sábado, 15 de septiembre de 2012

EN LA OTRA CARA DE LA CRISIS: LOS NUEVOS POBRES



EN LA OTRA CARA DE LA CRISIS: LOS NUEVOS POBRES

CRISTINA COVO GOMEZ
  
          En estos tiempos de inestabilidad, donde se sufre la confusión lógica que traen los actuales recortes, empiezan a surgir en la sociedad fenómenos relacionados con la impotencia por parte de las famitas para hacer frente a la crítica situación que se les viene planteando.

   Si pudiéramos invertir el orden del sistema, es decir, obtener comida libremente o acceder gratuitamente a la sanidad y la educación, probablemente todo el mundo estaría dispuesto a ceder ante los ajustes que se nos vienen aplicando.

  Nos encontramos ante el perfil de una persona sin recursos, o que teniendo cierta entrada no es capaz de hacer frente a los gastos corrientes de la vida: son los nuevos pobres, personas que tienen que enfrentarse al dilema de escoger entre el pago de una hipoteca o la propia manutención, entre la comida de sus hijos o la compra de libros y material escolar.

  Caritas ha dado su voz de alarma en diversas ocasiones, planteando en este tipo de situaciones, los peligros de la crisis y el modo en que ésta se viene abordando. Si bien en la década de los ochenta la persona que solicitaba ayuda a este tipo de instituciones y servicios, respondía al tipo de un parado de larga duración mayor de cuarenta y cinco años, ahora el abanico además se amplia a jóvenes sin trabajo, inmigrantes, amas de casa con familiares a su cargo y divorciados.

  El Estado ha dejado de comprometerse con el ciudadano en muchísimos aspectos: recortes en sanidad, política social, personas en situación de dependencia y educación, supone un retroceso que se traduce en caras y, nombres, personas reales que se debaten, por ejemplo, entre cuidar por cuenta propia un familiar gravemente enfermo o abandonar su puesto de trabajo, con el consiguiente peligro de perder el mismo. La supresión de este tipo de apoyos saca ala luz las muchas necesidades que se nos pueden plantear, problemas que no se pueden afrontar si no es con la consideración que cada caso particular merece, que sigue estrechamente encadenado a la realidad de los hogares.

 

Como en un juego de naipes, cada carta ha ido cayendo por el peso de la anterior, y así, sucesivamente, se va destruyendo la baraja.

      Los colectivos alzan su voz en busca de mayor comprensión, se crean plataformas para paliar todo tipo de cuestiones, también desde los distritos y asociaciones vecinales se promueve otro tipo de alternativas que permitan que todos tengamos acceso a recibir la cobertura en función del grado de necesidad, todo ello desde el espíritu más solidario de cooperación y la conciencia colectiva deque no se puede desamparar a nadie ante el riesgo de exclusión social.

  Somos todos y cada uno de nosotros los que conformamos este tejido, todas y cada una de las piezas son las que componen el puzzle, y el puzzle de España cada vez está más desfragmentado, más desunido. Su sola imagen muestra la cara real de esta crisis, cuando el pobre comienza a ser más pobre y el rico algo más rico.
  


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