MORTADELO Y FILEMÓN,
SIMPÁTICOS
TERRORISTAS
TVE1 evitaba esta semana hablar de
Mortadelo y Filemón en sus informativos. Tras 57 años de disfraces, golpes y
chichones en la cabeza, los famosos agentes de la TIA presentaban el pasado
martes su aventura número 200 sin que la tele pública tuviera para ellos el
hueco que sí tuvieron en el resto de cadenas privadas ante el redondo y
anunciado aniversario. ¿Motivo? La aventura bicentenaria de los agentes
secretos era El Tesorero. O lo que es lo mismo:
la corrupción y el caso Bárcenas plasmados sobre el papel por la mirada y el
lápiz de Francisco Ibáñez. Francisco Ibáñez, censurado en los telediarios de
TVE. Si no diera pena daría risa.
Mientras Mortadelo y Filemón siguen los pasos del dinero de Bárcenas y los
suyos, la tele de todos, cual instrumento de los Villanos, se encarga cada día
de hacer el trabajo sucio de que olvidemos y los malos se salgan con la suya,
girando el cómic 180 grados hasta llegar a la realidad. Puesto Ibáñez a
intentar plasmar el estado del país hoy día, el Superintendente Vicente, jefe
de los agentes secretos, debería ser desplazado o destituido del puesto por el
mismísimo ministro de Interior para que dejase de enredar investigando asuntos
que no conviene investigar y se pusiese a buscar chistes ofensivos en Twitter.
En la viñeta de abajo, un político salpicado por varios casos de corrupción
acusaría sin ningún pudor en un debate político de sábado por la noche al tal
Mortadelo de no haber declarado a Hacienda una vez que compró un traje de
palmera y llamaría etarra a la secretaria del Superintendente, Ofelia (Nieto),
tras ser multada y detenida por intentar detener un desahucio cuando iba camino
de la oficina. Mientras tanto, dos viñetas a la derecha, Filemón tendría que
huir en una Vespa amarilla perseguido por la policía por haber cometido el
delito de destapar un caso de Villanos que espiaban ilegalmente a la población
con la excusa de la lucha antiterrorista. Si no fuera real daría risa.
La pasada semana Barack Obama firmaba una ley de esas que son descarados
misiles dirigidos a un punto concreto. Ese punto concreto era el Filemón
norteamericano, el ex agente de la CIA Edward Snowden. El Nobel de la Paz
prohibía, mediante orden ejecutiva, que cualquier individuo donase dinero a
aquellos que pudieran suponer una amenaza para la seguridad nacional o
internacional, según, claro está, el juez y parte y presidente que firma el
decreto. Se aseguraba así Obama impedir la campaña ciudadana de recaudación de
fondos para la defensa judicial del perseguido y ahora más indefenso que nunca
Snowden. Es época de leyes a medidas contra la inventiva ciudadana que pretende
luchar contra políticas abusivas. En los años del Watergate, al ex trabajador
de la CIA lo hubieran encumbrado a la historia de los valientes que luchan por
las libertades. En 2015 Snowden es un peligro para la seguridad nacional e
internacional. Si no fuera tan grave que los Villanos se hayan apropiado de la
construcción de la realidad torciéndola contra la mayoría, la anécdota temporal
daría risa.
Quizá se equivoque
Francisco Ibáñez pretendiendo que en 2015 los agentes secretos a las órdenes de
la TIA sigan trabajando para perseguir a los Villanos. Quizá deba entender el
viejo Ibáñez que Mortadelo y Filemón ya no son hoy más que simpáticos
terroristas. Quizá eso sí lo contaría TVE. Si no fuera tan real que nos gobiernan
los Villanos, el cómic en el que vivimos hasta daría risa.
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