Eduardo Sanguinetti
Con inocultable placer manifiesto mi total adhesión a las palabras
pronunciadas por la presidenta Cristina Fernández, en la sede de las Naciones
Unidas el 25 de setiembre. De manera rotunda y brillante puso en tela de juicio
valores vetustos de un sistema que no admitía réplica de ningún tipo. El
discurso de la presidenta argentina fue la réplica, impecable e implacable, a
dicho sistema.
La palabra verdad, la aplico de manera rotunda al discurso de la
presidenta. Verdad, instancia que debería ser norma de vida, en libertad y
dignidad; verdad tan poco afecta al accionar del FMI, entidad a la que Cristina
Fernández dirigió estas palabras: “El FMI viene tratando de organizar la economía
desde los años 30 y no logra hacerlo (…) Mi país no es un cuadro de fútbol para
sacarle tarjeta roja”. Frases lanzadas, entre tantas otras, con un estilo
franco y espontáneo.
Verdad, palabra que se han acostumbrado a maltratar, a subestimarla de manera
abusiva los políticastros de ocasión, siempre tramando y conspirando, en ambas
márgenes del Plata, estos personeros del imperio, apoyados por las burguesías
oligarcas de cacerolas en mano. Políticos y ex presidentes unidos contra el
nuevo orden que va soldándose; políticos, delirantes megalómanos, que reciben
honores como ciudadanos ilustres de nuestras capitales, entregados por sus
crías, funcionarios de nuevo cuño, que conforman la “sociedad de los aplausos
mutuos”. Cuidado, pues estas aves de rapiña, de una historia degradada, pueden
aniquilar el milagro que se está gestando.
“Fuimos durante años conejillos del neoliberalismo”, manifestó la
presidenta; otra durísima verdad para los Estados líderes. Que la memoria
persista en semejante verdad.
“Mientras hablamos aquí, se está produciendo una represión contra los
Indignados (en Madrid) que se oponen a las políticas de ajuste del gobierno
español”, afirmó Fernández, manteniendo en el discurso una tensión de
actualidad de manera permanente.
“Hay que terminar con el doble estándar de violar las resoluciones de las
Naciones Unidas por el solo hecho de estar en el Consejo de Seguridad”, criticó
la jefa de Estado en relación a los privilegios de las naciones líderes que no
respetan los marcos legales. “Esto ya no es un problema bilateral, se ha
convertido en una cuestión global de terminar con los últimos vestigios de
colonialismo”, sentenció Cristina Fernández, refiriéndose a los reclamos al
Reino Unido por nuestras Malvinas.
Dejando en claro que jamás adherí al movimiento peronista, manifiesto
enfáticamente con certeza que la presidenta Cristina Fernández, en actitud y
aptitud, superó y trascendió al peronismo, en discurso, en práctica de la
verdad y en cualidades éticas que el peronismo, a mi humilde entender, jamás
tuvo.
El peronismo y su discurso sinuoso de “varias patas”, como Perón
alegremente y soberbiamente manifestaba, imitando en maneras y modos a la
Iglesia Católica Apostólica Romana, quedó anclado al pie de alguna página.
Todo hoy nos insta a un ensayo de entendimiento y acción, junto al
presidente del Uruguay, José Pepe Mujica, a quien propuse desde este medio como
candidato al Premio Nobel de la Paz, y a la presidenta de Argentina Cristina
Fernández, ante las exigencias del presente y de nuestro despliegue personal,
cual punto final a la ilusión del poder de las burguesías prostituidas.
No ignoro las dificultades que puedo enfrentar cuando, por ejemplo,
manifiesto que el vicepresidente en función Amado Boudou, debería tener la
grandeza y dignidad de tomarse unas vacaciones, hasta que se den por terminadas
las investigaciones que la Justicia está realizando acerca de sus presuntas
vinculaciones con algunos ilícitos.
Se impone, además, que deje de entonar canciones de mi querido amigo Luca
Prodan, que este artista compuso para otro tipo de personas. “Mejor no hablar
de ciertas cosas”.
Un inmenso saludo, mi hermano Eduardo Sanguinetti!
ResponderEliminarSolo tu corazón parece ser la luz de nuestro mundo contemporáneo.
Daniel Dragomirescu
Muy buena nota periodistica con conceptos honestos y sinceros los expresados por Eduardo. No es facil, en la actualidad ser tan claro, y preciso en el campo fluctuante y ondulante de la sociopolitica internacional.
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