viernes, 1 de diciembre de 2023

MISTERIO

 

MISTERIO


José Rivero Vivas

__________________

 

Del libro inédito:

LETRAS DE

REFERENCIA

CANARIA

Distintas Fechas

Obra: E.24 (a.112)

José Rivero Vivas

Febrero de 2019

________________


José Rivero Vivas

NOTAS

Julio de 2013

_________________ 

Mi relación con El Toscal siempre ha sido fuerte, en el sentido soñador, por considerar que de vivir aquí tendría las cosas más a mano y mayor posibilidad de disfrutarlas.

De niño solía escaparme al cine. Venía con Felipe, un chico algo mayor, que hombre ya emigró a Brasil y no volvió. Al ser pequeño, me ponía de pie junto a él, en la guagua, y, al llegar el cobrador, decía:

-Este niño viene conmigo.

Lo que me salvaba de pagar el importe.

Mis visitas eran al Parque Recreativo, por su cercanía y módicos precios. Más tarde incluyeron el Cine Toscal, Royal Victoria, alguna vez, y luego Teatro San Martín. Sucesivamente fui transitando el Cine San Sebastián, Cine Moderno, Cine Avenida, menos; luego me arriesgué hasta Cine La Paz –lástima haber perdido la Plaza de este nombre-, Cinema Victoria y hasta Teatro Baudet.

Me interesaron siempre las figuras como Venanceo y otros, excluidos de este orbe, como aquellos Héroes sin Estatuas… de Enrique García Ramos.

 Por eso, de vuelta hace unos años, al encontrarme con un Santa Cruz casi desconocido, me surgió la necesidad de crear sus personajes, de leyenda no oficial, no pertenecientes al anecdotario de la ciudad, sino de auténtica inventiva, aunque sin expresa alusión a Dubliners, de James Joyce. De modo que, casi a una,  nacieron aquellos cuentos: De honda mesura, De apuros varios, publicados por Editorial Benchomo en un solo volumen, titulado Cuentos de Aliento Santacrucero.

Insatisfecho con la sucinta evocación, mi mente, excitada, corre en pos de Se va, Carmita, cantada por Jorge Sepúlveda, excelente intérprete de ¡Ay, Santa Cruz…!

Luego, en plácida modestia, rememoro:

“Andan diciendo, por la Recova,

que Carmita, la de El Toscal…”

Tuve un amigo, Enrique Martín, del otro lado de Santa Cruz, viviendo en calle Los Molinos. Nos conocimos en Bruselas, donde yo trabajaba ambulante en el Mercado, y él estudiaba, con beca de Bélgica, en Lovaina. Nos reuníamos con Leandro Perdomo, el escritor de Lanzarote, con quien formábamos peña: Amigos como Rafael y Bárbara, Anita y Carlos, y otras personas, de honda estima, cuyos nombres no alcanzo a precisar. Enrique fue quien primero me habló de Antonio Bermejo, de quien recibió clases de matemáticas; me contó también de su novela y la intriga que envuelve su aura.

Ya en Tenerife, vino a vivir en Méndez Núñez, cerca de San José, y, hacia 1972, creo, en vísperas de su casamiento, fue a entrevistarse con don Jesús, Párroco, quien requirió la presencia de un amigo, conocido por allá. Enrique salió corriendo a buscarme, que por entonces me hallaba en San Andrés.

Después de hablar un buen rato, se produjo un prolongado silencio, durante el cual nos examinó con mirada profunda. Al cabo, sentencioso, dijo:

-Espero que ustedes se hayan portado bien por esos mundos.

En seguida se despidió, y nos fuimos.

José Rivero Vivas

 Julio de 2013

________________

 

José Rivero Vivas

MISTERIO

Diciembre de 2007

_________________

El Toscal, para mí, sigue siendo un misterio, como sucede con cualquier cosa añorada.

Recuerdo, de niño, el campo de fútbol, hoy encogido en sí mismo. Cedida ayer la zona baja, en la propiedad de Pedro Hernández, dio paso a su parcela de Traslarena, por él también cedida, para construcción del cementerio. La otra parte fue a su vez cedida por Domingo Cabrera Cruz, escritor con sede en La Laguna.

