POEMAS DE MEMORIA AZUL
De OLGA RIVERO JORDAN
AURORA
Creces
silenciosa
por los azulados cuellos
del mar.
PEQUEÑA
Cautelosa
a tus pies
ríe la noche.
Es tan pequeña
que se disipa
sola.
POEMAS DE HUERTAS DE LUNA
LENGUA DE LA NOCHE
Estoy sola
la melancolía
me sube por la espalda
la lengua quiere volver al río
y los dientes sienten miedo.
Boca de túnel
y lengua de la noche
perfiles fragmentados de la sombra.
SIGILOSO
Nadie se dio cuenta
sólo el acordeón de su garganta
fingió al paladar del aire
la notoria satisfacción de sentir
que aún devanaba música
por la epidermis
difuminada de la noche
este aguacate que produce
náuseas budas
risotadas plantando secretos
al guardián
sigiloso de un universo que se funde
algarabía de retornar desnudos
plantaciones de mis sudorosas alquimias.
RODILLAS DE OTOÑO
Por el seductor labio
atado al abismo
adolece frialdad
en las rodillas de otoño neblinoso
ojos de viento
quemado estío
pararé tu sombra espigada
de engullidos solsticios.
DESPRENDIDA EN TUS BRAZOS
Con la tierra me basta
un día dejé de andar
con zapatos altos
y sin etiquetas
sellaron mi bata de percal
así caminaré por sitios pardos
donde la noche acostada espera
ciega muda y sin brazos.
RONRONEO
Hay vigas en el vientre del cielo
con aserrín
en los fugaces ojos del viento
después se precipitarán las salamandras
sobre el panal salobre
de algún paquidermo tuerto.
Así se deslizan antorchas
en las patas del silencio
rompen su huída las ranas
de una raza tímida
como final del ronroneo
de su cerebro de estrellas.
BUITRE POR SU TRANSPARENCIA
Como un paraguas abrelatas
del tiempo bastardo de otoños
hay un goterón
en la mejilla de la tierra
esperado puñal
en el malvasía de tus ojos
moteados de viento.
El cardonal de tu cuerpo
tornea capitulaciones
al giro de mi cuello
abrazado a la fiebre
de este pan dulce
majar amarrado
a la espiga que dobla el alma
con jugo de humo y labios
cuatro sinuosidades
por los parámetros del moho.
Destila sangre
como el mordisco que buscamos
del mareado corazón
del mar de las minervas
como puñado
de puñales
servidos al jerez.
ATAVÍO
Oigo el resplandor de la música
su piano y la madera.
Descended de la boca del averno
maldito el rubor
se quedó estancado
mareado de tanto amar.
Me he visto
sustraje de su aroma el atavío.
Al pie
rotas flores
te besen el camino.
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