BERTÍN DUDA ENTRE AZNAR
O ARÉVALO
DAVID TORRES
Una enorme expectación planeaba antes de la entrevista-friega de
Bertín Osborne al ex presidente Jose Mari en su programa-rancho de Tele 5. El
público pensaba que el encuentro entre estos dos cuñados máximos era la ocasión
perfecta para que Jose Mari anunciara su regreso a los ruedos de la política.
Jose Mari había construido a Mariano a su imagen y semejanza, y no tardó en
darse cuenta del error: Mariano estaba haciendo el ridículo mucho mejor que él,
cobijaba a más corruptos que él y además lo adelantaba por la derecha. Es un
alumno aventajado aunque no cabe duda de que no tiene su vigor atlético ni su
capacidad para hablar tejano con un chicle en la boca. “Yo lo traje de Galicia
a Madrid” dijo como si hubiera amaestrado un centollo.
No obstante, tras decepcionar a su legión de seguidores con su
reiterada negativa a presentarse otra vez a las elecciones, la expectación iba
cambiando de signo. Después de verlo interactuar con Bertín la pregunta de la
audencia ya no era si Jose Mari va a reemplazar a Mariano, sino si va a
sustituir a Arévalo en su gira triunfal por las Españas. No era una entrevista
normal sino una entrevista de trabajo. En altitud andan ahí, ahí, y Jose Mari
podría contrarrestar el deje gangoso del humorista con su inimitable acento
nasal y su particular imitación de Fritos Matutano, muy buenísimos. Aparte de
que Jose Mari cuenta con la baza secreta de Ana Botella, con lo que Los
Mellizos podrían desembocar en Los Trillizos o en Dos Botellones y Medio.
La verdad es que el programa de Bertín la noche del miércoles
batió varios records: podría ser considerada una de las grandes entrevistas de
ficción y quizá la mayor entrevista de fricción de la historia contemporánea,
en fuerte disputa con el masaje monárquico que le proporcionó José Luis Hermida
al rey Juan Carlos. A la pregunta de cuál había sido el mejor presidente de la
democracia, Jose Mari respondió que Aznar y cuando Bertín insistió,
preguntándole por el segundo mejor presidente, hizo un spoiler de sí mismo y
dijo que Aznar II, una secuela que podría titularse El Imperio Contrataca o El
Retorno del Yeti. Siempre albergamos la duda de que Jose Mari era demasiado
personaje como para contenerlo en un solo recipiente y ante Bertín descubrimos
que, en efecto, había por lo menos dos: los gemelos golpean dos veces.
Probablemente Jose Mari consiste en una muñeca rusa (bueno, bielorrusa) con
varios josemaris en su interior que a su vez contienen otros josemaris. De ahí
ese tonillo de reverberación que nos da la pista de que habla por el estómago y
no a través del bigote.
Después de comentar brevemente que jamás se encontraron las
armas de destrucción masiva (“ése es otro tema”), profundizó en el humor negro
al hablar de la mierda de aviones que había en sus tiempos de presidente y del
encanto que tenía volar en ellos: como que podías acabar en un revuelto de
restos humanos, como los militares del Yak 42. Una vez más demostró que no se
arrepiente de nada, al contrario, está orgullosísimo de haber salvado el mundo,
de haber llenado el partido de imputados, de haberse hecho la foto de las
Azores y de no haber encontrado las armas de destrucción masiva. En ese
momento, para terminar la entrevista por todo lo alto, Bertín tendría que haber
cogido a Jose Mari y meterlo en una urna de cristal a dos metros del suelo con
una pegatina que dijera: “Romper sólo en caso de guerra”.
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