EL SUEÑO VA SOBRE EL
TIEMPO FLOTANDO COMO UN VELERO
MAITÉ CAMPILLO
Sobre la misma columna abrazados sueño y tiempo
Aquél día en mes de diciembre del año 1990 ocurrió el secuestro de la Cibeles, ultrajada por el robo como norma ahí ajustado no más que por oscuros derechos de pernada, contra la cabalgadura de la última década del siglo a forma de seguir adulterando el compás de las conquistas por la libertad roja y republicana como la Cibeles, en contrapunto al Banco de España descomponiendo por orden de la Casa Blanca, Pentágono y CIA, el alumbramiento del nuevo siglo que estar estaba ya en camino sobre el arrabal, flotando como un velero lorquiano al grito agitador de la Cibeles ¡¡Nadie puede abrir semillas en el corazón del sueño!! Tiempo, el gran agitador de sus días, ¿que son 241 años de vida en la historia en simbología escultórica fuente y manantial en construcción? Un quinquenio tardó de 1777 a 1782 y un día de celebración y admiración rondando por las calles en alusión y es que el sueño va sobre el tiempo hundido hasta los cabellos. Sustraída por rufianes de acomodo, banderilleros del sueño y la libertad contra la emancipación de la mujer agarrada a los leones dando paso al viento en libertad,
la estocada fue
de lleno a atacar su derecho de existencia a pensar y decidir si en otras manos
quiere o no estar o si sentada en su carroza libre de ataduras, dirigiendo las
riendas de su futuro vilipendiado, pues ni modo de averiguar si ser fue
sustraída si desaparecida si encarcelada y sustituida por otra de pega, que ser
no es la misma pues mujer de tales riendas ya quisiera, pero el birlibirloque
se mostró no solo ladrón sino asesino y trampero mostrándola como
muñeca intachable a sus juegos malabaristas presentándola tal si fuera real,
pues las gentes la vieron y ni se inmutaron pareciera que fuera tal cual y no
como si de un robot más a su servicio, soy consciente de las flores y banderas
en marcha de duelo pero ya ustedes saben como aterrizan las invisibles
misteriosas nubes a la colonización de la mujer así a la ligera y de cualquier
modo, como si una fuera un saco de papas isleñas (papa bonita) sin miramiento
ni respeto a la pesca de sus intereses ni a ella ni a su carroza dueña de su
trotar y más que en alarma social, terminaron los tentáculos en ley
rompecabezas contra la sociedad, asentando la ciencia caprichosa a medida del
patrón tras su desaparición como anunciación de los angelitos de Antonio Machín
en un kili-kolo mentiroso e impostor, acusando a la víctima y no al ladrón de
corbata y pantalón, y a lo peor todavía contra las que no se fían ¡Ay!,
Carmela, donde estabas sino entre nosotras renegando del vasallaje lanzadas al
abordaje en su defensa exigiendo castigo a los culpables que por igual utilizan
el insulto como un aborto acusándolas de locas callejeras, en quijotada de
carcajeo como si una pretendiera a lo Quijote reivindicar la desaparición de
Dulcinea, y no de la Cibeles, pues cuando los monstruos pululan tenebrosos
empeñan sus garras en descuartizar sitiando acorralar calles, vías y recodos,
ciudades, aldeas y pueblos sufren espasmos y acosados temblores y es necesario
volar a la estampida contra las garras que enturbian los aires, vayan a
atraparte o a desaparecer, bajo silencio carroñero, como a la Cibeles.