Abierta entonces su cancha, áspera y pedregosa, a cuantos acudían a jugar, la llegada de los chicos de El Toscal, con equipos como el Oriente, y otros, de referencia ignorada actualmente, me insta a recobrar el entusiasmo despertado en torno a las diversas categorías: club adherido, segunda división y otras que no logro especificar.

Quizá por la cercanía, eran mayormente los chicos de El Toscal quienes acaparaban el máximo interés. Muchos jugaron en el equipo titular, como el mítico Sanfiel, y otras destacadas figuras de este deporte. Había asimismo quien aprovechaba la coyuntura para quedarse al baile; de forma que algunos se casaron con chicas del pueblo, formaron su hogar y establecieron, con sus hijos, un vínculo familiar de importancia mayor.

Aunque eran variados los equipos que iban en competición a San Andrés, El Toscal, con sus distintos representantes, era el barrio que ejercía gran influencia en mí, causa por la cual solía preguntarme: ¿Qué será? Y quedaba ensimismado, soñando la quimera forjada en mente que, pese a los años transcurridos y el haber transitado estas calles, pervive en mi ser con igual intensidad que antes, cual si el ansia de residir en el ámbito, haciendo mía su vibración, fuera anhelo no alcanzado en la porfía de vivir.

El Toscal no es un enclave marginal ni supone área extraña por cuanto pudiera catalogarse espacio urbano inadaptado a los tiempos. El Toscal es vida y plenitud; es un total compartido, como núcleo que se subdivide y multiplica y provee entidad a la ciudad de Santa Cruz. Por esta razón no debiera cambiar, sino mantener íntegra su efigie, de carácter inconveniente para la gran urbe que algún plan moderno proyecta en la fusión Santa Cruz-Laguna.

Cierto es que, la habitabilidad ha de adaptarse a los tiempos. Pero, no debería caerse en la tentación de edificar una Nueva York chiquita, como la Ameriquita que señala Aniano, protagonista de Márgara, al referirse a la modernidad del Boulevard y el vecino Centro Comercial.

Quizá fuera este sentimiento el que hizo que la historia de amor contada en la novela acabara localizada en este entorno que, en el cambio paulatinamente operado, refleja ante nosotros su futuro, enmarcado en inexorable vía de extinción.

Respecto de la novela en sí, cabe decir que el amor no se da ni llega a ser, causa por la cual es negado, como al principio, fiel a su esencia, rezaba su título, que Ediciones IDEA decidió dejar sólo en Márgara, como de mayor facilidad para ser memorizado.

Esta historia de amor negado enhebra, en torno a ella, una serie de eventos, que aparecen enmarcados en un conjunto de dificultades, surgidas como consecuencia del paro provocado por la reconversión, y otras acciones de gobierno, conducentes a la modernización de España, incluida Canarias, para dar curso al estado de libertad y bienestar que, al parecer, todos sin excepción gozamos.

Aniano, sin embargo, pertenece a la generación castigada, en su niñez, por el régimen surgido desde el instante de su asentamiento; luego, en su juventud, hubo de padecer la dureza durante sus años de emigración a Europa, y, por último, al alcanzar la madurez, en época de democracia, se siente apabullado por las disposiciones oficiales, conforme exige la norma a cumplir, para acceder a subsidio por desempleo, primero, y, en su defecto, como supuesta ayuda del Estado, solicitar en su momento la denominada pensión no contributiva. Más tarde, sin embargo, una vez satisfecho el mínimo de cotización estipulado, podría optar a una jubilación, de escasa holgura, pero al menos, de franca dignidad.

Ambas, empero, le son negadas, como el amor de Márgara, y, este hombre se ve en la necesidad de volver a salir al extranjero, para encontrarse con Jean Valjean, protagonista de Los Miserables, de Víctor Hugo, en auge su martirio nuevamente.

Así vemos que, la pobreza, emulando a la opuesta riqueza, presume asimismo de globalización, y emerge por doquier en un mundo envanecido de su avance y fulgor.

José Rivero Vivas

 Diciembre de 2007

__________________

   

MISTERIO

José Rivero Vivas

__________________

 

Del libro inédito:

LETRAS DE

REFERENCIA

CANARIA

Distintas Fechas

Obra: E.24 (a.112)

José Rivero Vivas

Febrero de 2019

________________

 

 

Tenerife

Islas Canarias

Noviembre de 2023

___________________ 

No hay comentarios:

Publicar un comentario