla. Trata de un cantaor que es un genio, porque ¡Camarón vive! (como Trane y todos los grandes, las pibas también), y de un disco que es una virguería, "La leyenda del tiempo".
Así que aquí va el enlace, junto a nuestro agradecimiento.
http://www.rtve.es/alacarta/
No intentes ver este documental así como así. Qué va. No te equivoques. Elige un buen momento. Tómate tu tiempo. Ni más ni menos que para un tiempo de leyenda.
Bueno, y hasta aquí lo que esta madrugada ha dado de sí.
Desde "La hora de los aullidos", ¡saludos!
Por cierto, ya sé que es imposible ofrecer todo ese enlace por una emisora. Pero eso es lo que ocurre en una emisora normal. Con Radio Libertinaje (Josetxu, Matías y Ojo Trueno ya saben) las cosas funcionan distintas. Agur.
PIE DE RUMBAS, de Roberto
Cabrera
Como una singular propuesta poética en la está
muy presente la vinculación de la palabra con la música puede entenderse Pie de
rumbas, de Roberto Cabrera, un libro que, desde la poesía, reclama un universo
particular. Nacido en Santa Cruz de Tenerife en 1954, fundador de revistas como
“El Buey de las estrellas” o “Teresa en el balnerario”, Roberto Cabrera es
poeta y narrador. Además de su actividad literaria ha venido desarrollando una
larga carrera artística como músico de rock, jazz y música popular, concretada
actualmente al frente del grupo Gato Gótico. Como poeta es autor de Desangre
libelular y como narrador de las novelas Ídolos de bruma, La nube especular o
Los lunares del césped, entre otros títulos a los que se suman tres volúmenes
de
Publicado por El Vigía Editora, en su Colección Zafir,
Pie de rumbas, de Roberto Cabrera se divide en seis apartados, cada uno de
ellos con una propia coherencia estructural, y en donde nos hallamos frente a
un lenguaje heredero de la autonomía creadora surrealista. Los poemas de
Roberto Cabrera establecen un mundo propio que se cumple en sus propias
imágenes y en la desbordada libertad asociativa que encierran sus metáforas,
próximas a un irracionalismo lleno de resonancias simbólicas. Incorporando
elementos de la cotidianeidad y de la tradición y la geografía insular canaria,
junto a alusiones de la más radical modernidad, en Pie de rumbas cobra vida un
imaginario poético sorprendente en el que abundan las referencias musicales.
Este aspecto queda mucho más explícito en las dos últimas partes del libro,
“Habana rapera” y “El cielo buhonero y el puerto”. Se trata de dos series de
poemas con sentido unitario estrechamente vinculadas al ámbito de la música,
sus ritmos y cadencias. La aparición de Pie de rumbas, de Roberto Cabrera,
coincide con la reedición de su primera novela por la editorial Benchomo,
Ídolos de bruma, aparecida originalmente en 1979. Ambos libros nos permiten
acercarnos a una escritura de difícil adscripción, alejada de los cauces
sabidos del realismo tradicional.
SABAS MARTÍN RADIO 5 TODO NOTICIAS
NOTAS A “PIE
DE RUMBAS”
La escritura es un viaje premeditado. El viaje sanguíneo
de una literatura mestiza a otro mestizaje. La poesía, además, es respiración
y, como tal, ritmo. Con un ritmo académico-versificador la respiración
parecería artificial, pero ésta termina rompiendo los límites y surge el poeta
individual que aspira inspira la atmósfera de su entorno.
Santa Cruz (¿más una que otra?) tiene raíces en La Habana
y viceversa. Los ritmos cubanos llenan Las Ramblas, La Isleta o la Avenida
Marítima (el Malecón de Canarias, según dicen). Armas Marcelo afirma que
Canarias y Cuba están unidas por la cultura del tabaco, pero hay algo más allá
de tal asidero materialista: una cosmovisión. Nuestras maneras de ser
periféricos hacen que nos veamos como seres reales y volvamos nuestros oídos a
un singular coloquialismo que convulsiona la lengua española y la hace renacer
de sus cenizas.
También nos uno el elemento africano y toda esa oleada de
pueblos que han cruzados nuestras orillas y han dejado su huella en nuestra
forma de mirar las cosas.