De ahí viene la rebelión de la diosa petrificada
contra la justicia injusta, del cambio sin personalidad propia por otra
antagónica a su original creación, y eso sí es grave, sin ni siquiera oler el
agravio del perfume que la acuarteló pues nadie notó el cambio constitucional,
pasando una vez más a la ilegalidad impuesta, donde a las desaparecidas en
combate los mazos de la ley ni ven ni cuentan como una más a su lista negra, ya
que quien dicta la ley hace la trampa y, ¡ay!, Carmela, las desaparecen así no más
desquebrajadas como el 8M presente, sobre el una de dos de sus funciones a
estraperlo, o lo mediatizan como sección femenina o lo liquidan como proletaria
contra la explotación, disolviendo su campamento en trinchera las nubes
tenebrosas a caballo sobre el uniforme invisible del golpe, ¡puf!, y
desaparecen a lo ancho y pancho de sus pasos como hicieron con la Cibeles, por
el mismo triangular, del mando superior por debajo de la diagonal principal que
palpita sobre la necia contracorriente, el que ser seamos aunque no lo seamos,
pues la condición de cuna y trato dado a las meninas de los borbones con sus
ejércitos de botones y botafumeiros episcopales no se elige ni se asume al
azahar de las orquestas del tercer Reich, sean neo o tradicionales (berdin da)
están a la par. Pero para el estado del bienestar social ¡TODAS! somos iguales
ante la ley, y también para los medios oficiales pues faltaría más y más y
mucho más ya que lo mismo da que da lo mismo ser que no ser una gran empresaria
que una esclava, rica que pobre, víctima que asesina, presa que carcelera si en
el fondo del entre fondo y más al fondo todas somos la misma hija de Dios, de
sus leyes vigentes al corre corre que te pillo su constitución por el fin del
objetivo que todo lo justifica por dar lo mismo, y por fin juntas y no
revueltas en los remolinos invisibles del golpe tras golpe tenemos un día de
nostras por nostras mismas -donde me riso y me carcajio- lagrimosa contra la
gratuidad de su victoria publicitaria en triunfo del feminismo, sin anarquismo
ni Durruti campeón de batallas antifascistas –¿ni
siquiera a lo Federica Montseny?– Mejor a la economía parlamentaria
de la ministra Nadia Calviño o la Botín del Banco Santander o a las arcas de
Letizia en el país de las maravillas o al fumando espero reír y cantar a lo
Sarita Montiel, Rocío Jurado y la folclórica Lola Flores; ni tampoco por dios
maría y josé, comunismo a lo Nadezhda Krúpskaya, ni siquiera
anticapitalismo sin militancia políticamente correcto del saber no estar y
triunfar gracias al gobierno feminista y es que ¡España, no hay más que una! Y
al fin y por fin juntas alzando el futuro transfiguradas en nosotras mismas
podremos gritar: aurrera beti!!! Pasear por las calles sin restricciones de
ningún tipo ni anomalía ni prohibiciones mientras la larga noche de la infamia
se pierde, y no ante el desprecio del olvido, sino ante el evolutivo y
civilizado aprecio premeditado forzando a degüello el mentado olvido:
Sobre la misma columna abrazados sueño y
tiempo, cruza el gemío del niño la lengua rota del viejo, y si
el sueño finge muros en la llanura del tiempo, el tiempo le hace
creer que nace en aquel momento
PD (en nombre de mujer)
En pie ante ellas y entre las ruinas de los bombardeos
del genocidio del General entre armas jugaron los niños y niñas y cada calle la
ganó la vida y cada vida la asedió la infamia y juntas y pobres y en llamas así
pagaban su jornada, el señor y la señora de su señor, dueños de las fábricas
del ayer y hoy que hace millonaria la ley de igualdad a las hijas Zara y
Botines entre otras tempestades al aguante de sus garras. Y la madre de mi
abuela y la madre de mi madre pobres como las armas de las guerrilleras
combatientes desaparecidas, ricas de corazón como la sangre de sus hijos e
hijas, una inmensa casa abierta al sol y a la lluvia, a la vida y a la lucha y
en sus caras la luz de mediodía reflejada en un millón de amapolas al reviente
de las zanjas en cal viva donde fue envuelto su talento y puesto de combate.
Maité Campillo (actriz y directora d` Teatro Indoamericano
Hatuey)
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