ARRIMADAS O CÓMO VIVIR DE LA DEMOCRACIA
SIN SER DEMÓCRATA
DAVID BOLLERO
Inés Arrimadas no
entiende o no quiere entender la democracia parlamentaria en la que vivimos.
Niega los principios más básicos de su funcionamiento y hace demagogia barata
para ocultar sus carencias, su ineptitud. La política que lideró a Ciudadanos
para ganar las últimas elecciones catalanas no movió un dedo después para
intentar formar gobierno; sencillamente, se borró del mapa. Ahora, vuelve a
intentar boicotear el acercamiento Pedro Sánchez-Quim Torra para intentar sacar
rédito que vuelva a dibujar a una formación naranja cada vez más borrada.
Decir, como de
hecho dice hoy Arrimadas en una entrevista en El Mundo, que “Sánchez tiene que
tener muy claro que al reunirse con Torra está dejando de reunirse con millones
de catalanes“ es intentar manipular a la ciudadanía. Es una negación de la
democracia, del sistema de representación en el que ella participa y del que
vive.
Si Arrimadas
hubiera intentando formar gobierno, consiguiendo gobernar la Generalitat,
habría sido un error decir que ella no representaba a Catalunya. Claro que la
representaría; cosa bien distinta es que eso agradara a los millones de
catalan@s que no la votaron.
En el fondo, la
lideresa de C’s en Catalunya lo sabe, pero es la baza que ha decidido jugar
para seguir azuzando el conflicto catalán que tan buen resultado electoral le
ha dado. Cuanto más retrógrada y
represora era la postura de los naranjas -compitiendo con el PP en
caspa-, más votos ganaba. Por eso, mantener el conflicto catalán le interesa,
por eso Arrimadas se ha quedado sola a la hora de no querer reunirse con su
president, con Torra.
Lo que para las
personas demócratas es dialogar, para ella es negociar España. Arrimadas afea a
quienes se han sentado con Torra para intentar desbloquear la situación. Ahora
le toca a Sánchez,que pasa a ser objeto de sus críticas huecas, artificales,
estériles. Arrimadas quiere seguir el dictado de Rajoy durante más de seis
años: ignorar lo que ha votado la mayoría de Catalunya, negar vías para la
solución a un problema que sólo quiere aplastar con puño de hierro.
Afortunadamente,
habrá diálogo. No se trata de ser rehenes de un pacto de moción de censura, ni
de ceder a todas las pretensiones de Torra. Se trata de escuchar, de acercar
posturas, de admitir que el modelo territorial de España, más allá de
Catalunya, hace aguas por todos lados porque de lo que realmente somos rehenes
es de una Constitución obsoleta. Arrimadas vive de prolongar ese cautiverio,
del odio y del ultranacionalismo español. Le pasará factura que no hay coaching
que abone.
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