LA SOMBRA DE VÍCTOR RAMÍREZ ES ALARGADA
ÁNGELES JURADO
A veces, una página
de periódico es como un océano en el que naufragas sin palabras suficientes.
Otras veces, es como un balde del que se rebosan los morfemas. Las menos, tiene
el tamaño justo para el verbo de una.
Ayer, después de la
primera tertulia de Mario Vargas Llosa con los novelistas canarios, en la Casa
Museo Pérez Galdós, mi página de Cultura menguó como Alicia en el País de las
Maravillas tras empinar el codo.
Las tertulias
literarias o cinéfilas tienen eso. O, más concretamente, las buenas tertulias
literarias o cinéfilas tienen eso: te inspiran para leer, escribir y ver mucho
más cine, te descubren nombres, te dan placer, raquitizan las páginas de
periódico.
Ayer disfruté de la
mesa y del ambiente. No coincidí con Juancho Armas Marcelo, cuando dijo:
Escribir me
divierte tanto como el sexo cuando tenía 17 ó 18 años, cuando uno es un tipo
sexual decente. Escribo, fumo un Cohiba y puede caer una bomba atómica.
Sin embargo, sí
coincidí con él proclamando:
Estamos aquí para
divertirnos y darnos placer los unos a los otros.
O con Juan Cruz,
cuando citaba al propio Vargas Llosa:
Escribo porque soy
desdichado, es una manera de combatir la desdicha.
Y también con
Emilio González Déniz, que explicaba:
Cuando me siento
feliz, no escribo. El amor se hace, no se escribe.
Se habló mucho de
Víctor Ramírez, quizás porque no estaba presente.
Juancho Armas
Marcelo comentó su adolescencia juntos, ambos en un grupo de aspirantes a escritores,
y lo emparentó con Juan Rulfo, a pesar de que el canario niega
consanguineidades con el mexicano. Rafael Franquelo lo mencionó por su fervor
hacia Mario Vargas Llosa y pregonó que tenía razón al recomendar la lectura del
peruano con tanta pasión. Hasta Juan Manuel García Ramos nombró a Ramírez,
relacionando su obra Cada cual arrastra su sombra con Crónica de la nada hecha
pedazos de Juan Cruz y con el ejemplo de un Llosa faltón con el lenguaje, al
que se imitaba, al principio con timidez, desde la ultraperiferia.
Total, que lo que
se me quedó como poso hasta esta tarde, en el fondo del alma, es una curiosidad
más fuerte cada vez por leer a Víctor Ramírez, el ausente más presente de la
tertulia ... Gabriel García Márquez incluido.
Publicado por Angeles
Jurado en 7 de Marzo 2007 a las 06:26 PM | Enlace permanente
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Comentarios
• Coincido con la presencia de Victor
Ramirez cada vez mayor. He leído de él, en su día "cada cual arrastra su
sombra" que me cautivo y algunos otros relatos. Posteriormente leí
"el arrorró del cabrero" que es magnífica y ahora mismo en estos dias
tras ver el largometraje "La Caja" leí "nos dejaron el
muerto" y me parece una obra maestra.
Me ha gustado mucho
tu comentario.
saludos.
Publicado por:
Cirilo Pérez | 3 de Abril 2007 a las 12:32 PM
• Muchas gracias. Tengo en casa el
"Arrorró ...", esperando a un rato de tranquilidad. Víctor Ramírez
dice que es mejor que "Nos dejaron el muerto", aunque la mayoría de
la gente que ha leído los dos me recomienda el segundo.
Cuando lo termine,
ya hablamos :)
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