A VICTOR RAMIREZ, UN MAESTRO DE ESCUELA
ALFONSO OSHANAN,
8-MAYO-1977
La labor docente de numerosos
profesionales suele pasar desapercibida, sin un trasfondo humanono y social no
más allá de los límites cortos de unas aulas y unos patios. Maestros de escuela
van prolifera podo poco a poco a lo largo de nuestras barriadas, marcando una
huella, ímprimiendo un estilo y apretando fuertemente el acelerador de la
cultura de nuestras gentes, difundiendo sus inquietudes más allá de los
masificados colegios.
Recientemente hetmos dado una muestra
de afecto de muchos profesores hacia un compañero de la enseñanza, Rafael
Franquelo. Hoy nos llega un testimonio poético de Leopoldo O'Shanahan dedicado
a Victor Ramírez, un maestro de Escuela, que comparte su tarea diaria con la
narrativa, siendo hoy por hoy una de las más firmes promesas de nuestra
generación literaria.
Leopoldo O'Shanahan, quizá aparezca
muy pronto ante el mundo poético con "Una.
última palada de Sombra". En este su poema, a Víctor Ramírez,
nos muestra su habilidad para retratar con trazos enérgicos y caracterizar
vivamente la personalidad de un maestro de escuela, compañero y amigo.
La crispación, la perplejidad,
la rabia;
el pelo crespo de cabreo eterno,
la mirada altiva desafía y saluda,
amable.
No suplicas: exiges, ¡exiges!
A cada paso te autobiografías
y los que alguien llamó desheredados
son tu objetivo,
eterno como tu propio cabreo.
E incitas, descubres,
rebuscas, como entre viejos papeles,
la minima luz.
Y empujas, ¡empujas!
a los tuyos
y robas otras penas que compartes.
Y escribes en tu lenguaje,
torbellino Victor.
No hubieras podido
nacer en tierra rica, ciclón Víctor,
zahorí te denominó víctor
porque vences, ¡vence!,
profeta en propia tierra,
profeta en propia escuela,
compañero, amigo Víctor.
LEOPOLDO O'SHANAHAN
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