CANARIAS COMO LAS VEGAS: UN MACRO BURDEL
DE LUJO, VICIOS Y POBREZA.
ELOY CUADRA,
escritor y activista social.
¿Recuerdan aquel proyecto de 2012 que pretendía traer a Canarias un Eurovegas de la mano del magnate Sheldon Adelson, que apoyaban entre otros el Partido Popular y su ministro canario José Manuel Soria, y que también quería Clavijo (CC) para La Laguna cuando era alcalde? Al final ni populares ni nacionalistas vieron cumplido su sueño, el magnate debió pensárselo mejor, o tal vez no lo agasajaron como él esperaba. La cosa es que hoy, una década después, populares y nacionalistas vuelven a estar en el gobierno, y por las políticas que plantean puede que no haga falta aprobar un macroproyecto del tipo Eurovegas, cuando Canarias entera va camino de convertirse en un gran casino, un macroburdel de vicio, lujo, fiesta y corrupción al estilo de Las Vegas.
Quizá esta
proyección que les hago les pueda parecer alarmista y exagerada, y ojalá me
equivoque, pero también nos llamaron alarmistas y exagerados, y cosas peores,
cuando avisamos de que el alquiler vacacional sería un gran problema para el
acceso a la vivienda en Canarias, mientras la mayoría lo llamaban
"economía colaborativa" y otras maravillas. Ahora van con una
normativa para regularlo, pero igual llegan tarde, porque el daño ya está hecho
y el sistema implantado. Pero volvamos, volvamos a la comparativa de marras,
vayámonos a Las Vegas, para ver lo que es y comprobar si se le parece o no a la
Canarias actual, y a la que viene. Y espero que se queden a leer hasta el
final, porque son muchas las similitudes que compartimos con los del desierto
de Nevada.
Empezamos con datos
macro, de dónde Las Vegas con más de 600.000 habitantes, va camino de cifras
récord en llegada de turistas este 2023, rondando los 60 millones de turistas.
Casualidad, también Canarias va a batir este año el récord de llegada de
turistas. En ambos casos no parece preocupar mucho a sus autoridades, y tanto
en Las Vegas como en Canarias se alegran y sacan pecho por ello. Luchar contra
el cambio climático, la sostenibilidad ambiental y todas esas cosas tan
políticamente correctas, por supuesto no cuentan en Las Vegas, -en Canarias
tampoco-. La ciudad que tanto gustaba a Elvis está entre las ciudades americanas
con peor calidad del aire, que ya es decir, porque allí pasan bastante de esos
indicadores medioambientales. Si hablamos de Canarias, es un territorio
insostenible medioambientalmente lo mires por donde lo mires, con un dato de un
estudio que circula por ahí que me parece demoledor: Canarias necesitaría un
territorio equivalente a 27 archipiélagos para producir todo lo que demanda en
recursos. ¡27 archipiélagos... agüita!
Otra coincidencia,
¡vaya hombre!, y es que el Estado de Nevada, donde se encuentra Las Vegas, es
uno de los nueve estados americanos donde no se paga el impuesto sobre la
renta. Sobra decir que Canarias tiene unos cuantos instrumentos fiscales (REF,
ZEC, RIC, IGIC) para que las empresas paguen poco o ningún impuesto. Y cómo en
Canarias, en Las Vegas también el clima es muy seco, con una media de 310 días
de sol al año, y poca o ninguna lluvia.
En cuanto a la
economía, lo más conocido de Las Vegas, "lo que pasa en Las Vegas se queda
en Las Vegas", y tienen fiesta, borracheras, casinos, sexo, drogas,
prostitución, mafias, bodas extravagantes, despedidas de soltero y todo lo que
tenga que ver con el desmadre, 24 horas al día, 7 días a la semana, durante
todo el año. Con esa oferta empresarial es normal que el empleo se centre
mayoritariamente en el sector servicios, hostelería, casinos y otros
relacionados, con sueldos más bajos que la media estadounidense por cierto,
dado que se trata en su mayoría de personal con baja cualificación. ¿Les suena
esto de la fiesta perpetua y los bajos salarios también en Canarias verdad?
