PINOCHOS
AIZPURUA TAR JOSU M.ª
No sabía cómo
denominaros sin ofender en fin de año, que tampoco lo es, para desenmascararos
ante este s XXI que debiera ser de razón y no de brujería y superstición,
razonables en tiempo de ignorancia, pero inaceptables en nuestro tiempo de
razón.
SS MM Reyes Magos,
nunca existieron, ni hubo estrella que seguir hasta una cuadra, y el colmo de
la parodia es el engaño infantil; ya me entienden. Por mantener una ¿tradición?
de realeza, cometen la infamia de traer niños al Mundo, con el engaño original,
el más doloroso que acaba con la solvencia parental en modo de abuso de
confianza.
De niño siempre admiré a los niños protestantes que recibían de Noel sus regalos a principios de vacaciones, mientras que los del nacionalcatolicismo los recibíamos pocos días antes de volver a clase, sin tiempo de jugar con ellos, y con la asistencia a clase puesta en otro escenario de fuerte con indios y vaqueros. Hasta en esto fueron mejores.
Estos señores
pinochos, debieran haber oído el estruendo de carcajadas de los indígenas
cuando les explicaban la paloma y el arcángel, que la preñadita le contó al
carpintero. “Que lista resultó la señora”. Y las tribus aún continúan riendo.
Ya no hay infierno,
ni resurrección de la carne, achicharrada en cremaciones, ni apariciones, ni
milagros, ni Papas infalibles, ni tantas cosas que cayeron por su propio peso
de necedad. ¿Tan difícil les es a los pinochos pisar el suelo del s. XXI y
pasar por el aro de la ciencia toda su estructura de leyendas y su organización
machista y alejada del pensamiento del hijo del carpintero? Al parecer les va
en ello su existencia y sus privilegios, con su inmenso orgullo.
En el nombre de los
niños que irán de nuevo a sus clases sin tiempo a jugar con sus juguetes, les
conmino, señores pinochos, a un rasgo de piedad, a la desaparición de esa
efeméride real, y al traslado del intercambio de juguetes a primeros de las
vacaciones invernales.
Y este inocente
post, pondrá a la secta episcopal y los fanáticos del Sistema, pinochos irredentos,
a dar vueltas alrededor la hoguera, y repetir sus jaculatorias fachas,
ignorantes y anacrónicas. ¡Qué le vamos a hacer!
La ciencia del s.
XXI ya cumplió su misión y redujo al absurdo las religiones, las
supersticiones, y las obsoletas teorías partidistas, pero un sector social no
las abandona por que estarían ayunos de sustentar sus posesiones y privilegios,
y otros porque sus neuronas no les dan para más.
Podríamos estar ya
en la Sociedad civil liberada, la que ya deja a sus habitantes libres de
tutelas religiosas, sexuales, de género y de clase y bajo presupuestos
republicanos, oferta a sus miembros la libertad de conseguir un progreso
personal y colectivo. ¡Vaya! Se nos desmayó el obispo.
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