ANDALUZUELA.
L.
Soriano
Sincera
y honestamente, he de convenir que el dolor que me causa ver la situación
andaluza, queda apagado por la absoluta decepción y desencanto que su sociedad
me transmite. No puedo entender, ni
siquiera porque se sientan beneficiados unos cuantos, que la sociedad andaluza,
mayoritariamente quiera para sus hijos, y para sus nietos ese tipo de régimen y gobierno de
subvenciones, de nihilismo y de amistocracia.
Son, junto con Canarias, la provincia europea más subdesarrollada, con
más paro, con más problemas sociales, educativos y
vivenciales. Quizás les parezca a
los votantes que permiten que todo siga igual durante casi 40 años más,
enarbolando además unas siglas autodenominadas “progresistas”, y en nombre del
pueblo y con consignas de “too pal pueblo”. Miseria para pueblo deberían de
aceptar que es el resultado de lo que hacen.
Esos gobernantes dizque de izquierdas, rapiñadores de centenares de
millones de dinero público, robado, desviado, derrochado y a veces repartido en
la compra mísera de votos, son los responsables de la fechoría. Sin embargo,
quienes les mantienen en el poder por intereses bastardos son los que los
votan, los apoyan y los protegen de las
actuaciones escasas de la Justicia.
Andalucía
es un paraíso. De eso no cabe ninguna duda. Pero nada hay que agradecer a sus
gobernantes en ninguna legislatura de la democracia, absolutamente nada
créanme. Desde Almería , una fuente
inigualable de riqueza con sus cultivos perennes, hasta Málaga con su costa del
Sol única en algunas expresiones, pasando por la más bella, Granada, sol, nieve
y mar, y hasta la Única Sevilla, maravilla de maravillas, con Cádiz portulano,
Jerezana, maravillosa, y aun Jaén la aceitunera
y Huelva la ecológica. Todas son una delicia de visitar, recorrer y
disfrutar. Pero de vivir, no
tanto. Todo lo que se recauda de las
zonas más ricas, se va por el desagüe de la inoperancia, el clientelismo, la
corrupción directa, indirecta y hasta mediopensionista, que ha calado a fondo
en todas y cada una de las instituciones andaluzas contaminadas por los
gobernantes infaustos e infames que padecen. Creo que es delinquir, mantener a
un pueblo sometido y sojuzgado, en una repetición del “vivan las caenas”,
mientras los dirigentes se reparten el poder y el pastel. Nótese el esfuerzo
enorme que han de hacer estos perversos
gobernantes para que toda la riqueza de Andalucía y todo lo que produce, lo
dilapiden y aun les falte doble y mitad para atender alguna necesidad social.
Con tres cadenas juramentadas de TV machacando al personal, y con la compra de
voluntades con migajas y miserias, es inalcanzable sustituirlos si el que los
vota, prefiere ver a sus hijos emigrados, o parados, o subvencionados sin norte
ni futuro, trabajando en “La Psoe” o en el paro intermitente, enseñoreando en
el PER, lampando por las chapuzas y viviendo una vida anodina, sin aportar nada
a la sociedad, ni dejar a los hijos algo mejor
como legado. La Ley del mínimo esfuerzo es lo que rige. Es el sueño de
los jóvenes. No ser esto u lo otro, sino estar enchufados al abrevadero de la
miseria. No creo un deber ser solidario con quien no quiere aportar nada al
bien común, ni empujar el carro, como todos en la dirección de la prosperidad.
Los andaluces, una vez más han demostrado ese punto de “indignidad”, y lo
siento tanto que me rebelo ante la fatalidad de los que practican la innoble
tarea de la mendicidad oficial institucionalizada. Creo más bien, que, si ellos han elegido el
sistema clientelar sin pensar ni siquiera en sus hijos, ni en su educación, ni
en su futuro, el trasvase de flujos financieros debe ser paralizado. No se
puede mantener una provincia lastre voluntaria retrasando a todas las demás por
voluntad de quienes quieren ser mantenidos a toda costa. Ya dijo el genial
Borges al ser peguntado por la democracia, el que era un furibundo demócrata en
el fondo y forma, “a veces, un abuso de la estadística”.
Siendo
que, la Nomenklatura que durante 40 años ha empeorado la situación de la
Provincia/Comunidad, poniéndola de farolillo rojo europeo, vagón de cola del
trenecito español, la lleva rumbo a Cuba
o Venezuela si no lo es ya. Y, que a
duras penas, por causa de nuestros gobernantes todos, pueden sobrevivir a los hechos tremendos que estos provocan para mantener se en el
poder y en su propio beneficio. A Reflexionar
Reflexiones
L. Soriano
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