El jazz – afirmo yo – es un grito existencial, un grito
de Munich, una agonía del ser ante el espejo en añicos que se hace ritmo. El
hip-hop es la queja argumentada del minotauro moderno ante la opresión del
hombre. Los ritmos cubanos, la alegría de vivir en una naturaleza pletórica,
una realidad que desborda hasta el punto de la opresión. El folklore canario es
un retazo que las anti-Ariadnas de la Sección Femenina (entre otros próceres)
hilaron a todo trapo para que el pueblo perdiera en las ruinas del pasado sus
señas de identidad (pan y fútbol = pan y folklore). Algo salió de ese marasmo,
sin embargo, y se quedó enquistado en la conciencia colectiva de ser de aquí (¿reminiscencias
norteafricanas, líbico- guanches…?). Todo es uno, todos los ritmos y sus
historias son un mismo aliento.
En poesía, el panorama fue mucho más desalentador. Del
sonetazo a la cuarteta (los suspirillos garcilasistas): el epigonismo de los
epígonos peninsulares políticamente correctos…hasta que dijimos basta,
abofeteamos a nuestros propios próceres y fuimos creciendo con nuestros propios
pasos, con nuestro mestizaje al amparo de los cafetines de
París-Londres-Dublín, de los barrios marginales de Harlem y el Bronx y con la
voz de los hermosos irredentos condenados a la hoguera por la inquisición
franquista: esa auténtica España del exilio interior y exterior. Así
encontramos nuestros propios homúnculos. El Toscal y el Malecón de La Habana,
Ulises en las librerías de viejo de Vegueta, The Wasted Land en los eriales de
nuestros sures…y el conjuro sigue aventando los muertos de donde la hierba no
crece.
Roberto Cabrera en su doble identidad de músico y
escritor (rapsoda) ha vivido toda esta historia. La respira y nos lanza su
bomba de relojería como activista del lenguaje que es; nos moja con su pie de
lluvia del lenguaje para todos quedemos borrachos de sentido con el ron de caña
de La Habana, del Valle, de Arehucas…porque el sinsentido viene con la resaca:
la de las olas sobre el malecón, la del espíritu sobre su vacío de ser.
En cierta ocasión, Roberto me comentó que nunca aprendió
la métrica al uso ¿Cómo es posible si hasta hace parodia de ella desde el mismo
intimismo y sensualidad que lo caracterizan? Esa métrica chocaría con su ritmo
porque es la voz de la calle que él asimila pero no de forma espontánea sino
muy premeditada. Octavio Paz diría que evoca el fantasma sonoro de la oralidad;
por eso la puntuación y el metro se desbordan. De esta manera, el ritmo
parodiado junto al ritmo vital se traducen muchas veces en una parodia de esa
realidad mestiza antes mencionada, hasta el punto de su transformación en otro
suerte de mestizaje más real si se quiere. Por eso el poemario culmina con un
chaparrón musical, con un pie de rumbas que asimila el jazz, el son, el rap y
la poesía. Así la propuesta de la 1ª sección del libro se materializa,
eclosiona su lenguaje, su respiración.
Poco digo de los signos que se siembran a lo largo de la
obra, como semillas de otros signos conductores: desde el arúspice, el bereber
transeúnte extranjero de la city contemporánea hasta el propio grupo Gato
Gótico que dice y toca y canta en el poema.
Esas tres Gracias botticelianas de “Las Manos y los
Ojos”, ese rapsoda con su ojo avizor y todo el entresijo de voces que están en
la misma tierna herida (en la misma alegría del lenguaje que duele y libera),
hacen que la poesía llegue a sus más altas cotas de expresión y entre con pie
de rumbas en el sonido del saxofón de Olga y en el soliloquio existencial
suinero de Mariano Luis que es un Pan en la esquina de su Arcadia vital.
@Antonio Arroyo Silva
Dos poemas
de "Las manos y los ojos"
de PIE DE
RUMBAS
Somos las manos y los ojos
Que pasan entre oros sobre otro caudal
De ondulantes espacios.
Somos un río interminable de miradas
Y gestos y manos
Que reposan cruzadas, o alzadas
Y extendidas también se volvían
Onomatopeyas y aguamarinas.
Somos las manos del lenguaje
Y otras manos arremolinadas
En dedos expresionistas
Clavados a visiones de extramuros.
................
Para decir adiós
La luz verde y prístina de unos ojos
Mi cuello de botella vibrando
En la tarde las garzas se posan
Y desde las dunas, huellas
La choza ya está cerca
Se enrosca en mil arcanos y audacias y audacias
Los nervios se afilan
Y otra musculatura se desliza a otra isla
Una isla transfigurada e idéntica
Al ancho mundo
Que ya no se desea ni es permanencia
Mundo partido en metáforas
Sólo acercándonos la tez más tierna y cálida.
@ Roberto Cabrera
Pie de Rumbas, El Vigía editora, colección Zafir nº 3.
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