BUFONADA BRUTAL
Eduardo Sanguinetti, filósofo y poeta.
El ex presidente Mauricio Macri solicitó por decreto de necesidad y urgencia -sin mediar la aprobación del Congreso (representante de la voluntad del pueblo)-, un crédito al Fondo Monetario Internacional de 50 mil millones de dólares, el que le fue otorgado por dicho organismo transgrediendo sus propios estatutos.
Actualmente, el Estado argentino no puede pagar esta deuda tomada en beneficio ¿de quién?... ¿corresponde pagarla si el FMI ha delinquido soslayando su normativa interna?... Es preciso recordar, que quien ofició de mediadora, la entonces directora gerente del FMI, Christine Lagarde, actualmente ocupa el cargo de presidenta del Banco Central Europeo.
Los grupos de
presión dan idea acabada de la presencia de gobiernos invisibles en el paisaje
dinámico de Argentina y demás naciones del Tercer Mundo. Son entes de pesada
realidad que actúan al margen de los estatutos jurídicos de organización, pero
cuya sangre llena las arterias legales y desborda su energía en los
intersticios de la estructura jurídica, dándole sostén al fatalismo simulado,
que empuja la conducta de las comunidades en estado de indigencia, a la
práctica de la resignación.
El genio del Corán
será más benigno y útil que el espíritu de los Evangelios para apuntalar
injusticias o privilegios, montando las técnicas de conservar todo lo referente
al robo y la estafa en nuestras sociedades, por parte de quienes cumplen todas
las funciones directivas de gestión del espectro político y empresarial, tan
criminal en sus actos de dividir, confrontar e instalar vacuidad en el tiempo
que nos toca experimentar, con desesperación inocultable, de sentirse uno
invisible ante tanta desmesura en el trabajo de autopsia de existencias
carnales, condenadas al olvido.
Tengan lo que
tengan de válidas las explicaciones, es la verdad que en esa trama de
artificios traidores, es ese juego tramposo de los grupos de presión parciales
que aspiran a universalizar las soluciones para consuelo de su parcialidad, en
esas cretinas gestiones de opinión, en cuyo dialecto moral quiere decir
'beneficio', técnica de soborno y prepotencia en que se gastan las formaciones
asociativas de intereses de núcleo, han quedado sepultados los ideales
fundacionales de la Argentina.
Dentro de la casta
bestial de la política, se gestó la tragedia argentina... un encadenamiento de
estructuras metálicas todas buenas conductoras del fluido de la fatalidad. De
una a otra etapa de farsa institucionalizada, inalterables en sus fines de
enriquecimientos ilícitos y corrupciones consuetudinarias, perseveraron estos
buitres, bajo la misma consigna de dolor y fracaso para el destino popular,
sumado a la eliminación de una cultura y sus hacedores.
"Élite"
política, mantenida, con sueldos millonarios y honores de 'serviles al
imperio', por los dueños invisibles de la nación, dándose, además el lujo, de
interpretar en la escena mediática corporativista, la comedia de su
"heroísmo barroco"... reservándose, con el aval del poder real, el
derecho a envolver en su procaz lenguaje, desbordado y soez, el esqueleto de la
consigna, lacónica y ajena, de ese modo completando el crimen a 'ojos vista' de
un pueblo, sin ánimos para inventarse glorias, luego de largas jornadas de
fatiga y hambre, años espesos de miseria y postración, décadas turbias de
terror y angustia... todo asomándose juntos por la primera grieta.
La plasmación de
los valores que predicaba la democracia, solo son “sueños de libertad”,
guardados en la memoria de la historias, que jamás se han cristalizado en acto.
Ya no más
predicación de valores, lo que supone preferir lo sustancial y posponer lo
aleatorio. Para esta nueva democracia solo vale que el procedimiento sea
coincidente con el sistema de normas. La corrupción que pulula por todas partes
se produce cuando el sistema normativo cae en desuso. Nos hemos transformado en
sociedades anónimas… nos gobiernan gerentes, que obedecen a directores de
corporaciones fantasmas... repugnante ¿no?… pues este es el estado natural y
continuo que recibimos. Lo que resultaría más ingenuo sería elevar al terreno
del deseo justo lo que ya existe como realidad travestida de bufonada brutal.
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