OPA INTEGRISTA SAUDÍ A ESPAÑA A TRAVÉS DE LAS TELECOMUNICACIONES
"Arabia
Saudí podrá influir de manera directa, presionar e incluso terminar la carrera
de cualquier periodista crítico con la dictadura wahabí", opina Maestre.
ANTONIO
MAESTRE
En
el centro, el rey Felipe VI junto a Salman Bin Abdulaziz
Al-Saud.
FOTO: CASA REAL
Arabia Saudí ha comprado el 9,9% de Telefónica a través de su empresa STC Group, lo que convierte al país árabe en el accionista mayoritario de la empresa estratégica de telecomunicaciones española. A pesar de que la operación se ha llevado a cabo sin el conocimiento del Gobierno, tendrá que ser el Ministerio de Defensa, capitaneado por Margarita Robles, el que dé la aprobación final al existir una ley que limita al 5% la compra de acciones de empresas estratégicas que sean proveedoras del ministerio.
¿Pero qué supone
esta operación? El movimiento saudí es una opa integrista a nuestra democracia
ya que desde el poder de estas grandes empresas podrá influir de manera directa,
presionar e incluso terminar la carrera de cualquier periodista crítico con la
dictadura wahabí. Estamos hablando de que el responsable último del asesinato y
descuartizamiento del periodista Jamal Khashoggi en el consulado de Arabia
Saudí en Estambul se pueda convertir en el accionista mayoritario de Telefónica
y tener acceso a información sensible en lo que respecta a las comunicaciones.
Mohammed bin Khalid
Al Saud, miembro de la familia real de Arabia Saudí, es el presidente del Grupo
Al Faisaliah, que posee inversiones importantes en empresas petroquímicas de
Estados Unidos como Grace o Albemarle, de la alimentación, farmacéuticas y
compañías de sistemas y electrónicas. También fue el responsable del intento de
compra del Chelsea FC en un intento por seguir ampliando su poder de influencia
a través del deporte y del fútbol. Detrás de todo ello está el príncipe
heredero, Mohamed bin Salman.
Integrismo wahabí
La estrategia
Visión 2020 del monarca saudí tiene como objetivo ampliar la influencia de su país
a través de la modernización empresarial y tecnológica con grandes inversiones
a lo largo de todo el mundo para intentar alejar el foco de su relación con los
derechos humanos, la persecución de periodistas, las acusaciones de contribuir
a financiar el terrorismo, la vigencia de la ley Sharia incluso para las
empresas que hacen negocio en su país y contribuyen al discurso integrista
wahabí en las mezquitas de todo el mundo. Dinero para ocultar los abusos de los
derechos humanos porque sabe que funciona.
A pesar de que
pueda haber cierto escándalo impostado sobre la adquisición de una porción
importante de Telefónica por parte de la dictadura saudí, es difícil que el
Gobierno rechace la operación porque la relación a nivel diplomático con Arabia
Saudí es excelente, sobre todo, desde la Casa Real. La amistad íntima del
emérito con Arabia Saudí a través del fallecido rey Abdullah no murió con él.
Juan Carlos I, en
su tiempo, fue imprescindible para lavar la imagen de la dictadura, al
colaborar en la campaña de comunicación que se hizo para limpiar su reputación
después de que se viera dañada tras los atentados del 11 de septiembre. Un
momento especial de esa relación se produjo con la inauguración de la
Conferencia internacional para el diálogo interreligioso que organizó la Liga
Islámica Mundial, que, entre otras muchas instituciones, gestiona la Mezquita
de la M-30 en Madrid.
La relación
económica de España con Arabia Saudí trasciende la inversión que pueda hacer la
dictadura con sus apuestas en empresas españolas. La petromonarquía fue el país
que más dinero invirtió en comprar a España material de defensa y armas. Según
las estadísticas de exportaciones españolas de material de defensa, de otro
material y de productos y tecnológicas de doble uso en el primer semestre de
2022, el país árabe fue el principal exportador de España, con un total de
302,2 millones de euros.
El trabajo en los
astilleros de Cádiz y Ferrol bebe de los encargos de la dictadura saudí. Los
intereses comerciales de las empresas españolas en Arabia Saudí son de una
importancia nada desdeñable para las empresas del IBEX. Según el último informe
del ICEX, la relación económica entre ambos países se relanzó en el año 2021,
tras la pandemia, siendo el mayor exportador fuera de la UE tras Rusia, y el
mayor importador de productos españoles en Oriente Medio (España el quinto país
de la UE en términos de valor de exportaciones hacia Arabia Saudí).
La paradoja sobre
el libre mercado hace que sea un anatema plantear que España tenga empresas
públicas en sectores estratégicos pero sí se permite que empresas públicas de
otros países como Arabia Saudí tengan el control sobre esas mismas empresas
estratégicas españolas. Es decir, empresas públicas pero de países extranjeros
para controlar nuestras empresas; se pasa de no ceder al dogma de la
intervención pública nacional a acabar cediendo el control a Arabia Saudí de
nuestras comunicaciones, de nuestros datos personales, del control vía satélite
del movimiento de nuestro ejército y la protección de las infraestructuras
digitales de nuestro Estado de ataques cibernéticos. Todos sabrán ver el
delirio que produce ceñirse a la doctrina del libre mercado.
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