CATÁSTROFE HUMANA EN GAZA
Se terminan
los suministros básicos y aumentan las probabilidades de un ataque por tierra.
Hezbolá lo considera una línea roja y puede intervenir contra Israel en ese
caso
MARTA MAROTO BEIRUT
Manifestación de Hezbolá contra el ataque a Gaza en
Beirut el viernes 13 de octubre. / M.M.
“He visto mi biblioteca, donde solía estudiar, destruída. He visto a mi gente llorar”, decía esta semana Wissan (45), que salió de la prisión en la que se había convertido Gaza hace años para producir películas en diferentes partes del mundo. Agotado de llevar la cuenta de las bombas, de las muertes, pero con la mente despierta por la adrenalina que se cuela en todas las conversaciones en Beirut, Wissan continuaba: “Llevamos años muriendo a diario, vivimos esperando la siguiente agresión… quizá sea mejor morir de una vez y cuando nosotros decidamos”.
Cuando se cumple más de una semana de que Hamás rompiera el alambre del paso de Beit Hanoun, que une la Franja con el resto de la histórica Palestina, la escalada ya hace hablar de la quinta guerra en Gaza en los quince años que dura el bloqueo. Ya son 2.329 los muertos en el octavo día de conflicto, al menos 724 son niños, de una población de algo más de dos millones en la que el 70% son refugiados y el 40% tiene menos de 15 años. En Israel, más de 1.300 personas han muerto desde que comenzó el conflicto, la mayoría en los primeros días de ofensiva.
Ya son 2.329 los
muertos en Gaza en el octavo día de conflicto, al menos 724 son niños
Los bombardeos a
escuelas, refugios de Naciones Unidas, y el asedio impuesto por Israel –“Vivir
en Gaza significa que tienes que negociar con los estadounidenses, con los
israelíes… para comprar un cartón de leche”, señalaba Wissan para explicar que
el sitio no es del todo nuevo– están terminando o han terminado en muchos casos
con los suministros básicos: el miércoles la central eléctrica se apagó por la
falta de combustible, apenas quedan alimentos y ya hay muchas personas que no
pueden más que beber agua contaminada.
La situación de
desesperación se vio agravada este fin de semana con el ultimátum de Israel a
más de un millón de personas en la ciudad de Gaza para que se trasladasen hacia
el sur, algo que Naciones Unidas calificó como “una sentencia de muerte para
los enfermos” y que hasta el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell,
tachó de “imposible de implementar”. La sentencia de evacuación se ha ido
alargando hasta este domingo, y tras incursiones puntuales del ejército israelí
en Gaza, aumenta las posibilidades de la anunciada operación terrestre. Ayer el
primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en una visita a las tropas de
tierra lanzó este mensaje por sus redes sociales: “¿Estáis preparados para lo
siguiente?”
“Israel quiere
arrodillar a la población de Gaza y a Hamás, y crear condiciones para que la
gente se vaya y reemplazar a la población, lo que es un precedente de limpieza
étnica. ‘Animales humanos’, ‘Borrar Hamás de la faz de la tierra’, llevamos
toda la semana escuchando por parte de oficiales israelíes un lenguaje muy
violento que no solo viola el derecho internacional sino que va en contra del
derecho, nunca había visto a Israel expresar tan abiertamente su apoyo a un
genocidio”, dice en conversación con CTXT Amal Saad, analista política libanesa
especializada en las relaciones entre Líbano e Israel.
Nueve días de guerra sin ayuda humanitaria
Al otro lado de la
única frontera que conecta Gaza con el mundo, en la región del Sinaí, se
acumulan cargamentos humanitarios enviados por Naciones Unidas, Jordania o
Turquía, a la espera de que las negociaciones entre Estados Unidos, Egipto e
Israel –quien ha asegurado que nada circulará sin su permiso– permitan
introducir el auxilio en Gaza. De momento, sobre el papel se ha permitido la
evacuación de ciudadanos estadounidenses aunque la frontera permanece cerrada
desde los intensos bombardeos del lunes y el martes en el lado palestino del
paso de Rafah.
Se acumulan
cargamentos de ayuda humanitaria en el Sinaí, a la espera de que las
negociaciones entre Estados Unidos, Egipto e Israel permitan introducirlos en
Gaza
“Con el despliegue
de tanques alrededor del muro de Gaza y las amenazas de Israel no creo que
vayamos a ver corredores humanitarios, que es lo mínimo que estamos pidiendo
las organizaciones humanitarias: un alto al fuego y la asistencia a la
población civil”, explica Cristina Muñoz, directora de Alianza por la
Seguridad, que tiene a cinco trabajadores en Gaza cuya prioridad es ahora
proteger.
Líbano: un posible segundo frente con Israel
La milicia chíita
Hezbolá, que actúa como un gobierno en paralelo en Líbano y que tiene a Irán
como principal aliado, mantiene una relación muy estrecha con Hamás. Hezbolá
participó activamente en el diseño de la ofensiva que sorprendió a Israel hace
una semana y que en buena medida se forjó entre reuniones de estos tres actores
principales en Beirut, la capital libanesa. En conversación con este medio, el
experto libanés Joe Macaron, apuntaba que de haber querido abrir un frente con
Israel, Hezbolá hubiese aprovechado el factor sorpresa y hubiera atacado el
norte del país desde el comienzo de la escalada. Este viernes, el primer día
sagrado para los musulmanes desde el comienzo de la guerra y en el que Hamás
llamó ‘de la inundación de Al Aqsa’, el número dos de Hezbolá, Naim Kassem,
trasladaba el siguiente mensaje frente a miles de sus seguidores: “Conocemos
bien nuestra responsabilidad y estamos preparados. Nosotros decidiremos cómo
participar en la confrontación y cuándo intervendremos”.
La misión y
existencia del ‘Partido de dios’ –traducción al castellano de Hezbolá– se basa
en el eslogan de terminar con Israel. Es por eso que, según Saad, experta en la
historia de la milicia, la destrucción de Hamás y de Gaza, que es lo que Israel
ha dicho abiertamente que pretende y que podría empezar a lograr si se cumplen
las amenazas de invasión terrestre en la Franja, sería una línea roja para la
milicia.
En una rueda de
prensa en Beirut, el ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Hosein Amir
Abdolahian, dijo no descartar ninguna opción y dejó en manos de Hezbolá la
decisión de una apertura oficial de un nuevo frente con Israel: “Los líderes de
la resistencia contemplan todos los escenarios y tienen los dedos en el gatillo
para disparar. La respuesta se dará en el momento oportuno en caso de
inactividad de la comunidad internacional”.
Desde el miércoles
se ha intensificado el intercambio de fuego entre Hezbolá e Israel a ambos
lados de la línea azul, cuyos pueblos se han ido vaciando durante la semana.
Aunque los principales objetivos están siendo puestos y vehículos militares,
hay que lamentar la muerte de una pareja de ancianos en Chebaa y de un
fotoperiodista de Reuters, Issam Abdallah, cuyo coche fue alcanzado cuando
trabajaba en la frontera de Líbano. Hay otros seis periodistas heridos en el
mismo ataque y ya son por lo menos once los periodistas –nueve palestinos, un
libanés y un israelí– muertos esta semana. Los ataques a periodistas son
crímenes de guerra.
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