EL REGRESO DE LOS MAGUENES.
Graciliana
Montelongo Amador.
Hace días que los podemos ver. Poco a
poco se van entonando. Son visibles a todos los caminantes. A todas las miradas
que perciben su presencia. Elegantes y
majestuosos se muestran tal como son. Los
hijos de la pitera, regresan. Limpios
de maldad, limpios de egoísmo.
También regresan los niños al colegio.
Cuando faltan pocos días, para comenzar
el nuevo curso escolar, me asaltan siempre tres preguntas: ¿Qué conocimientos
van a recibir? ¿Quién los va a impartir?
Da igual la edad del que recibe la enseñanza, da igual lo que elijan para
estudiar. Lo importante es que tanto el alumno como el profesor, estén
dispuestos a cumplir cada uno con su tarea…
En los primeros tres años de vida, se
educa, se forma, un nuevo ser humano. El éxito de tan delicada tarea, depende exclusivamente
de la familia (Pilar del mundo) De la clase
de seres, adultos, que lo rodean. Durante esta primordial etapa, el niño
absorbe todo lo que ve, todo lo que oye. Cuando se produce la integración en la
escuela, descubre otro mundo diferente. Otras
sensaciones, viscosas (la plastilina, entre otras…) olorosas y dolorosas.
Este año la incertidumbre lo abarca
todo o casi todo. Pero la vida sigue y estos chicos tienen que continuar
formándose. Hace muchos años que en Canarias la enseñanza, deja mucho que desear y no lo digo yo. Lo dicen los
resultados.
La palabra, Maestro, es significado de persona capacitada para enseñar, para transmitir unos conocimientos, para eso, ha
sido preparado. Y por lo cual recibe un salario. Pero qué pasa si la persona
que enseña, no tiene ganas de transmitir su sabiduría, para formar a los alumnos. Qué
pasa si el alumno no tiene ganas de estudiar…
Que el sistema se viene abajo.
Entonces se tienen que tomar medidas,
más severas (Para ambos casos) No podemos dejar que el problema siga siendo
cada vez mayor. Hace unos días leí una frase escrita por el hijo del admirado
novelista Alejandro Dumas (Un hombre que cultivó su educación de manera
autodidacta) que dice así: Quien lee sabe mucho, pero quien
observa sabe todavía más. Antes cuando la anterior E.G.B si en una clase suspendían más de cinco alumnos, se convocaba a los profesores
y se tomaban medidas para mejorar la situación. Hoy es al contrario, suspende
la mayoría y no pasa nada. Faltan profesores y no pasa nada. Faltan medios y no
pasa nada.
Pero ¿Tenemos o tienen
ganas, de corregir estos imperdonables errores? Esa es la tercera pregunta que llevo varios años haciendo
(Todavía no ha sido contestada, sigo esperando…) Y la palabra Maestro, para mí, es sinónimo de
respeto, para los que un día, me transmitieron conocimientos de mucho valor. Igual
que lo hacen ahora los Maguenes, al
regresar majestuosos, después de tanta sequía…
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