DESDE EL MERIDIANO CERO… HACIA EL PUTO MUNDO (II)
Colegio?... Cárcel?... Purgatorio?...
Ánghel Morales García
Venir de la libertad absoluta, para meterme en las paredes de una cárcel, fue toda una putada, pero no me quedó más remedio que pasar por el aro, porque el autoritarismo era total. El deporte me salvó de la tiranía eclesiástica del centro. Mi capacidad dentro del mundo del fútbol, la lucha canaria o el atletismo me concedió ciertos privilegios, pero así y todo fue una autentica tortura. Pasé de leer al Conde de Monte Cristo en lo alto de una barrica a leer delante de un micro a San Juan Bosco o Santo Domingo Sabio, pero esta cualidad mía me daba cierta ventaja hasta en la comida, pues me pasaban de los platos que comían los curas y no los asquerosos garbanzos con gorgojos que comían mis compañeros.
No obstante, de aquellos tiempos, adquirí cierta formación cultural en todas las materias. Como estudiar era memorizar y la naturaleza me dotó de esta cualidad, pues el peligro y los castigos que los suspensos producían a mí no me afectaban. Tuve una base para cuando salí del purgatorio permitirme hacer estudios de Artes Graficas y Periodismo, con lo cual pude buscarme la vida. Me hubiera gustado ser cosmonauta e incluso pasé las pruebas físicas, pero los idiomas siempre fueron mi asignatura pendiente y en la Ciudad de las Estrellas querían que uno pidiera socorro en varios idiomas. Que cabrones fueron los putos rusos, por mis maldiciones se desintegró la Unión Soviética. Chiquito favor les hice a los gringos.
En mi etapa con los curas tuve mis primeros conocimientos políticos. Allí tuve la oportunidad de que llegara a mis manos el Libro Blanco del MPAIAC de Antonio Cubillo y me hice independentista, y si bien nunca milité en este grupo de liberación nacional, sí aprendí cuál era mi país, mi nación y mi Estado, aunque los curas me intentaran enseñar lo contrario. Con el tiempo me he ido desencantando de la política, aunque sigo siendo independentista por dignidad. En una colonia no se puede ser sino independentista, lo demás es puro colaboracionismo con los secuestradores de la libertad, porque si triste es la explotación del hombre por el hombre, mucho mas triste es la explotación de un pueblo por otro pueblo.
De los curas solamente decir que hicieron de mí el perfecto ateo, cosa por las que les estaré eternamente agradecido.
En aquellos tiempos recuerdo que escribí algunas cosas, que por lógica fueron incluidas en uno de mis primeros libros que fue secuestrado: IDENTIDAD, y que me convirtió en un peligroso terrorista, que trajo como consecuencia persecuciones de todo tipo… pero como de estas cosas hablan otros, como Miguel Ángel Díaz Palarea en su novela LAS CUCAS, no me resulta ningún placer recordarlo, pero les dejo algo de estos versos, aunque acabaría antes con el grito de tres con las que saques y llevo blancas:
“Aprendí latín, como los otros, y la geografía entró con sangre por mis venas. Y aprendí a rezar, como los otros, y los caralsoles, como sangre, mancharon todo el patio del colegio”.
“Y los ojos me dolieron de mirar los rojigualdas que subían, de mañana, estropeando el blanco de los muros del colegio”.
“Y asistí, a la fuerza, a las clases de política y saludé, brazo en alto, al cantar, a los camaradas muertos por los camaradas de mi padre”.
“Y sotanas con maricas me enseñaron religión; y me pusieron de pie debajo de la campana”.
“De aquellos tiempos recuerdo crucifijos en las aulas y carotas en retratos, presidiendo las clases programadas”.
Los curas crearon el Club Joven 70 y allí tuve mis primeros contactos serios con la cultura, los Festivales de Canción Blanca de Primavera, donde presenté mis primeras canciones y canté desafinando algunos temas. Esta claro que la canción no era lo mío, pero seguí haciendo pinitos hasta la Transición, donde en la Semana ProAmnistía me convertí, sin quererlo, en la estrella del evento, porque los estrellados de la canción no querían dar la cara en contra de la injusta detención de muchos presos canarios. Mas, esto es harina de otro talego. En el Club editamos varias revistas como Nuevos Caminos o Envido 7, donde intentamos recoger como pequeñas esponjas algo de toda la libertad que se repartía en el mundo en la Década Prodigiosa. Paralelamente y no sé cómo, me vi escribiendo de deportes en una de las mas prestigiosas revistas de Canarias, la revista Sansofé. Me encargaron de las crónicas deportivas de los partidos de baloncesto y balonmano que se jugaban en la CiudadJuvenil de Santa Cruz de Tenerife. No recuerdo quién me dio esta oportunidad para dejarlo escrito en señal de agradecimiento, pero sí recuerdo quién me hizo mi primera entrevista casi a toda pagina en el periódico El Día. Fue ni más ni menos que Juanito Cruz, pero que conste que fue la primera y la última. En aquel Club Joven 70 había gente tan interesante como la desaparecida poetisa Dulce Marrero o Roberto Cabrera, y también Zenaido Hernández, que con el grupo Amén ganamos un festival de villancicos, pero el jodido cura no nos pagó nunca y eso que fuimos varias veces a cobrarle. Desde entonces desprecio la Navidad. No teníamos dinero ni para coger la guagua. Jodido cura de mierda. Al Capone con sotanas.
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