EN DEFENSA DE LÓPEZ AGUILAR
MAGNÍFICO MARGARITO
Te defiendo
porque no soy como tú. Te defiendo porque eres víctima de ti mismo, de tu
miserable ideología y de las leyes que promulgaste, llenas de odio y de
resentimiento. Te defiendo porque eres inocente hasta que se demuestre lo
contrario, tú y todos los hombres del mundo, diputados socialistas y
terroristas feminazis incluidas. Luego, veremos si los supuestos malos tratos
son o no verdad y entonces, además del miserable que te considero por el dolor
que has causado, serás -o no- un delincuente y acabarás -o no- en la cárcel.
Tú, al menos, no vas a dormir en el calabozo cautelarmente, sin prueba ni
indicio de delito de ningún tipo, como el resto de españolitos víctimas de tus
deposiciones morales. Y me alegro por ello. No sabes cómo se han acordado de ti
las familias de los miles de españoles a los que has hecho pasar el fin de
semana en el calabozo sin prueba de ningún tipo, víctimas de las denuncias
falsas que tú veías como asumibles. El Señor Aforado va a ser juzgado por el
Supremo y no por un juzgado de violencia de género chusquero, como el resto de
humanos, en el que inmediatamente se te privaría de ver a tus hijos y no te
digo ya de luchar por sus derechos a tener un padre.
Te defiendo
aunque creo que sólo un miserable puede hacer esa ley. No sé por lo que estás
pasando ni quiero saberlo pero me temo que -si eres inocente- tiene que ser
algo muy duro. Recapacita, ex-ministro. Recapacita sobre lo que has hecho ahora
que eres víctima de tu justicia poética. Recapacita en nombre de todos los
hombres denunciados falsamente, de aquellos a lo que la Guardia Civil ha sacado
de su casa caminito del calabozo sin una sola prueba en su contra, de los que
aún declarados inocentes se les ha privado de la custodia de sus hijos por estar
en un proceso de malos tratos liderado por letradas hijas de puta y por ex
mujeres terroristas y maltratadoras; recapacita en nombre de todos los hombres
que se han suicidado porque tus leyes les han privado de todo: de hijos, de
casa, de libertad, de dignidad, de honor. Que te quiten a tus hijos es algo
devastador, espero que nunca lo sepas. Te defiendo en nombre de todos ellos, en
nombre de los hombres maltratados que no han podido denunciar las agresiones
porque sabían que las mujeres iban a alegar defensa propia y, por lo tanto,
iban a acabar en calabozo sin juicio; te defiendo en nombre de tu podredumbre
moral e intelectual. Has destrozado miles de familias, has destrozado no sólo
la vida de cientos de miles de hombres sino de sus respectivas hijas, hermanas
y madres. Millones de mujeres, a las que se supone que defendían tus leyes, te
odian. Y no sabes cómo me alegro. Porque eres o un sádico que ha disfrutado del
dolor ajeno o un lerdo que debería ser apartado de la vida pública.
Aún así te
defiendo porque creo en tu presunción de inocencia. Y porque, aunque te creyera
culpable, no se te pueden aplicar tus leyes, el derecho penal de autor. Yo te
voté una vez. Y por tu culpa y la de los infames Zapatero, de la Vega, Pajín,
Aído y demás cumbres intelectuales, el PSOE está como está. Una cosa es ser
socialdemócrata y otra ser un lobby feminista en contra del hombre, de la
paternidad y de los derechos fundamentales como por ejemplo la igualdad ante la
ley por motivos de sexo. Espero que, si eres inocente, desparezcas, te hagas
Cartujo y pidas perdón por todo el dolor causado. Primero, una por una a todas
tus víctimas y a sus respectivas familias. Y luego -y sobre todo- a Dios. Ni en
mil vidas podrías llegar a asumir lo que has hecho. Y si eres culpable, con más
razón, pero además desde la cárcel. Y luego, evidentemente desde el infierno.
Con tus colegas de gobierno.
Pero te
defiendo. Porque no todo es relativo, porque hay absolutos, porque la verdad es
la verdad y ahora está de tu parte y porque has fracasado. Por los millones de
hijos de padres acusados de maltrato falsamente en procesos de divorcio en
España y por los que vendrán. Por los que me leen con una familia fantástica a
los que nunca les van a pasar estas cosas, hasta que les pase. Por ellos, te
defiendo. Porque no tienes razón y porque tu derrota es un símbolo: tu derrota
es el éxito de todos. Sobre todo es
la victoria de nuestros hijos. Desaparece ya. Será un coste asumible.
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