Otra coincidencia
más -y ya llevamos unas cuantas- tiene que ver con la pobreza, y es que Las
Vegas, entre el despilfarro y el turismo, esconde en las catacumbas una ciudad
subterránea donde malviven sin lugar a dónde ir miles de personas, en una red
de túneles construidos hace décadas como desagüe para evitar inundaciones. En
Tenerife, Gran Canaria y Fuerteventura estas barriadas las vemos en los
extrarradios de las zonas turísticas, en cuevas, chabolas, edificios abandonados,
coches, furgonetas y tiendas de campaña, pero viene a ser casi lo mismo,
pobreza que se derrama grosera desde las barrigas de la opulencia. Una pobreza
que como en Canarias también llega a los niños, y si en Canarias casi el 50% de
los menores viven en situación de pobreza con los peores datos educativos del
país, el Estado de Nevada está entre los cinco de EEUU con mayor índice de
pobreza infantil y también de fracaso escolar.
Hasta aquí llega la
comparativa, ¿cómo se han quedado? Seguro que no esperaban descubrir tantos
parecidos. ¿Creen que a alguien en EEUU o en Nevada le preocupan las
desigualdades, la pobreza, el vicio, la contaminación o el alto consumo de
drogas de Las Vegas? En absoluto, porque Las Vegas es una auténtica máquina de
fabricar dinero para los que tienen negocios allí, y es al mismo tiempo el
paraíso del vicio al que todo americano aspira a ir al menos una vez en la
vida, para desfasar y hacer todo lo que no haría nunca en su ciudad de origen.
Y así, Canarias es para muchos ingleses, alemanes y turistas de toda Europa
algo parecido a Las Vegas, territorio de desmadre y juerga sin fin, aunque más
barato y más cerca, además de ser también una mina de manar dinero, donde cada
año aumentan los millonarios a la par que los pobres. Y acabamos haciendo a los
canarios la misma pregunta: ¿creen que a alguien en Canarias, en la Península o
en la Unión Europea le preocupa la desigualdad, la pobreza, la contaminación o
cualquier otro indicador catastrófico de los que tenemos por aquí? A los políticos
que mandan ya les digo yo que no les preocupa lo más mínimo, para empezar
porque ellos están en el lado rico, y quizá también porque en Europa necesitan
de otro lugar como Las Vegas, alejado de guerras, de fríos y de industrias,
donde venir a emborracharse, a perderse, a evadirse, a especular, a
enriquecerse, a explotar y a todo lo que se les ocurra, por poco dinero, a este
o al otro lado de la Ley.
¿No creen que si
hubieran querido mejorar las cosas en Canarias, hace años que habrían
implantado una moratoria turística, una ecotasa o una Ley de Residencia, y
habríamos evolucionado hacia un turismo de más calidad, más respetuoso con el
medio ambiente, del tipo de Hawaii, por ejemplo (el Archipiélago de Hawaii está
considerado uno de los mejores lugares del
mundo para vivir, con excelentes indicadores en factores ambientales,
baja criminalidad, educación, calidad de vida y longevidad ), y habrían
legislado en favor del derecho a la vivienda, de la sanidad, de la educación,
del desarrollo del sector primario o del acceso a los alimentos, y no seríamos
un paraíso fiscal? Pero claro, para esto necesitaríamos unos responsables
políticos más valientes y que amaran más a su tierra y a su gente que a su
bolsillo, y por desgracia no los tenemos, de momento, en Canarias, ni me suena
que haya habido muchos, y me da que ya viene siendo un poco tarde porque el
sistema lo tienen montado y bien montado. Porque, en última instancia,
necesitaríamos al menos a una ciudadanía que se diera cuenta de lo que está
pasando y le preocupara un poco el devenir del Archipiélago, una población
canaria que quisiera hacer de las Islas una
Hawaii, verde, sostenible, un paraíso de verdad, y no una Las Vegas o un
Bangkok, pero es evidente que eso tampoco lo tenemos. Así que vayan preparándose,
queridos lectores, para una Canarias con más turistas, más insostenible, más
corrupta, más salvaje y desigual para los próximos años, porque en el fondo es
lo que queremos, por acción o por omisión.
Eloy Cuadra,
escritor y activista social.
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