URSULA VON DER LEYEN JUSTIFICA
CRÍMENES DE GUERRA
DIARIO
RED
En tanto que apoyo
clave de los culpables de un genocidio, la presidenta de la Comisión Europea
será recordada por la historia como hoy recordamos a George Bush, Tony Blair,
Durao Barroso y José María Aznar en las Azores
El Estado de Israel y el sionismo llevan más de medio siglo asediando al pueblo palestino, robándole sus tierras, ejerciendo un régimen colonial de apartheid más agresivo y racista que el sudafricano, convirtiendo Cisjordania en bantustanes y bloqueando por tierra mar y aire Gaza para condenarla a la pobreza —todo en abierta violación del derecho internacional— y, por supuesto, asesinándolos (más de 6000 muertos desde 2008 según la ONU). ¿Ha tomado la Unión Europea alguna medida efectiva para detener estos crímenes de lesa humanidad? La respuesta humilla los principios y los valores europeos: ni una.
Sin embargo, en el
momento en el que Hamás lanza un brutal ataque, asesinando y secuestrando a
civiles israelíes, la Unión Europea corre a implicarse en cuerpo y alma en el
apoyo al Estado de Israel. Esta reacción, que en un primer momento les resulta
fácil de explicar, deja de serlo en cuanto empezamos a conocer —a las pocas
horas del ataque de Hamás, de hecho— que la respuesta israelí consiste en
perpetrar un genocidio en la Franja de Gaza.
En cuanto Benjamin
Netanyahu declara la guerra total entre un Estado que cuenta con uno de los
ejércitos más poderosos y más avanzados del mundo y un pequeño territorio
empobrecido, sin infraestructuras y en el cual aproximadamente 2 millones de
seres humanos viven hacinados, en cuanto su ministro de defensa llama “animales
humanos” a los palestinos y anuncia el corte de electricidad, de gas y del
suministro de alimentos a la franja, firmando así la sentencia de muerte de
miles de personas, en cuanto queda claro que Israel va a cometer —está ya
cometiendo— un genocidio, la reacción de una Unión Europea que de verdad se
creyese sus principios fundacionales debería haber sido, como mínimo, la de
retirar inmediatamente el apoyo al Estado de Israel y tomar todas las medidas
posibles para intentar evitar el asesinato sistemático de miles de seres
humanos.
En cuanto queda
claro que Israel va a cometer un genocidio, la reacción de una UE que de verdad
se creyese sus principios fundacionales debería haber sido, como mínimo, la de
retirar el apoyo al Estado de Israel y tomar todas las medidas posibles para
intentar evitar el asesinato sistemático de miles de seres humanos
Lejos de hacer eso
y para vergüenza de cualquier demócrata, las instituciones comunitarias han
seguido dando su máximo apoyo hasta el día de hoy a los genocidas. No solo
aprobaron en el seno de la Comisión Europea retirar las ayudas al desarrollo a
Palestina en un acto absolutamente repugnante de agresión a las víctimas sino
que además la máxima representante comunitaria, la presidenta de la Comisión,
Ursula von der Leyen, no ha dejado de hacer declaraciones incendiarias de apoyo
cerrado a Israel que no representan en absoluto a las gentes y los pueblos de
Europa y que justifican unas acciones que todo el mundo sabe que constituyen
crímenes de guerra.
Quizás el
seguidismo ciego a la política exterior imperialista de EEUU y el apoyo a los
estados asesinos que el gigante norteamericano señala como aliados pueda servir
en el corto plazo para recibir un buen tratamiento mediático y la garantía de
una suntuosa promoción profesional en el ámbito de la política o de la empresa.
Pero, dentro de unos años, la historia juzgará a cada uno y a cada una por el
papel que desempeñaron ante el horror de una limpieza étnica en Palestina.
Quizás el apoyo cerrado a los genocidas le sirva para conseguir un buen puesto
en la OTAN, en el BCE, en el FMI o en una empresa de armamento cuando deje de ser
presidenta de la Comisión, pero —en tanto que apoyo clave de los culpables de
un genocidio—, Ursula von der Leyen será recordada por la historia como hoy
recordamos a George Bush, Tony Blair, Durao Barroso y José María Aznar en las
Azores.
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