Por Movimiento por la Unidad
del Pueblo Canario (Movimiento UPC
Movimiento
por la Unidad del Pueblo Canario (Movimiento UPC). Impostor es el que finge o
engaña con apariencia de verdad. Su dedicación favorita, aunque no exclusiva,
es la política, pues es en esta actividad en la que mejor desarrolla sus
innumerables habilidades. El impostor prepara su impostura concienzudamente, con
asesores y todo, para lo cual prepara una dulce melodía cuyos acordes son
exactamente los que los incautos impostados quieren oír: “Quiero
dejarlo muy claro para que nadie se llame a engaño. Nos vamos a oponer a
cualquier subida de impuestos. Subir los impuestos hoy significa más paro y más
recesión y darle un vuelta de tuerca más a la maltrecha economía de las
familias y las empresas”. “Le voy a meter la tijera a todo salvo a las
pensiones públicas, a la sanidad y a la educación”. “Yo no soy como usted. (…)
Le subió el IVA a la gente y no lo llevaba en su programa (…) Yo lo que no
llevo en mi programa, no lo hago”. “Decir siempre la verdad, aunque duela, sin
adornos y sin excusas: llamar al pan, pan, y al vino, vino”. “Dije que bajaría
los impuestos y los estoy subiendo”.
¿Qué
Hacer? Pues es fácil de entender ¡Lo que está haciendo el respetable! Salir
masivamente a la calle y exigir la dimisión de los irresponsables y la
convocatoria de nuevas elecciones, demandando a los impostores por daños y
perjuicios. La huelga nacional canaria, general e indefinida, acelerará el
proceso por la descolonización e independencia.
El
impostor o impostora puede disfrazarse con cualquier careta, con la que resulta
ser un auténtico malabarista. Veamos algunos ejemplos pronunciados en nombre
del nacionalismo canario: “para
afianzar la pertenencia de Canarias a España es necesaria una financiación
justa para las Islas“. “Cualquier definición del Estado español o la nación
española está dentro de la constitución española”. “Es que lo
anterior no quiere decir que tanto en CC como en la sociedad canaria no haya
personas y colectivos que crean en la independencia de Canarias. No es mi caso,
ni es la mayoría del partido ni la sociedad. No soy independentista, pero hay
que respetar esas ideas. Los partidos independentistas se han presentado en las
elecciones y no tienen un apoyo mayoritario de la sociedad canaria. Eso no
quiere decir que en los próximos años pueda haber una involución, que yo
respeto pero no comparto. Creo que Canarias tiene una dependencia económica
absoluta de España y de la UE y que queremos ser europeos. Además, tenemos una
economía que depende absolutamente -en la energía, el agua, el transporte- de
fondos españoles y europeos. En ese sentido, no quiero ser africana, no quiero
tener la Seguridad Social ni las pensiones que hay en Marruecos o en Cabo
Verde. Tenemos las cotas de bienestar que tenemos por pertenecer a España y a
la UE”.
Pseudonacionalistas
que piden “una financiación justa” para afianzar nuestra pertenencia a España o
lo que es lo mismo para afianzar nuestra dependencia colonial de España, el
país que nos esclaviza o pseudonacionalistas que, obviamente, no son
independentistas, sino impostores del nacionalismo, esgrimiendo el peregrino y
demagógico argumento de que “partidos independentistas se han presentado a las
elecciones y no tienen un apoyo mayoritario de la sociedad canaria”, ocultando,
interesadamente, las condiciones en la que los partidos independentistas se
presentan a las elecciones, con treinta segundos, en el mejor de los casos, de
publicidad en la Televisión Canaria, la de ellos, en Radio 5 y en la 2 de
Televisión Española, todo ello en horario de mínima audiencia (a las 15 horas y
a las 12:30 de la noche), con una ley electoral pactada por Coalición Canaria y
el Partido ImPopular que exige un treinta (30) por ciento de los votos a nivel
insular para obtener representación parlamentaria, independientemente de que la
abstención sobrepasó los 600.000 electores en la última convocatoria
pseudoautonómica, en la que tanto las juntas electorales como los tribunales
del colonialismo impidieron la participación del Movimiento UPC, que propugnó
el voto nulo en todo el estado, con más de 300.000 papeletas anuladas o la
abstención en las últimas elecciones al Parlamento Europeo que llegó al 70 por
ciento, abstención por la que hizo campaña el Movimiento UPC, al que la junta
electoral le denegó los espacios gratuitos de publicidad electoral para pedir
la abstención, con el también peregrino argumento de que la ley, que hicieron
ellos mismos, no contemplaba esa posibilidad, partidos idependentistas que se
presentan a las elecciones sin subvención alguna pues las mismas se las
reparten los mismos que aprueban las leyes para mantenerse en el poder,
subvenciones a las que además ha renunciado públicamente el Movimiento UPC al
entender que tanto las organizaciones políticas como sindicales deben
autofinanciarse y nunca mantenerse a cuenta de los sufridos contribuyentes,
pues defendemos que el dinero de todos se invierta en sanidad, educación,
investigación y servicios sociales. Si no obtenemos votos los partidos
independentistas ¿a qué viene tanta preocupación por los mismos, legislando la
injusta por antidemocrática ley de los topes electorales o la nueva exigencia
de avales únicamente a los partidos que no tienen representación parlamentaria?
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