LA NACIÓN, UN DIARIO CARETA
EDUARDO SANGUINETTI ,FILÓSOFO
RIOPLATENSE
El diario argentino
La Nación, en su crítica grosera a la despenalización del aborto en Uruguay,
afirmó “Uruguay privilegió la muerte”; denuncia apresurada e imprudente, que
deja de lado el enorme riesgo de las prácticas clandestinas, donde miles de
niñas y mujeres sin recursos mueren. Esto genera una fuerte discriminación
social que este diario no contempla, pues no olvidemos que el mismo va dirigido
a un lector con poder adquisitivo para someterse a la práctica del aborto en la
clandestinidad, sin riesgo sanitario. Nadie puede discutir que el aborto es
algo no deseable, pero la vida no puede ser fruto de una causalidad o una
resignación, sino de la voluntad y el amor. Pero trágicamente, La Nación
privilegia la tendencia católica apostólica romana, que en nombre de “la carne
y sangre” y el sin “pecado concebida”, cometió los más infames, delirantes,
fanáticos y patológicos genocidios que la humanidad supo consentir durante dos
mil años, persiguiendo al diferente, al que intentaba ser simplemente un
individuo autodeterminante, con ideas e ideales; condenándolo a las torturas y
muertes más tremendas que la humanidad en su triste historia pudo experimentar;
transitando una edad media, baja y alta, donde la “peste negra” aniquiló más
seres […]
El diario
argentino La Nación, en su crítica grosera a la despenalización del aborto en
Uruguay, afirmó “Uruguay privilegió la muerte”; denuncia apresurada e
imprudente, que deja de lado el enorme riesgo de las prácticas clandestinas,
donde miles de niñas y mujeres sin recursos mueren. Esto genera una fuerte
discriminación social que este diario no contempla, pues no olvidemos que el
mismo va dirigido a un lector con poder adquisitivo para someterse a la práctica
del aborto en la clandestinidad, sin riesgo sanitario.
Nadie puede
discutir que el aborto es algo no deseable, pero la vida no puede ser fruto de
una causalidad o una resignación, sino de la voluntad y el amor.
Pero
trágicamente, La Nación privilegia la tendencia católica apostólica romana, que
en nombre de “la carne y sangre” y el sin “pecado concebida”, cometió los más
infames, delirantes, fanáticos y patológicos genocidios que la humanidad supo
consentir durante dos mil años, persiguiendo al diferente, al que intentaba ser
simplemente un individuo autodeterminante, con ideas e ideales; condenándolo a
las torturas y muertes más tremendas que la humanidad en su triste historia
pudo experimentar; transitando una edad media, baja y alta, donde la “peste negra”
aniquiló más seres humanos que toda la modernidad, por las prácticas del
catolicismo y su oscurantismo, preñado en claustros y mentes enfermas, que
apostaban a la muerte y a la desolación.
Según pasaron
los años, llegó la Santa Inquisición, donde mentes brillantes fueron apagadas y
las comunidades originarias de América aniquiladas en nombre de Dios.
“Retroceso” de
la República de Uruguay, vocifera La Nación. ¿Retroceso? Lo dice el más
retrógrado medio monopólico que, desde su fundación por Bartolomé Mitre, un
personaje para el olvido, hace un siglo y medio, penetró en la piel de una
sociedad congelada en los desgastados niveles de la fama y el éxito ¿social?, a
un elevado costo de estupidización, devenida en crear tendencias de todo tipo y
negarse sistemáticamente a poner en juego valores perimidos. ¿Retroceso?,
cuando un tal Macri, un “medio pelo” en versión Jauretche o “un grasita” en
versión Colombres-Landrú, proclama de manera irresponsable, desde sus páginas,
como invitado “Estrella” permanente de este medio gráfico, ser candidato a
presidente y adherir a un cacerolazo de toda la burguesía dolarizada argentina,
el 8 de noviembre, por la institucionalización y la libertad de prensa, que La
Nación cuando eran, junto con Clarín, los medios de prensa de la dictadura,
censuraban y censuran a quienes nos atrevemos a disentir y dar espacio a una
opinión sin filtros.
Libertad de
prensa ausente en un mediocre diario que se opone a la implementación de una
Ley de Medios, en que quedarán limitados sus omnímodos poderes de dar lugar a
la frivolidad, a lo ligero y leve, que tanto agrada al lector del diario,
insípido y homogéneo. El “pertenecer”, que subliminalmente propone y seduce a
la snob y estúpida sociedad de neos y paleo burguesías, hoy peronistas, que ven
coronadas sus vidas rutinarias en las necrológicas de tan emblemático diario
“careta”, en el final de sus vidas controladas.
Manifiesto mi
enfático rechazo a lo manifestado en La Nación, medio donde han escrito acerca
de mi obra y mi persona, trascendentes intelectuales argentinos, que adherían a
la despenalización del aborto, como López Anaya, Hermes Villordo, Mazzei,
Silvina Bullrich, Eduardo Tarnassi y otros, en tiempos en que la sección
cultural, hoy en estado ruinoso, daba sentido a este diario. Mis palabras, que
intentan decir bien lo que desean decir, no están nutridas de sensaciones
ajenas a mi ser. He sabido renunciar y elegir un camino, el camino de mi vida,
en el que transito desde siempre en libertad y verdad.
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